Libro de One Shots con los personajes del manga y anime Haikyuu.
En su mayoría los os se posicionan después del timeskip, lo que quiere decir que la mayoría de os contienen spoilers del manga.
Sin nada más qué decir... Espero que disfruten de su lec...
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—Apuesto a que sigue tan gruñón como siempre —se ríe Oikawa.
—Oh, cállate —Mina ríe—. Era porque tú agotabas su paciencia.
—Vamos, sabes que siempre fui un amor. Es más, debiste elegirme.
Mina rueda los ojos mientras bate la crema que le pondrá al pastel que será el postre de la cena. Sostiene el celular entre su hombro y su oreja, como un hábito.
—Pensé que no íbamos a tocar ese tema otra vez, Tōru —la chica sonríe.
—Bien, bien —él se rinde—. No puedo ni pensar en quitarle la novia a mi amigo. No cuando eres, literalmente, lo único que Iwa ha amado casi tanto como al deporte.
—No me ama tanto.
Sus palabras casi la destruyen. Sería una pena que Hajime no la amara así de tanto, porque en efecto, ella sí lo amaba a él con intensidad.
No, no sería una pena.
Eso la destruiría.
—Mina, no digas tonterías. Él realmente te ama —Oikawa bufa en el teléfono—. Estoy seguro de que si le dices que deberían terminar, él estaría destruido.
Mina a duras penas puede entender cómo es que terminó siendo novia de Iwaizumi, cuando en sus años de secundaria no veía eso posible ni en sus más locos sueños. Vivió cantando para él y soñando que su deseo podía volverse realidad.
No le veía nada de malo. Soñar era para todos.
Cuando Iwaizumi Hajime la eligió entre todas las chicas, y las sonrisas del chico serio empezaron a ser todas para ella, guardó cada una de ellas en lo más profundo de su memoria.
No en todas las vidas tu amor platónico te corresponde. Y Mina a duras penas podía entender qué hizo para que Hajime pusiera sus ojos sobre ella.
Y lo que se pregunta todavía: ¿Cómo es que la ama?
Mina, quien a duras penas, después de siete años, puede procesar el hecho de que está siendo amada por alguien genial, quien era su platónico en la secundaria.
Ella todavía cree que Iwaizumi Hajime no la amaba tanto.
—Ah, maldición —Mina deja a un lado el pastel a medio decorar mientras sostiene con fuerza el mármol del mesón de la cocina—. Están empezando otra vez.
Las inseguridades estaban en lo más profundo de su mente, vagaban hasta salir en el momento más vulnerable.
Iwaizumi entró al hogar que compartía con la muchacha a la hora de siempre, y la cena estaba lista. Pero algo estaba extrañamente silencioso.
