Capítulo doce.
Lea.
—Jonathan, yo— me interrumpe.
—Lea, tranquila, solo dime, ¿Tengo que esperar a que termines de despedirte de tu amigo, o a que termines de besarte con este tipo?— me pregunta enojado.
—Jonathan, yo... no quise hacer esto— no puedo evitar que algunas lágrimas se acumulen en mis ojos.
A pesar de todo, esto se trata de Jonathan, el chico del que me enamoré cuando empezó mi pubertad, el que estuvo ahí siempre para mí, mi mejor amigo... mi novio.
—Tres años de noviazgo para que todo termine en tres semanas de distancia— suelta una carcajada sin gracia. —Es irónico, ¿No?.
—Yo soy quien ha seducido a Lea, ella nunca quiso serte infiel— exclama Iván, mientras se levanta y se acerca a nosotros.
—Tú cállate, solo te salvas de mí; porque tu condición me da pena— exclama con asco.
—Por favor, Jonathan, cálmate, hablemos de esto con calma— le pido.
—¿Qué tenemos que hablar, Lea? Es obvio que ya todo terminó, ya todo se destruyó lo suficiente como para no volver a repararse y tener estabilidad.
Su rostro es sereno, sus palabras son firmes, sus ojos están llenos de rabia y dolor, y sé que la única culpable de todo esto, soy yo.
—Siempre estabas ocupada para mí, ¿Eh, Lea?— se voltea, mientras estruja su cara con sus manos, y después vuelve a voltearse a nosotros con una sonrisa. —Estaban juntos— afirma con la voz rota.
¿Cómo negarlo?.
—No en ese ámbito, Jonathan. Te juro que solo éramos amigos, ese beso es lo único que ha sucedido— le aseguro.
—Hay una estrecha línea, Lea, entre salir con un amigo, y salir con un chico al cual sientes atracción, no es lo mismo, pero a la hora de darme esta explicación, quieres que se escuche igual.
—Si lo que quieres es dejarla y terminar, entonces vete y deja de hacer que se sienta mal— exclama Iván con enojo.
—¿Se supone que debo hacer lo que me dices? Hasta ahora ella es mi novia, estamos teniendo una discusión entre pareja, y tú tercero, chico nuevo que no conoces a Lea, no tienes opinión— exclama con superioridad y celos.
—No discutan, solo... Iván, por favor, ve a casa, y tú, Jonathan, necesito hablar contigo.
—¿Volverás con él?— me pregunta Iván, mientras me agarra el brazo.
—Pero qué idiota eres, es obvio que ella es mi novia— dice haciendo énfasis en la palabra "Mi".
—No después de haber dicho que era obvio que todo había terminado— exclama Iván, mientras le dedica una mirada helada.
Suspiro.
Estoy jo-di-da.
***
—Yo... sabes que no soy así, Jonathan, yo no quise hacer esto, te lo juro.
—Yo no sé nada cuando me demuestras lo contrario, Lea— dice, mientras saca el poco de ropa que trajo de mi clóset, y la vuelve a entrar en su maleta.
—No quiero que te vayas— confieso con un poco de tristeza.
Sé que si se va, quizás no lo vuelva a ver, y tampoco puedo desapegarme tan rápido de un chico con el que llevo muchos años de amistad, y tres de relación.
—Yo te amo— confieso.
—Pero no lo suficiente para serme fiel— levanta su mirada, y conectamos nuestras miradas.
No sé qué estoy haciendo.
Yo soy la más confundida en toda esta situación.
Jonathan es tan importante para mí, pero no puedo decirle que lo volvamos a intentar, mientras Iván esté tan cerca de mí y tenga miedo constante a que todo se vuelva a ir al vacío.
—Pensé que lo de nosotros soportaría cualquier cosa— se acerca a mí. —Chica, créeme que es una pena que me hayas perdido— exclama con enojo.
—¿Puedes perdonarme?— son las únicas palabras que logró articular ante la intensidad de su mirada fulminante.
—¿Perdonarte?— suelta una risa sin gracia. —¿Yo?— asiento, mientras empiezo a comerme las uñas, y lágrimas se acumulan en mis ojos.
Al final de todo esto, sí quería que hubiese una decisión que arreglara la situación entre los tres, pero al fin y al cabo, creo que todo se destruyó para él.
—Nunca te voy a perdonar esto, Lea. Y grábate bien mis palabras: En algún momento de la vida, me pedirás perdón con el corazón en la mano, y te arrepentirás mucho de haberme hecho esto— se voltea, toma su maleta, y está a punto de empezar a caminar hacia la puerta, pero me subo encima de él rápidamente.
Lo abrazo.
—Por favor, perdóname, tú... eres y seguirás siendo lo mejor que me había pasado en la vida, Jonathan.
—¿Lo mejor?— pregunta con ironía. —Si eso hubiese sido cierto, nosotros no estaríamos en esta situación ahora, Lea.
—Esto tiene solución, sé que la tiene— susurro en su oído.
—¿Cuál?— me pregunta, pero me quedo callada sin saber qué responder.
Después de unos minutos ríe. —Dejar a tu amante hubiese sido una, pero no puedes hacer eso por "lo mejor que te había pasado en la vida"— hace que me baje de encima de él, y me mira directamente a los ojos. —Olvídate de mí momentáneamente, ¿Ok, Lea?— es lo último que dice antes de irse de mi habitación.
Camino hacia mi cama, y me acuesto.
Lloro.
A pesar de esa atracción que siento por Iván, no puedo olvidar lo importante que es Jonathan para mí, y lo mucho que lo había amado y que todavía amo.
Solo no puedo parar de preguntarme: ¿Qué nos pasó?.
A mí me pasó la distancia.
A él, el orgullo, uno muy comprensible en este caso.
Él más afectado es él, y yo soy la puta cruel que lo arruinó todo.
—¿Lea? ¿Puedo entrar?— pregunta mi mamá, mientras le da unos pequeños toques a la puerta.
—Si— exclamo, mientras me siento en mi cama y seco mis lágrimas, pero estas vuelven a aparecer rápidamente cuando mi mamá me abraza.
—Tranquila— acaricia mi cabello con ternura. —A veces el destino pone cosas en nuestros caminos, pero sí realmente es su destino estar juntos, él mismo los volverá a juntar.
—Él es tan importante para mí, madre— levanta mi cabeza.
—Pero ya no lo amas.
—No, sí lo amo.
—Pero no igual, Lea. Él fue mucho para ti durante mucho tiempo, quizás solo estás apegada a él, o quizás lo ames como al inicio, como tu mejor amigo.
—Estoy muy confundida— suelto un sollozo.
—Te entiendo, bebé, te entiendo, tu madre también vivía muy confundida cuando el rock era lo de ella— ríe con melancolía. —Es mejor que bebas un poco de agua, Lea.
Empezamos a bajar las escaleras para ir a la cocina, cuando nos topamos con Luz abriéndole la puerta a Iván, quien entra en molestas, y se queda parado mirándome.
—Lea— exclama, mientras se queda escaneándome de pies a cabeza.
—¿Tan afectada estás de que se haya ido?— me pregunta con la cabeza baja, una vez estamos solos en la cocina.
—Entiéndeme, Iván, esto tampoco es tan fácil para mí, él también es muy importante— le pido, mientras me acerco a él.
—¿Tú lo amas, Lea?— me pregunta, mientras me mira directamente a los ojos.
—No te lo voy a negar— suelto. —Pero no de la manera que crees— aclaro.
—¿Entonces por qué estás tan triste?— me pregunta.

ESTÁS LEYENDO
𝐔𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐀𝐃𝐎 𝐕𝐄𝐂𝐈𝐍𝐎 ✓
Romance¿Alguna vez has visto a tu vecino masturbarse en su balcón? ¿O alguna vez tu vecino te ha dicho "--𝙀𝙧𝙚𝙨 𝙪𝙣𝙖 𝙀𝙡𝙛𝙖 𝙥𝙚𝙧𝙫𝙚𝙧𝙩𝙞𝙙𝙖, 𝙇𝙚𝙖..."?. A mí sí, ¿Quieres saber todo lo que ha pasado después de que intentara no sentir atracción...