Boogie Man

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-¡Hay un gran hombre afuera vestido raro!

-¿Qué? ¡Thomas vuelve aquí!

Pero el pequeño ya había entrado corriendo de vuelta a la casa.

Fui a ver de quién se trataba y para mi sorpresa. Efectivamente era un hombre alto y vestido con ropas antiguas y elegantes.

-S-señor, ¿le puedo ayudar en algo?- dije acercándome con recelo a él.

El me miró fijamente. Y después miro hacia abajo con un gesto de ¿desilusión?

-No, ya me iba.

-¿Esta seguro?

-Sí. Disculpe las molestias.

Unas manos empezaron a enrollarse alrededor de mi pierna. Mire abajo. Era Thomas que lo miraba receloso.

-¿Es un fantasma?

-No.

-¿El hombre espanto?

El hombre se puso de cuclillas hasta llegar a la altura del pequeño.

-Tal vez. Boo.

Thomas se espantó.

-Thomas está bien. Ya basta.-dije dándole una mirada de advertencia.-Disculpé.-dije mirando al frente.

Pero ya se había ido.

-¿Lo ves? ¡Si era el hombre espanto!

-Thomas escucha.-dije de forma cautelosa cuando ya habíamos entrado a la casa.- No le comentes nada de esto a tu madre. ¿De acuerdo?

-¿Por qué?

-Por qué no tiene importancia.

(...)

-Gracias por cuidarlo Anavi. Eres un sol.

-De nada señora Toquer. No sé preocupe, es un buen niño.

Ella río agitando una mano.

-Oh vaya Thomas ¿Dónde quedan esos modales cuando estás en casa?

-Pero mamá.-dijo Thomas haciendo puchero.

Ambas reímos

(...)

-¿Volverás?-dijo una voz masculina.

-Claro, cielo.-dijo poniéndole una mano sobre la mejilla.-Solo necesito ir a ver a mi familia. Tengo un mal presentimiento es todo.

Se acercó aún más a él para unir sus labios.

-Te amo Blue Boy.

-Hmm.

Ella río.

-¿Melancólico?

-...

-¿Morph?

-...

-¿Amor?

Hizo una pequeña sonrisa.

Pegué mi mano al pecho de este mientras brindaba pequeñas caricias con los dedos. Estaba frío. Casi siempre lo estaba. Lo miro y fue como mirar el cielo oscuro con dos estrellas que se encontraban en dos orbes. Sus ojos resplandecían aun teniendo solo dos chispas que brillaban en la oscuridad.

-Estaba pensando en...

-¿En?

-Esta va a ser mi última noche. Estaré lejos por un tiempo.-decía mirando alternadamente entre abajo y sus ojos sin dejar de brindar caricias.

-Oh

El hombre la tomó de la cintura para besarla mientras ella me correspondía con añoranza.

(...)

Después de ahí todo se volvió como un torbellino y solo se mostraron pequeños fragmentos que volaban en la oscuridad del sueño.

Besos. Envueltos en sabanas de satín. Respiraciones mezcladas. Amor.

(...)

Anavi despertó sobresaltada.

Cuando se calmó más que extrañarle se le vino un sentimiento de añoro. Como si hubiera olvidado algo. Algo pesaba dentro de ella.

¿Qué es lo que olvidó?, ¿quiénes eran ellos?

Vio su teléfono para checar la hora 4:40 am.

Aún era de madrugada, aun le quedaba tiempo de descanso. Puso el teléfono en la mesita de noche y cerró los ojos de nuevo.

Ahora era ella la que caminaba por un gran pasillo adornado de cuadros y esculturas que se veían eran finas.

Las miraba detalladamente mientras vagaba por el pasillo.

Hasta que se encontró con una gran pintura en la que aparecía aquel hombre que había visto en el otro sueño.

Tenía la piel pálida y el cabello oscuro medio enmarañado, medio peinado con algunos mechones sueltos, pero no se veía mal incluso apostando por sus ropas debía de tener dinero. Nunca había visto tales telas en la vida real, pero apostaba eran finas.

-¿Señora?, ¿Es usted?

Una sombra salió del final de pasillo acercándose a ella. Cuando por fin fue completamente visible se dio cuenta que era un hombre sumamente alto aún más que el pálido, cuyo pelo era naranja y tenía anteojos. Todo él muy formal.

-¿Q-que?-dije confundida.-¿E-eres el mayordomo?

Este la miró incrédulo mientras recobraba la compostura y ajustaba su corbata con los ojos cerrados.

-Señora, ¿pero de qué está hablando? Soy yo Lucien, el bibliotecario.

Me confundí aún más y antes de decir nada se escuchó una voz acercándose.

-Está bien, Lucien. No recuerda nada.

Era el hombre del cuadro. Se veía aún más señorial en persona. Pero también imponía, me daba un poco de miedo.

-Pero amo ¿ni siquiera a usted?

-No, Lucien. Ni siquiera a mi.-dijo esto último viéndome seriamente casi como reprochándome.

Forget ✩ COMPLETA ✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora