LOS COLORES DE TU VOZ

Capítulo 5: La Voz De Oro

Clara Miller:

Llegué a mi casa abrumada por lo que había pasado minutos antes. Mi respiración estaba entrecortada y me sentía un nudo en la garganta. Metí la llave en la puerta y la abrí como mis temblorosas manos me lo permitieron.

Mi mamá y mi hermanito ya se encontraban durmiendo y yo subí a mi habitación a toda velocidad. Una vez encerrada en mi dormitorio me deslicé por la puerta hasta quedar sentada con los pies pegados al pecho en el suelo. Tenía miedo. Mucho miedo. Tenía que haberme quedado callada cuando leí la nota, aunque la verdad es que no me arrepiento de haberlo desenmascarado.

Estaba muy nerviosa. Solo tenía una opción. Cantar. Cuando canto mi corazón viaja a un mundo verdaderamente satisfactorio. Cómo al que viaja mi mente cuando leo. Busqué en mi celular el instrumental de Paralyzed. Dejé que la melodía acariciara mis oídos y se adentrara en mi alma. Comencé a cantar con debilidad y a medida que me fui calmando mi voz se volvió más segura.

Tras unos minutos de relajación me decidí a ver la televisión. No tenía nada de sueño así que busqué cualquier programa que pudiera entretenerme. Hubo uno que me llamó mucho la atención. Tenía como nombre La Voz De Oro. Vi allí la oportunidad de mi vida. Era un concurso de música para adolescentes entre trece y diecisiete años. La presentadora comunicó la fecha y la hora de las audiciones para la siguiente temporada. La mejor parte es que podemos crear identidades falsas para participar. Claro de otra forma no me presentaría.

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— Buenos días mamá — saludé al bajar.
— Buenos días mi niña — me dió un beso en la frente — ¿Cómo dormiste?
— Pues... Más o menos la verdad — respondí pensando en lo que había pasado con Hugo.
— Bueno, no te preocupes porque el desayuno que te hice te va a dar ganas hasta de salir a correr.
— Ay mami, sabes que eso no va a pasar — sí, soy antideportiva — pero bueno necesito fuerzas para hoy que me espera un día largo.
— Pues...¡Sorpresa! — destapó el plato que había sobre la mesa y el delicioso olor de las panquecas invadió mis fosas nasales.

Me apresuré a agarrar unas cuantas y las puse en mi plato, les rocié sirope de chocolate e hice mi desayuno perfecto — también tomé jugo de manzana, no vayan a pensar que comí solo panquecas —.

Luego de terminar mi rutina mañanera subí a mi habitación y me puse a crear mi personalidad falsa para el programa. Lo primero que necesitaba era un nombre o un alias pero para eso le pediría ayuda a Vale después, por el momento me tendría que encargar del vestuario. Tras hacer de mi cuarto un volcán — más del que ya era — encontré una ropa que Clara Miller jamás se pondría, pero… sin nombre si. Encontré además una peluca larga que comenzaba con un color azul marino y se iba degradando hasta terminar en blanco. Me probé todo y al mirarme al espejo pude ver a cualquier persona menos a mí, y ese era el objetivo. La peluca me llegaba por la mitad de la espalda y tenía un flequillo que me cubría hasta las cejas, llevaba lentes de contactos — no me gustaba usarlos — para no usar los anteojos. Tenía una blusa súper ajustada de color negro, unos shorts altos y debajo de estos unas medias de maya también negras. Por zapatos tenía unas botas de suela ancha. De verdad que no era para nada yo. Solo me faltaba en nombre y el maquillaje, pero eso ya era trabajo de Valeria. Es decir que tengo que contarle todo.

Quedé en verme con mi mejor amiga a las cuatro en el Parque Principal de la ciudad. Mientras transcurría el tiempo me puse a leer ya que no tenía nada más que hacer, pues mi mamá trabajaba los sábados y mi hermanito estaba en la casa de un amigo. Otra opción que tenía era ordenar mi cuarto, pero eso no va conmigo así que la descarté.

A las dieciséis horas me encontraba sentada en un banco del parque. Llevaba un vestido amarillo estilo princesa y unas sandalias negras sencillas que combinaban con mi pelo. Como hacía un poco de frío tenía un suéter abierto también del color de mi pelo. Mientras mi vista estaba perdida en unos niños que jugaban fútbol Valeria me apareció por detrás de mí haciéndome dar un pequeño respingo.

— Holis — saludó ella con una enorme sonrisa — ¿Para qué mi amiga del alma necesita mi ayuda?
— Bueno la verdad es... es una historia algo complicada — respondí algo nerviosa.
— Bueno yo tengo tiempo para entenderla.
— A ver... yo canto...
— Espera, espera ¿Cómo que cantas y yo no lo sabía?
— Bueno si me vas a interrumpir jamás podré terminar de explicarte.
— Vale me callo.
— Cómo te decía yo canto y... bueno nadie lo sabe porque no me gusta que me oigan cantar... — suspiré — ayer ví un programa que se llama La Voz De Oro que es para que adolescente de trece a diecisiete años canten y nos dan la oportunidad de crear una identidad falsa y quería pedirte ayuda para mi nombre falso y el maquillaje porque el vestuario ya lo tengo — y le mostré una foto que me había tomado — ¿Qué dices entonces?
— Lo primero es que estoy muy sorprendida, lo segundo es que ese vestuario está muy wow y lo tercero es que claro que te voy a ayudar — soltó un chillido de emoción — ¡Estoy muy emocionada!
— Eh... Ya me dí cuenta — sonreí tímidamente.
— Bueno vamos a pensar en un nombre — se puso los dedos pulgar e índice en la barbilla como pensando — mmm... La chica de oro.
— No.
— Amber... Es la mitad de tu segund...
— No.
— Cleopatra.
— No.
— Aoi.
— No.
— Pero Clara ninguno te gust... Espera ya sé... — sonrió con ilusión — Tanla.
— ¿Tanla?
— No me digas que no te gusta.
— No si Tanla está bien... Me gusta — le sonreí.
— ¡Viva! Bueno el maquillaje lo tengo que confeccionar con calma así que envíame la foto del vestuario por WhatsApp para ver qué puedo hacer.
— Ok — respondí mecánicamente, pues estaba considerando si contarle o no a Valeria lo de Hugo.
— ¿Me quieres decir algo? — preguntó leyéndome la mente.
— Eh... bueno anoche pasó algo.
— No me asustes Clara ¿Qué pasó?
— Hugo me amenazó.

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Holi! Cómo están?
Espero que archi mega super duper bien.
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BYE
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