10. El accidente🤕

3.5K 194 0
                                        

Capítulo diez.

Lea.

Llegamos a la fiesta, nuestros atuendos son casuales, mientras nos tomamos de la mano con seguridad.

Caminamos hacia donde están los chicos, algunos están sentados en una mesa, otros comen y ríen, mientras algunos bailan al ritmo de la música bajita.

El aire fresco choca contra nuestras caras, mientras nos acercamos cada vez más.

Y lo veo... Iván... y una rubia encima de él.

Ambos saludamos a Casandra y a algunos conocidos que he conocido hasta ahora.

Y mi mirara para en él, en aquel chico de ojos oscuros que me mira con frialdad, mirada que ignoro completamente.

—Espérame aquí, buscaré algunas bebidas para nosotros— exclamo, mientras acaricio su rostro rápidamente.

—Y-Yo iré— exclama rápidamente.

—Tranquilo, sé que eres tímido— le guiño el ojo, y camino hacia la pequeña mesita donde se encuentran algunas bebidas, y tomo dos.

Siento como alguien me agarra el brazo con unas manos grandes y pesadas.

—¿Qué diablos haces, Lea? ¿Aún no terminas con ese moreno? ¿Cuál es tu maldito juego? ¿Eh?— me pregunta enojado.

—¿Has bebido demasiado esta noche? ¿O es que eres demasiado descarado por naturaleza? ¿Cómo te atreves a reclamarme cuando tú tienes a esa chica encima de ti como si de un trofeo se tratase?— le contra pregunto con enojo.

—Tú fuiste la que iniciaste cuando te metiste con él.

—No me metí con él, él era mi todo mucho antes de conocerte. Además, si se trata de quién inició primero, entonces tú serías el ganador. ¿Crees que no me han dicho lo mujeriego que eres?— me dedica una mirada helada, mientras sostiene mi cintura y me acerca a él.

—Era— exclama haciendo énfasis. —Ahora soy yo, Lea, ahora solo importamos nosotros, así que... olvídate de ese chico o— lo interrumpo.

—¿O qué? ¿Crees que lo dejaré cuando ya me demostraste que no pierdes el tiempo para nada?— le pregunto con ironía antes de soltar una risa sin gracia.

—Yo dejo todo, y tú dejas todo, así es Lea. Si quieres que esta atracción se convierta en conexión, debes arriesgarlo todo por un desconocido que no sale de tu cabeza.

—¿Qué te hace pensar que no sales de mi cabeza?.

—No lo sé, Elfa... No lo sé, quizás fue la manera perversa en la que mirabas como me tocaba, o cuando te vi teniendo imaginaciones lujuriosas conmigo, o quizás fue esa vez que no íbamos a besar en la pequeña casa de nuestro jardín, no sé qué es lo que me hace pensar que no salgo de tu cabeza.

—Quizás sea porque soy yo quien no sale de tu cabeza, presumido— escupo. —Y no, no estaba teniendo imaginaciones lujuriosas contigo— miento.

—¿Ah, si?— pregunta, mientras acerca su rostro más al mío, y empieza a levantarme lentamente.

Estoy a punto de hablar nuevamente, cuando soy interrumpida por una voz que en este momento no quería escuchar para nada.

—Lea— exclama con frialdad. —Ahí no es que están las bebidas.

—Jonathan, yo— me interrumpe.

—Ya dime quién es ese idiota, ¿Solo bastó un poco de distancia para que me traicionaras?— me pregunta enojado.

Iván me baja rápidamente y se acerca a él de manera amenazadora. —¿Cómo me dijiste?.

—Te dije idiota. Y ahora quiero que me digas por qué intentas seducir a mi novia— me pongo en medio de los dos.

—Por favor no discutan— les pido. —Jonathan, él es mi vecino, y tú eres mi novio, no hay nada que discutir, y nosotros nos vamos— sigo entrelazando mis manos con las de él, y dejando a Iván solo.

—Hey, Iván, te reto a que te bebas esto hasta el fondo— es lo último que escucho antes de que nos vayamos de ese lugar completamente.

—¿Lea quién es él? ¿Por qué estaban tan cerca? Dime la verdad, por favor, ¿Me fuiste infiel?— me pregunta, mientras caminamos hacia la mesa donde está Casandra con Íker y Steve.

—¡Claro que no, chico!— respondo antes de que nos sentemos en la mesa.

—Lea— Íker se levanta de su silla, y se acerca hacia mí.

—Hola, Íker— lo saludo. —Él es mi novio, Jonathan.

—Hola— ambos se estrechan la mano, y Jonathan responde su saludo con una sonrisa.

—¿Lea, podemos hablar?— me pregunta Íker, yo asiento y me voy con él después de dedicarle una última amnistía a Jonathan, quien me miró con cara de "¿Y ahora?".

Íker y yo caminamos hacia un lugar donde no hay tantas personas, y él habla. —¿Luz está bien?— me pregunta con preocupación.

—Claro, ¿Por qué preguntas eso?— le pregunto confundida.

Ellos hablando todos los días a cada minuto.

—Últimamente, no responde mis mensajes— suelta un suspiro. —¿Puedes decirle algo por mí?— me pregunta tímidamente.

—Claro, dice y yo se lo hago saber— le digo con una sonrisa.

—Dile que yo estoy dispuesto a darlo todo para que intentemos ser todo— exclama con un brillo en sus ojos.

A este chico sí que le gusta Luz.

Un olor a alcohol invade mis fosas nasales, logrando sacarme rápidamente de mis pensamientos.

—Vámonos— le dice Iván a Íker, mientras toca su hombro y hace como si yo no existiera.

Íker me dedica una mirada de disculpas. —Tengo que irme— asiento, mientras le dedico una mirada a Iván, mirada que ignora olímpicamente. Y todos empezamos a alejarnos, cada quien tomando su propio camino.

***

—¿Te gustó?— le pregunto, mientras caminamos hacia mi casa.

—Ehhh... las vibras son muy diferentes aquí, pero... se siente bien— sonrío, estoy a punto de contestar cuando choco contra alguien.

—¿Vecino?— le pregunto al padre de Iván, quien tiene una mirada preocupada.

—Disculpa, muchacha, no tengo tiempo— al verlo en pijama corriendo, no puedo evitar preguntar.

—¿Qué pasa?— pregunto rápidamente.

—Mis hijos tuvieron un accidente...

𝐔𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐀𝐃𝐎 𝐕𝐄𝐂𝐈𝐍𝐎 ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora