Todos tenemos nuestro castillo de diamantes donde nos sentimos "como en casa", donde nos quieren, donde nos reconfortan, donde somos felices.
Pero que pasa si destuyen ese castillo, si ya no hay paz y amor sino odio y enojo. Si ese castillo que era un refugio se vuelve el causante de más problemas. De dónde salen tus peores monstruos.
Ese castillo que para muchos es un lugar o una persona, que significa luz, tranquilidad, calidez. Ese castillo que desmoronan poco a poco, pedaso a pedaso, astilla a astilla; donde cada una duele más y se clava en lo más profundo de tu ser, hiriéndote cada ves más.
Ese castillo lleno de grietas, de cristales faltantes, ese castillo que una ves fue el lugar más hermoso que existía y brillaba con un brillo que parecía mágico. Ahora solo cubierto por un miasma oscuro que lo hace ver más lúgubre de lo que ya aparenta.
Tratando de armarlo paso los días juntando sus cristales entre las sombras de mí ser, colocando pedazos de mí corazón para rellenar las grietas las cuales sus cristales tan profundos están que se fundieron en mi. Cuando logró ensamblarlo ¡zas! roto de nuevo.
Dejaré de intentar armarlo cuando ya no queden fragmentos de mí para repararlo o moriré en el intento de que ella pueda vivir en ese castillo que el destruye una y otra ves. Dejaré todo de mí en ese castillo hasta que ya nada quedé solo para que ella pueda estar bien y cuando yo me convierta en partes de ese hermoso castillo y el vuelva a destruir solo veré como llora y se rompe como tal y como yo lo hice. Mientras el se aleja sin remordimientos por lo que ni siquiera se imagina que perdió.