09. La nota💌

3.2K 159 2
                                    

Capítulo nueve.

Lea.

—¿No te alegra verme?— pregunta, mientras me abraza efusivamente.

—Ehhh... sí... sí, claro que me alegra— y no puedo estar más jodida.

—Emmm... es mejor que Casandra y yo los dejemos solos— exclama mi madre, mientras se levanta de la cama.

—Gracias, suegra— mi madre asiente ante el agradecimiento de Jonathan, y empieza a caminar hacia la puerta.

—Emmm... Lea, cuando tengas tiempo, ve a la habitación de Luz, te estaré esperando para decirte algo— asiento, y ellas se van, cerrando la puerta.

—Yo... te extrañé tanto— dice, mientras me acaricia el cabello.

—Y-Yo también— él acerca su rostro más al mío, y me besa como lo hacíamos todas las noches en el jardín de mi anterior casa.

Jonathan...

El chico que siempre ha estado ahí... amándome y protegiéndome.

Sus labios aún se sienten igual de dulce como antes...

Su sincronía sigue siendo la misma que nos envolvía siempre...

Sus besos me hacen sentir que estoy nuevamente en mi hogar...

Pero... algo nos falta.

El beso termina cuando decido parar de besarlo y dedicarle una sonrisa.

—¿Qué pasa?— me pregunta confuso.

—N-No es nada, déjame mostrarte mi... Emmm... mi habitación— me levanto de la cama, y ​​él me imita.

—Ya la vi— susurra en mi oído, mientras toma mi cintura y me pega a él.

La saliva baja pesada por mi garganta. —¿Qué pasa? ¿Qué tienes, eh?— me pregunta, mientras se inclina para besarme, pero yo alejo mi rostro.

Después de unos microsegundos, lo beso para que no sospeche nada, pero el beso se esfuma en menos de treinta segundos.

Camino hacia mi escritorio, y él se acuesta en mi cama. —Oye, Lea— exclama, mientras mira el techo.

—¿Si?— le pregunto para que proceda a decirme.

—¿Quién es ese chico, eh?— me pregunta con confusión.

—¿Qué chico?— le pregunto.

—El chico con el que me tope antes de llegar a tu casa. Le pregunté donde quedaba y le dije que era tu novio. Rápidamente, sacó un plumón de su mochila y una hoja, cortó un pedazo y me dijo que te la diera.

—¿Cómo es ese chico?— le pregunto con nerviosismo.

—Es alto, de piel pálida, cabello oscuro, sus ojos son negros, y me dijo que era tu vecino.

Mierda.

Me levanto rápidamente de mi silla, y camino hacia él. —¿Me puedes dar la nota, por favor?— este se levanta y me da la nota.

Es un pequeño pedazo de papel, el cual abro rápidamente y leo.

Elfa pervertida, te portas muy mal.

—Dice "Elfa pervertida", Lea— se acerca hacia mí. —¿Me puedes explicar por qué dice eso?.

—¿T-Tú por qué la abriste?— le pregunto.

—¿Un chico le envía una nota a mi novia, y se supone que me quedaré esperando a que me digas qué decía esa nota?— pregunta haciendo énfasis en las palabras "Mi novia".

—No... eso no es excusa, eso es— me interrumpe.

—Ese juego era de nosotros, Lea...— exclama enojado. —Enviarnos notas, pero... lo más importante no es que te haya enviado la nota, lo más importante es lo que dice.

—Yo... solo me estaba molestando, aquí... algunos chicos son unos patanes y— me interrumpe.

—Pues él me dejó dicho que llevaban una muy buena relación— hace énfasis en "muy". —Y... no creo que sea un patán contigo; porque para que sepa algo tan personal como que eres una "pervertida"... digo, no es como que— es interrumpido cuando la puerta se abre lentamente.

—Jonathan, chico!— mi padre se acerca a él y lo abraza con algunas palmadas en la espalda.

—Señor Leo— saluda Jonathan con la misma alegría con la que le saludó mi padre.

Siempre se han llevado tan bien que mi padre nunca para de decirme lo bueno que es y cuánto debería valorarlo.

Además de lo atractivo y fuerte que se ve el sujeto.

—Ese hermoso cabello rizado nunca dejará de crecer— mi padre ríe, mientras despeina su cabello de manera juguetona.

—Si— suelta una risa. —¿Se quedará aquí un almorzar?.

—Me quedaré aquí, no tengo trabajo en la empresa— suelta una carcajada. —De vez en cuando tengo mis días libres, ya sabes...— le da con su coro en el hombro de marra juguetona. —Así que tenemos mucho de qué hablar, chico, ¿Estás ocupado ahora?.

—Emmm... hablaré con Lea luego, ahora necesito sus consejos— dice mientras me echa un pronto vistazo.

Ambos empiezan a caminar hacia fuera de mi habitación, pero antes de que se vayan, hablo. —Y Lea no existe, papá— digo haciendo énfasis en la palabra "papá".

Siempre he sentido que desde que conocí a Jonathan, lo quiere más a él que a mí.

Mi padre ríe, y se voltea hacia mí. —Hola, Lea— dice antes de irse rápidamente de mi habitación.

—Debió decir "Adiós, Lea"— digo para mí mismo, mientras suspiro.

Jonathan...

Iván...

Mi locura consumiéndose con ambos torturándome mentalmente.

La puerta se abre lentamente, y Casandra entra dedicándome una mirada de sorpresa.

—No me había dicho que era tan guapo— río ante su comentario. —No, en serio... su cabello— suelta un grito de emoción, mientras se deja caer en la cama.

—Es muy lindo, lo primero que me conquistó de él fueron sus ojos.

—No, es que su tono de piel resalta tanto sus ojos claros, es que... Dios...

Le dedico una mirada helada a Casandra y esta se reintegra, mientras se avalara la garganta.

—¿Irás a lo de Lucas?— me pregunta. —Es en el parque, puedes ir con Jonathan... Además, todos los de la clase estaremos allí celebrando con el chico, el que haya ganado aquellas olimpiadas tan difíciles.

—Lo sé— suspiro. —Necesito hablar con Iván, pero no quiero que Jonathan sospeche nada, así que creo que esa celebración es la oportunidad perfecta.

—¿Hablar con el chico que está empezando a atraerte, mientras estás con tu novio? ¿Todos en el mismo lugar?, creo que eso es demasiado arriesgado, Lea—susurra.

—Lo sé, pero necesito hablar con él...

𝐔𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐀𝐃𝐎 𝐕𝐄𝐂𝐈𝐍𝐎 ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora