Capítulo 15: ¿Y ese no es...?

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Clara Miller:

La luz del sol que se colaba por la ventana de mi habitación me hizo abrir los ojos. Voltee mi cabeza para ver la hora en mi reloj digital y di un respingo al ver que indicaba las siete y veinte. Salí corriendo de mi habitación y fui desesperada a la de mis padres.
— ¡Mamá! ¡Mamá! — grité entrando de golpe.
— Que pasa Clara, por qué haces tanta bulla — dijo mi madre medio adormecida.
— Mamá ya son las siete y veinte, voy a llegar tarde a la escuela y tú al trabajo.
Mi madre se levantó de golpe y pereció que su mente cortocircuitó por unos segundos en los que me desesperé y la agité por los hombros.
— ¡Mamá, reacciona! Vamos-a-llegar-tarde.
Cuando Dafne por fin pareció darse cuenta de la situación salió corriendo hacia el baño de su dormitorio y yo fui al del pasillo.

Cinco minutos más tarde me encontraba con el uniforme puesto y bien arreglada, ya sé, es increíble que lo haya hecho tan rápido. Me dirigí a la cocina donde se hallaban mis padres y mi hermano. Mi papá estaba sentado a la mesa leyendo el periódico, Dylan asaltaba su tazón de cereales con leche y mi madre se preparaba un café.
— Buenos días pequeño — saludé a Dylan al par junto a él y revolverle el cabello.
— Buenos días Clari — me respondió.
— Bueno días ma — dije a mi madre al darme cuenta que después de tanto alboroto no le había dado los buenos días.
— Buen día mi princesa — habló antes de depositar un beso en mi frente.

Tras otros cinco minutos ya me encontraba lista para ir al colegio. Al informar a mi madre, esta respondió que no podría llevarme y por lo tanto lo haría mi padre. Si se dieron cuenta no he hablado con él desde el incidente de ayer y la idea de que me lleve a la escuela me agrada tanto como que desaparezcan todos los libros del universo; pero no me queda más remedio que ese.

Al subirme al auto con mi padre el ambiente se tornó lóbrego, tenso. El silencio no ayudaba mucho y que Aiden no parará de mensajearme tampoco. Cada vez que le echaba un vistazo a mi padre lo encontraba mirando al frente, con el mentón alto, una mano en el volante y la otra apoyada en la ventanilla por la que se escabullía la fría brisa de la mañana. Para no pensar en las circunstancias en las que me encontraba, saqué un libro y me puse a leer. No supe que habíamos llegado a la escuela hasta que mi padre carraspeó.

Me bajé del auto sin esperar que William que me hablara, y no lo hizo. Por suerte los lunes las clases comienzan a las ocho y treinta, así que me quedaban veinticinco minutos para llevar mis cosas al dormitorio. El camino a mí habitación fue breve. Al llegar a la puerta de esta unos brazos me rodearon desde atrás y unos labios que ya conocía dejaron un beso en mi cabeza.

— Al fin llegas, hermosa. — dice Aiden al darme la vuelta y besarme.
— Si, es que en casa todos nos quedamos dormidos.
— Mmm... ya — me dio otro pequeño beso —. Oye, ¿Cómo quedó todo con tu padre?
Suspiré pesadamente.
— Mejor déjame entrar mis cosas a la habitación y te cuento.

Ya todo organizado como se debe agarré los libros que utilizaría en el día para llevarlos a mi casillero. Aiden me esperaba delante de la puerta de mi dormitorio, justo donde lo había dejado, se hallaba escribiendo en su celular y lo guardó al verme dándome una sonrisa.
— Bueno, qué ha pasado con tu padre. — inquirió al emprender nuestro camino.
— Pues desde que se levantó de la mesa ayer no hemos intercambiado una sola palabra. Ayer no lo volví a ver, pero hoy en la mañana durante el desayuno no me miró y para colmo me trajo a la escuela y el viaje fue bastante tedioso, no lo escuché emitir un sonido hasta que llegamos y carraspeó, pero ya.
— Creo que deberías dar el primer paso.
— ¿Yo? Pero si fue él el que se molestó y armó un drama.
— Si amor ya sé, pero tal vez deberías hablar con él y explicarle cómo son las cosas entre nosotros, aunque si gustas yo mismo puedo conversar con él.
— ¿De verdad harías eso por mí?
— Claro amor — me sonrió y me dio un casi imperceptible beso — eso y mucho más.

Luego de besarnos, esta vez con ganas, el timbre sonó y cada uno fue a su salón. Al llegar al mío, Valeria ya estaba sentada en su habitual puesto, me extrañó que estuviese aquí tan temprano pero ya le preguntaría después. Las clases del día transcurrieron muy normales y al llegar la tarde me fui a mí dormitorio

— Al fin llegas —saludó Valeria —desde que tienes novio no te acuerdas de tu amiga.
— Ay Valeria no seas dramática si nos vimos ayer — puse los ojos en blanco.
— Ah sí es verdad
— Por cierto, ¿qué hacías tan temprano en el salón hoy?
— ¿Yo?... Eh nada.
— Valeria — dije con tono acusatorio y los ojos entrecerrados — dime en qué andas.
— Es que había quedado con... Evan — masculló.
— ¡¿CON EVAN?! — chillé
— Shhh... Si, con Evan — se le tiñeron de rojo las mejillas.

Evan es un chico de nuestra clase que era el claro ejemplo de todo lo que no le gustaba a Valeria.

— Oh tú, me tienes que contar todo eso. — le dije.
— Bien, pero en otro momento.
— Vale vale.

La conversación fue interrumpida por unos golpes en la puerta del dormitorio. Valeria se apresuró a abrir pero quedó un poco confusa.

— ¿Quién era? — Inquirí colocándome detrás de ella y viendo que no había nadie.
— No lo sé, solo estaba este sobre en el suelo y dice que es para ti. — Me entregó el sobre y volvió a su cama.

Abrí el sobre sin darle mucha importancia. Mi cuerpo quedó notablemente pálido cuando me encontré con su contenido. Valeria debió darse cuenta porque se acercó cautelosamente a mí y me quitó las imágenes de la mano.

— ¿Esa no es la qué robó tu voz en la eliminatoria? — preguntó mi amiga quedándose tan perpleja como yo. — ¿Y ese no es...?
— Aiden

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Holi!! Cómo están?
Espero que archi, mega, súper, dúper bien.
Antes que nada quería pedirles perdón por la gigantesca tardanza que tuve en subir.
Bueno espero les haya gustado mucho y hasta un próximo capítulo.

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⏰ Última actualización: Jun 17 ⏰

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