Capítulo 7: La misteriosa transformación de los Saiyajin

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El chico estaba completamente inconsciente. Bulma debía haber hecho caer el botiquín de primeros auxilios unas... tres veces, mientras ponía todo en el minucioso orden que al príncipe le gustaba. Pero éste no mostraba reacción alguna y, aunque ahora la muchacha estaba segura de que él había estado despierto cuando ella manipuló su rastreador, en aquel momento había algo pacífico en el semblante del Saiyajin.

Ella lo observaba dormir a menudo. Comenzaba a pensar que estaba desarrollando algún tipo de síndrome de Estocolmo. Pero eso era una exageración. Sus sentimientos por Vegeta simplemente habían cambiado del odio a la lástima.

Vegeta odiaría saber que ella se compadecía de él. Pero no podía evitarlo. ¡El chico ni siquiera había conocido a su madre! Y aquí estaba, en aquella estación espacial, atrapado y trabajando para el hombre que probablemente fue quien la mató.

—Si yo fuera él, también querría asesinar a Freezer —susurró Bulma para sí misma, mientras arreglaba su cama para dormir.

El Saiyajin de repente le pareció menos psicópata.

La chica se despertó en la oscuridad, oyendo susurros suaves y el movimiento de sábanas. Se sentó inmediatamente para mirar a Vegeta. El sudor manchaba su frente, brillando con la luz que se escurría por la puerta. "¿Tiene pesadillas de nuevo?"

Bulma se acercó a él. Ella siempre tuvo una mente científica, eso cuando no se distraía con chicos guapos o con la emoción de una nueva aventura, y encontró que observar al Saiyajin era muy interesante. Era como Goku en muchas maneras, y en otras, completamente opuesto. Mientras que Goku era libre y de mente abierta, Vegeta escondía sus pensamientos.

"Me pregunto por qué estás aquí."

Debe ser difícil secuestrar a un príncipe, especialmente si se trata del príncipe de todos los Saiyajin. Vegeta había mencionado que Nappa era su guardaespaldas, pero eso no tenía sentido. "¿Por qué su guardaespaldas fue secuestrado junto a él? ¿Por qué no lo mataron también?"

Ella odiaba escucharlo gemir de esa manera mientras dormía. Había comenzado a hacerlo un par de días luego de su llegada, pero ella aún no se acostumbraba. No era ruidoso en lo absoluto, pero la enorme angustia en su voz la hacía sentir incómoda.

Bulma sacudió aquel pensamiento, retirándose hacia la puerta. Presionó el código de cuatro dígitos que había visto a Vegeta ingresar múltiples veces, y salió hacia el pasillo. Era media noche. Nadie se encontraba afuera en la estación espacial a tal hora, con excepción de algunos guardias. Y ellos parecían tener miedo de tocarla. "Vegeta debe ser mucho más fuerte que ellos."

Llegó al área llamada 'Desarrollo Tecnológico' y la chica sintió una punzada nostálgica de inmediato. Ella había empezado su búsqueda por las esferas del dragón hace ya meses y, adicionando su tiempo en aquel viaje intergaláctico, Bulma se dio cuenta que no había estado en casa por mucho tiempo.

Pero este lugar lucía como su hogar. La chica se vio de nuevo en la Corporación Cápsula, rodeada de tubos de ensayo, máquinas y olores extraños. Pero en lugar de su padre cargando a Tama en el hombro, encontró un solitario científico de cabello anaranjado y piel amarilla. Él también era un soldado, notó Bulma, volteándose para marcharse.

—Usted pertenece al Príncipe Saiyajin, ¿cierto? —dijo él, sorprendiéndola con su voz aguda. La chica asintió la cabeza.

—Asumo que la enviaron aquí por algo.

—Sí... —respondió. Había quedado tan deslumbrada con el laboratorio que casi olvidó por qué había venido—. Su rastreador se averió en un combate. Me envió aquí a traerle otro.

Pide un Deseo (Vegebul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora