Capítulo 14: El calor del fuego

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Se acercó lentamente, pensando que cualquier ruido repentino podría asustarla en un entorno tan hostil. Al encontrarse en una zona de guerra, cualquier persona normal se encogería de miedo, mirando a todos lados con paranoia. Pero, como se estaba dando cuenta, Bulma no era una persona normal. Ella no parecía estar escondida en lo absoluto. La chica sonrió apenas lo vio, corriendo hacia él con bastante lentitud, sus piernas aún no se acostumbraban a la gravedad. Vegeta casi sonríe ante eso. "No podría haber elegido algo más frágil que proteger." Pero él lo tomaba como un desafío.

Esperaba que vuelva hacer esa acción, cuando sus labios rozaron suavemente su rostro; pero, para su sorpresa, esta vez la chica en verdad lo golpeó.

—¿Por qué tardaste tanto? ¡Estaba ensuciándome toda mientras me escondía en ese pedazo de chatarra!

Vegeta no respondió, simplemente colocó el rastreador en sus manos.

—Necesito que deshabilites el localizador, ahora.

—¿Qué dijiste? ¿'Por favor deshabilita el localizador, señorita Bulma'?

Él empujó el rastreador hacia el pecho de la chica, haciendo que el dispositivo comience a sonar. A Vegeta se le estaba acabando la paciencia y, sobre todo, el tiempo.

—Hazlo.

—¿Pasa algo malo? —preguntó Bulma, ignorando su pequeña irritación.

Vegeta negó con la cabeza; no quería preocuparla.

—Vas a la Tierra —anunció él. No estaba seguro cómo llegaría, pero la chica debería tener alguna idea. Si su historia original era remotamente cierta, entonces ella tendría al menos un poco de noción sobre dónde se encontraba la Tierra en el espacio. Eso lo ayudaría mucho.

—¡En serio! —ella inmediatamente lanzó sus brazos alrededor del príncipe, haciendo al Saiyajin retroceder ante el repentino contacto. Su cuerpo arrimado al suyo era demasiado tentador, y no pudo evitar tocar su cabello con sus dedos. Tenía un aspecto salvaje ahora, largo y desordenado, casi como el de un Saiyajin. Y aunque Vegeta sabía muy bien que esta chica no era más que un débil humano, decidió no contener sus pensamientos e impulsos nunca más. Ella le gustaba. La deseaba junto a él. Ella era el único consuelo que había encontrado desde que era niño, y ¿por qué debería renunciar a eso? Él era un príncipe, y como tal tenía derecho a cualquier maldita cosa que quisiera. Incluso si lo que quería era a esta débil chica terrícola.

—Sí —dijo él, observando sus dedos mientras acariciaban el cabello de la chica, tratando de quitar las partículas de vidrio y asfalto que se habían adherido. Su aroma llenaba el aire a su alrededor—. Yo voy contigo.

Ella se apartó inmediatamente, y Vegeta se tensó, sintiéndose traicionado. Podía sentir la ira recorriendo su cuerpo, y se dio vuelta para volar lejos, pero la voz de Bulma volvió a plantarlo firmemente en el suelo.

—Supongo que debería empezar a hackear esta cosa de inmediato.

El chico dejó escapar una pequeña sonrisa, pero rápidamente la hizo desaparecer.

—Sí. Hay otro localizador en la cápsula espacial, también tendrás que desactivarlo. Ahora bien, si me hubieras escuchado desde el principio probablemente ya habrías terminado.

Bulma sonrió acercándose a él, y Vegeta se preguntó si la chica lo golpearía de nuevo; claro, si aquel suave puñetazo podría calificarse como un golpe. Pero en cambio, ella plantó otro pequeño beso en su mejilla, y Vegeta sintió su ki avivarse.

—Nunca cambias, ¿verdad?

—¿Por qué habría de hacerlo?

—Por supuesto, mi error —Bulma se dejó caer al suelo y empezó a examinar el rastreador, presionando teclas en diferente orden mientras el dispositivo echaba pitidos rápidamente. Sus ojos azules miraron al príncipe con vacilación—. Puedes sentarte... esto tomará tiempo.

Pide un Deseo (Vegebul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora