La llegada al sueño

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Muerte estaba perpleja.

-Debió de haber pasado algo, no creo que ella lo quisiera de esa forma.-dijo meneando la cabeza.- te amaba, hermanito, lo podías ver en sus ojos aún en tus momentos de altivez, de hecho, un día le dije que le gustaba un poco la mala vida.-dijo sonriendo.-porque había escogido a un hombre muy difícil y no solo a un hombre si no al príncipe de los sueños mismo.

Morfeo sonrió melancólico.

-Creí que me podría quedar con ella hasta al final por no ser humana completamente, pero creo que los Eternos no estamos destinados al amor de esa forma. Ni mezclándonos con los humanos ni de ninguna otra forma.

Muerte se quedó en silencio pensativa.

-Vuélvela a despertar ahora y las noches siguientes, el corazón nunca olvida hermanito y menos el de un mortal como ella.

-Mitad.-corrigió.

-Mitad.

Muerte miró a su hermano con los ojos muy abiertos.

Este se asustó.

-¿Que ocurre, hermana?

-Habla con Hera.

-¿De que serviría?

-Ella es la diosa del matrimonio te podría ayudar.

-Dudo que así lo desee, pero supongo que lo haré.

-Solo ten cuidado con ella recuerda que es de naturaleza vengativa.

(...)

-¿Hola?

-Estoy aquí.

-Pensé que no volvería a soñar contigo.-dijo mirándolo.

-Si así lo deseas puedo traerte todas las noches aquí para que estés conmigo o podría...

-Por mí no habría problema.

-Perfecto.-dijo mirándola.-¿te gustaría ir conmigo al jardín?

-¿Tienes un jardín?

-Así es, de hecho, este fue porque tú me lo pediste porque según tú el sueño no tenía nada de naturaleza.

Ambos recorrimos los pasillos del sueño mientras algunos habitantes de ahí mismo nos miraban. Debo admitir que no sabía quiénes eran así que solo devolvía el saludo al azar.

Por fin llegamos. Morfeo abrió unas puertas de estilo gótico de par en par que dejaban ver un generoso terreno lleno de naturaleza, hierbas, árboles y plantas en inclusive animales.

-Hay cisnes.-dije mirándolo con ilusión.-Todo esto es muy hermoso.-dije corriendo hacia dentro mientras que el me seguía con calma y con los brazos cruzados.

-Los cisnes tienen pequeños collarcitos de perlas .-dije alzando a uno de cara frente a él.

-Tú los diseñaste para ellos. Cada uno tiene una gema de diferente color en donde terminan las perlas.-dijo sentado en una de las bancas que a apostar por cómo se veían parecían de mármol.

Después de estar algunos minutos viendo y jugando con los animales tome asiento junto a él.

No sabía si en el sueño pasaba el tiempo o no, pero era tan hermoso como la noche caía con tonos rojizos al final mientras que en primer plano lo veía a él. Con esos ojos oscuros con destello de luz en cada uno. Se fundía perfectamente en la noche y daba una vista melancólicamente exquisita.

Puso su mano en la mejilla del hombre de repente. Este se extrañó por tal movimiento, pero la tomó entre su mano y le depositó un beso.

-¿Al despertar te voy a recordar?

-No.

-Entonces me quiero quedar contigo aquí.

-¿A qué debo ese cambió?

-Tienes razón no recuerdo nada todavía pero el estar aquí contigo y después ya no recordarte en absoluto me despertó una especie de añoranza.-dijo confundida.-No sé si me explicó. Es como si mi subconsciente si te recordara.

Este sonrió de lado.

-Hmm.

-Aun no es tiempo.-dijo poniendo mi mano en su regazo mientras entrelaza a nuestros dedos.- Necesito encargarme de unas cosas antes y ver si eso está relacionado con tu falta de memoria.

Ella hizo un puchero.

-Está bien.-suspiro.

-Me asegurare de despertarte todas las noches.

Ella asintió y nos quedamos en silencio un par de minutos.

-¿Qué tal si ahora si me cuentas la historia de cómo nos conocimos y como llegué aquí?

-De acuerdo, pero voy a omitir unos detalles hasta que recuperes la memoria.-dijo mirándome.

Forget ✩ COMPLETA ✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora