01. La nueva ciudad 🌃

9.4K 324 4
                                    

Capítulo uno.

Nueva ciudad, nuevo colegio, nueva vida, nuevos amigos, nuevos sentimientos encontrados, nuevos enemigos, nuevas rupturas, nuevas desilusiones, nuevas ilusiones, nuevos motivos de lágrimas, nuevos motivos de felicidad, nuevos intentos fallidos, nuevos éxitos, nueva Lea.

Pienso en todo esto cuando con una lágrima resbalando por mi mejilla, cierro la puerta de mi habitación y me despido de mi hermosa y maravillosa pared de color lila, y de mi cómoda cama rosa, infantil dirán algunos, pero es hermosa.

—¡Lea, es hora de irnos, hija!— grita mi madre desde el primer piso.

—¡Ya voy en camino!— grito, mientras bajo las escaleras.

Mi madre sale de la cocina y se une a mi lado, mientras salimos de la casa que me vio crecer.

—Sé que es difícil para ti, y créeme que también es difícil para todos, pero todo estará bien, el hogar no es una casa, ni un lugar, el lugar somos las personas que te amamos... tu familia, una casa no es un hogar.

—Lo sé, solo que extrañaré a mis amigos— mi mamá suelta un suspiro, mientras abrimos la puerta.

—Pero oye, mamá te dará mucha comida para comer, mucha pizza y ah, McDonald's— dice, mientras trata de hacerme cosquillas.

—Y chimichurris— no puedo evitar lamerme los labios de tan solo pensar en toda esa comida siendo devorara por mis pequeños dientes.

—Si, muchos chimichurris también— sonrió, mientras miro su perfil calmado y alegre.

¿Qué tan malo puede ser cambiarse de ciudad, si tengo a mi familia a mi lado, apoyándome en cada etapa nueva de mi vida?.

—¿Ya están listas?— nos pregunta mi padre cuando nos acercamos al carro con varias cajas en la mano.

—Si— contesta mi madre, mientras nos subimos al auto.

—¿Seguras que no se les queda nada?— mi mamá le dedica una sonrisa, y este enciende el auto.

—Okay, estamos listos para vivir en otra ciudad— mi papá suelta un suspiro de ansiedad, y después empieza a acelerar.

Haciendo que poco a poco mi antigua casa deje de estar frente a mi vista.

Es tan duro alejarse de tus amigos, de tu antigua vecindad, de tus vecinos, de tu antigua casa, de todo aquello a lo que estaba acostumbrada.

Es duro alejarse de él...

***

Veo lo increíblemente actualizado que es todo en esta ciudad, Pensilvania es bastante diferente a todo lo que estaba acostumbrada, aunque sigo extrañando mi antigua casa.

Antigua... .

¿Todos nos volvemos algo 'antiguo' cuando hay algo nuevo?.

Solo espero que no me pase lo mismo que a mi casa.

Trato de sacar todos esos pensamientos de mi cabeza y concentrarme en el paisaje, pero se me es inútil, así que busco mi mejor salida ante todos mis problemas escuchar: música con auriculares.

Pero desafortunadamente dejé mis auriculares en todo lo de la mudanza, así que deben estar extrañándome, mientras viaja unos cuantos kilómetros de distancia de mí, y llega primero a la nueva casa.

—Luz, hermana de mi vida, ¿Me prestas tus auriculares?— digo después de quitarle un articular para que me pueda escuchar.

—No— dice, mientras rueda los ojos, y vuelve a ponerse sus auriculares.

¿Desde cuántos ser emo significa no tener sentimientos? Y yo que hablaba tan lindo con ella de que por su manera de vestir, la gente no debería juzgarla diciendo que ni cree en Dios, pero así me paga, ni prestándome sus auriculares.

Me volteo y me recuesto de la ventana, mientras trato de mirar el paisaje nuevamente.

Y no pasan cinco segundos, cuando escucho un pequeño grito de frustración proveniente de Luz antes de tocarme el hombro y pasarme sus auriculares.

—Odio cuando pones esa maldita cara de tristeza que solo logra darme pena, ojalá que el Diablo no te devuelva lo que me estás haciendo ahora— dice con un tono frío.

—¡Dios...! ¿Algo tan profundo solo por unos auriculares?— exclamo con sorpresa.

—Sabes que odio que me interrumpan cuando estoy escuchando música, y mucho menos tener que dejar de música cuando se trata de mi música favorita escuchar en mi parte favorita.

—Pero lo haces porque me amas, y además— empiezo con un tono egocéntrico, pero soy interrumpida por mi padre.

—Ya llegamos— Luz me mira con una sonrisa de satisfacción, y una cara de malicia ligada con felicidad.

—¡Ups...! Al parecer no te ha dado tiempo de escuchar música, hermanita— ni puedo evitar reír.

—Estás loca.

***

Todo estaba perfectamente bien hasta que me di cuenta de que todavía no tenemos instalado el internet.

Aunque el día de la mudanza fue tan estresante, que una vez terminamos de todo, caí rendida en mi cama, ni siquiera me bañé, y debo admitir que se sintió espléndidamente bien, incluso disfruté más de mi sueño.

Métodos para descansar mejor:

1. No bañarse.

2. Sin mojarse.

3. No estrujarse con jabón.

4. ¿Ya dije no bañarme?.

¡Diablos...! El aburrimiento está teniendo secuelas estúpidas en mí.

Ni siquiera sé qué está aumentando más mi aburrimiento, si no tengo internet en casa, o si esta calle está más sola que lo solo.

Literalmente no hay nadie para hacer.

Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando después de un ligero, pero no tan ligero impacto, caigo estrepitosamente al suelo.

Levanto la mirada y veo un chico de ojos celestes y pelo marrón claro, mirándome mientras estoy tirada en el suelo.

La luz del sol choca contra su espalda sudara, haciendo que se me haga un poco más difícil ver al chico sentado en su bicicleta que está frente a mí.

𝐔𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐀𝐃𝐎 𝐕𝐄𝐂𝐈𝐍𝐎 ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora