Forget ✩ COMPLETA ✩

Conejito

Llegaste buscando mi rubí. Era para alguien que tú conocías y que te había mandado a buscarlo, esa persona sabía que contiene gran poder y hasta una parte de mi así que básicamente lo quería para llevarlo al mundo de la vigilia y que todos lo alabaran. Básicamente poder. Porque según él era un dios olvidado de aquí y los humanos lo iban a apreciar mejor, eso o lo haría a la fuerza.

Abrí los ojos.

-¿Yo quería ayudar a un loco como él?

-Tu no sabías todo lo que planeaba hacer. Abuso de tu confianza.

(...)

-Ya basta, dame el rubí.-dijo enojada.

-¿Por qué haría tal cosa?

-Él lo quiere, planea hacer buenas cosas con él. Dice que tú se lo robaste.

Morfeo alzó las cejas con impresión incrédula.

-El rubí ha sido parte de mi desde los primeros días. Mucho antes que tu o él nacieran.-dijo con tono altivo.-Si él se siente olvidado es su problema. La gloria nunca fue para todos y menos para él.

Anavi apretó los puños.

-Y además mandar a una half como tú en su representación, a pelear por lo que es según él es suyo. Qué vergüenza.

Anavi abrió los ojos y atinó a darle una bofetada, pero él fue más rápido y le tomó la mano con firmeza.

-¿Como te atreves? Abofetearme a mí. En mi propio reino.-dijo mientras su furia se hacía más fuerte.

La chica sintió un atisbo de miedo y se hizo para atrás tratando de zafar su mano del agarre del pálido.

-¿Qué?, ¿Es que ahora sientes miedo?-dijo erigiéndose un poco para llegar a la altura de la chica sin soltarla.

-No.-dijo como un animalito acorralado.

-A mí me parece que sí.

Esta lo miró con el ceño fruncido.

-Si me respondes una cosa tal vez muestre consideración y te deje ir sin daños. Lo que hiciste pasa los límites para un Eterno como yo así que estoy siendo bondadoso deberías de sentirte afortunada ¿eh, conejito?

-¡Ya basta suéltame!

-No.-dijo firme.-¿Como entraste aquí?

-No sé.

-Ah con que no sabes.-dijo soltando cada una de las palabras con burla mientras continuaba con su semblante serio.

-Déjame ir.-dijo evitando la mirada del pálido.

Cuando se enojaba su presencia se extendía y se hacía algo imponente.

Este finalmente soltó su mano. El ambiente se empezó a disipar de nuevo y ser normal.

-¿Sabes si quiera quien es el en verdad?

No contesto.

-Aléjate de él. Te sacaré de aquí. Puedes irte.-dijo dándose la vuelta.

-E-espera.

-¿Qué pasa, conejito?-dijo girando la cabeza viéndola burlón desde la diferencia de altura.

Ella miró para un lado con la mirada agachada.

-Me dijo que si no lo conseguía no me molestara en volver. No, no tengo a donde ir.

-Esto debe ser un chiste. Te metes no sé cómo en mi reino. ME TRATAS DE QUITAR MI RUBI. TE OSAS A LEVANTARME LA MANO Y AHORA ME PIDES ASILO.-dijo levantando la voz.- Oh humanidad. Te amo.-dijo casi riéndose.- debería darte asilo, pero en el calabozo del sueño. O en las celdas.-dijo levantando su mano para adornar sus palabras.- ¿Que te apetecería, conejito?

-Lo siento. Me das miedo.

Este la volvió a ver incrédulo. Esto era el colmo de los colmos.

Se pasó una mano por la cara.

-Lucien.

Apareció un alto pelirrojo con anteojos vestido formal.

-Señor.

-Prepara una habitación para la dama. Estaré en mis aposentos y haz venir a uno de los guardias que custodian las celdas. Necesito darles instrucciones, mi rubí ha estado visible para algunos ojos que no debería, mandaré a que lo guarden por un tiempo, solo por precaución.

-Enseguida, amo.

(...)

-Aun no entiendo cómo nos pudimos enamorar después de eso.-dije atónita.

-Bueno, el tiempo pasó y tú te quedaste aquí.

-¿Quién era al que buscaba ayudar?

-Quizás cuando recuperes tu memoria lo recuerdes.

Asentí.

-Aun tienes el rubí.-dije viendo la piedra preciosa escarlata que colgaba de su cuello.

-Así es.

-Te queda bien, es decir lo sabes llevar.

Este hizo un atisbo de sonrisa y se acercó a mí. Podía sentir su respiración.

Sonreí.

-¿Pasa algo?

-Si.-dije en bajito.-tu respiración me hace cosquillas.-dije recargando una mano en su pecho .

Morfeo termino de romper toda distancia entre nosotros para unir sus labios con los míos.