Capítulo 11: ¿Mi mayor secreto?

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Aiden Collins:

Siento mi móvil vibrar bajo la almohada. Echo un vistazo al reloj digital de la pared y veo que son las tres de la mañana. Cuando agarro el teléfono la pantalla muestra el nombre de Hugo.

— ¿Qué pasa? — murmuro con voz ronca al contestar.
— Ven al patio y cúbrete con una capucha — dice y cuelga la llamada.

Me apresuro a agarrar una sudadera que había sobre uno de los asientos y salí sigiloso para no despertar a mis dos compañeros de cuarto.

Al estar en el patio veo vagamente a alguien vestido de negro de pies a cabeza, incluso lleva gafas de sol.

— ¿Cómo va el plan? — inquiere al acercase a mí.
— Ya es mi novia — respondo.
— Bien — me da un apretón en el hombro. — Ahora hay que esperar al fin de semana para que la lleves de fiesta.
— No hace falta esperar tanto, hoy hay una fiesta "clandestina" y pondré en marcha el segundo paso del plan — le informo.
— Wow, ya te envidio por tu habilidad con estas cosas — sonríe y saca algo de su bolsillo — ten, por si te hace falta — estira su brazo y me entrega una pequeña bolsita — si no le alcanza con el alcohol, ponlo en su bebida.
— Vale, te mantendré al tanto — le digo mientras guardo la bolsita y regreso a mi habitación.

Para cuándo suena el despertador son las siete y treinta de la mañana. Tomé una ducha rápida y fui con mis compañeros de dormitorio a desayunar.

En la cafetería busco con la vista a Clara y la encuentro con su amiga en una de las mesas más apartadas. Me acerco a ellas y no es hasta que estoy junto a su mesa que se dan cuenta.

— Buenos días — saludo cuando me ven.
— Buenos días — responden a coro y Clara me sonríe ampliamente.

Me inclino y le doy un corto beso en los labios, lo que hace que sonría aún más. Valeria se levanta y va a otra mesa. Yo ocupo su lugar.

— Oye, hermosa — comienzo — ¿Irás a la fiesta de esta noche?
— Eso creo — responde dándole una mordida a su tostada — Vale me convenció.
— ¡Qué bien! — le sonrío — si quieres vamos juntos.
— Me encantaría.
— Pues a las ocho en punto estaré frente a tu dormitorio.
— Ok — sonríe y se inclina para besarme.
Sonrío y le devuelvo el beso.
— Me encantaría quedarme un rato más contigo, pero tengo que ir clase — le doy otro beso y veo que hace un puchero.

El día transcurrió aburrido como de costumbre. A la hora de recreo fui a ver a Clara. Pasó tiempo hablando del libro que está leyendo. Creo que nunca me acostumbraré a eso de "salir" con una nerd. Menos mal que esto no será por mucho tiempo.

En la tarde nos tocó educación física y tuve que correr bastante. Por suerte fue el último turno y pude ducharme apenas terminé.

Me encontraba viendo Instagram cuando Julio y Claudio entraron en el dormitorio riendo a carcajadas.

— ¿De qué me perdí? — pregunto sin levantar la vista de mi móvil.
— Es que Claudio acabó con la autoestima de un gay de primer año — me informó Julio.
— Mmm... ya — digo sin mucho interés y continúo en lo que estaba.
— Oye, hablando de primer año, jamás nos imaginamos que estarías con esa niñita — añade Claudio.
— Tampoco yo, pero aquí estoy, enamorado de una nerd — respondo.
— ¡Qué lindo es el amor! — dramatiza Julio.
— Como sea, ¿Ustedes van a la fiesta esta noche? — inquiere Claudio.
— Por supuesto — hablo yo esta vez.

Pasaron unas horas hasta decidí prepararme para la fiesta. Eran a penas las siete y cuarenta cuando terminé. Mientras esperaba las ocho para buscar a Clara, comprobé varias veces que la bolsita que Hugo me había dado se hallaba en mi bolsillo. Me sorprendí a mi mismo pensando si sería capaz de usarla en ella. Tenía la esperanza de que funcionará solo con alcohol, era muy grave usar droga y más en una chica tan joven. Eso sin hablar de que si alguien me viera estaría metido en un gran lío y conmigo Hugo.

Corto el hilo de mis pensamientos cuando me fijo en la hora y veo que faltan cinco minutos para las ocho. Me miró un segundo en el espejo antes de echarme un poco de perfume y salir de la habitación.

Al tocar la puerta de la habitación de Clara, esta se abre y me quedo perplejo cuando veo a mi ahora novia en un vestido color vino ajustado, le cubría hasta la mitad de los muslos. Llevaba los labios del mismo color y sonreía tímidamente.

— Hola — susurra al ver que me quedo atontado mirándola.
— Hola — le sonrío y le entrego una rosa blanca que traía para ella. — Estás hermosa.
— Gracias — se ruboriza.
— Aiden me debes una, — dijo Valeria saliendo tras Clara — porque a tu novia le entró la responsabilidad hace unos minutos y se puso a decir que no deberíamos ir a esa fiesta, pero como yo soy una buena amiga la convencí.

Luego está se perdió de los alrededores y Clara y yo nos dirigimos a la fiesta. Esta se hizo en el gimnasio, ya que era el salón más insonorizado de la escuela. Había chicas casi desnudas por todas partes y en el centro una mesa grande con diferentes botellas y un tazón grande con ponche.

— ¿Quieres beber algo? — le sugiero a Clara.
— Eh...no gracias, estoy bien.
— Vamos princesa, no seas aburrida.
— Es que yo... yo no bebo, la última y única vez que lo hice fue en mi fiesta de quince años.
— Pues entonces es el momento perfecto para que bebas por segunda vez — trato de convencerla — además mañana es sábado y vas a poder pasar la resaca en tu casita tranquila.
— Bien, supongo que no me moriré por beber un poco. — accede.

Nos acercamos a la mesa y le sirvo un poco de ponche en uno de los vasos desechables que habían allí. Veo apenas le da un sorbo y sonríe. Yo me sirvo un poco también para acompañarla, pero con mucho cuidado de no emborracharme. Unos minutos más tarde observo cómo mi "novia" se toma un vaso de cerveza de un trago. La verdad es que emborracharla ha sido mucho más fácil de lo que pensé. Bailamos un rato hasta que se vio mareada y volvimos a sentarnos.

— Oye amor,— comienzo — ¿te puedo hacer una pregunta?
— Si, claro — dice con la lengua medio enredada.
— ¿Cuál es tu mayor secreto?
— ¿Mi mayor secreto? — se queda pensativa — No lo sé, no tengo muchos secretos.
— Bueno y por qué no me dices el más importante de esos no muchos.
— Mhm... tengo una identidad falsa.

Me sorprende un poco.

— ¿Identidad falsa? — pregunto algo asombrado.
— Si, pero tranquilo, no es para nada malo — ríe un poco — es que yo canto y no me gusta que la gente me oiga cantar, entonces hay un programa que admite que los participantes se presenten con una identidad falsa y audicioné y me aceptaron.
— Mhm... interesante.

LOS COLORES DE TU VOZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora