Capítulo 17: De regreso a casa

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La chica cayó sobre su trasero en el terreno blando y arenoso, el aire era fresco y cálido, coloreando de inmediato sus mejillas de un tono rojizo. "¿Qué... qué demonios..."

—¡Bulma!

Fue sofocada de repente por un niño vestido de color anaranjado brillante. Su cabello oscuro tenía picos que salían en todas las direcciones, y Bulma sintió un intenso dolor en sus músculos debido al enérgico abrazo.

—Gokú, ¿eres tú?

—¡Bulma! ¡Estás a salvo! ¡Lo hicimos! ¡Las esferas del dragón funcionaron! —Goku rió alegremente, manteniendo su abrazo abrumador.

La mente de la chica seguía nublada. "¿Esto es real? ¿Estoy en la Tierra?" No tenía ningún sentido. Estuvo a punto de desactivar el localizador de la nave. Estaba en Karbos. Esperando a Vegeta. Pero sus ojos azules solo podían ver al pequeño niño abrazándola.

—Err... sí, funcionó, pequeñín. Pero, ¿te molestaría dejarme ir? ¡Te has vuelto demasiado fuerte!

—Jaja —Gokú aflojó su agarre alrededor de Bulma, rascándose la cabeza con aire de culpabilidad—. ¡Es porque he estado entrenando con el Maestro Roshi!

La chica estrechó los ojos.

—¡Ese pervertido! Espero que solamente te haya enseñado a luchar, Gokú.

—Bueno, eso creo. ¿Por qué no se lo preguntas? Estamos en su isla.

Fue entonces cuando la chica notó la claridad del ambiente; el sol brillaba libremente, sin ser opacado por la rojiza atmósfera. Ya no se encontraba en Karbos, en medio del espacio, en algún lejano y desconocido lugar del universo. Era irreal. Tomó la arena de la playa en sus manos, dejando a los granos dividirse y caer a través de sus dedos. El océano era hermoso, claro y brillante. Bulma observó las olas chocar contra la orilla una y otra vez, hundiéndola en un letargo ilusorio. "Vegeta..."

—¿No viste a alguien más? —Bulma contenía su aliento, sin darse cuenta de lo que preguntaba.

—¿Alguien más? —Preguntó Gokú—. ¿A qué te refieres?

—No lo sé... solo pensé que podría haber otro chico aquí con nosotros.

Ella sabía que eso era imposible. Ellos no pensarían en Vegeta... ¡ni siquiera sabían quién era! "Está solo de nuevo." Ese pensamiento rompió su corazón. Ella no podía volver a mirar a Gokú, su cola le recordaba demasiado al chico que había abandonado. "¿Estará vivo?" Jeice podría haberlo encontrado. Lo estuvo esperando un largo rato, o al menos había parecido un largo rato. Bulma podía ser muy impaciente a veces. Podrían haber transcurrido solo 10 minutos, pero ¿y si fue más que eso? La repentina oscuridad que la rodeó mientras era transportada de vuelta a su mundo había distorsionado un poco sus pensamientos. ¿Y si había pasado un largo tiempo? ¿Y si Vegeta estaba muerto?

Gokú sonrió repentinamente y la tomó de la mano.

—¡Oh, ya entiendo! —El niño la llevó alrededor de la casa—. ¡Él está por aquí!

Los ojos de Bulma se agrandaron con pura emoción. "¿Vegeta está aquí? ¿Pero cómo?" Su mente analizó las posibilidades. "Tal vez el Dios Dragón respetó mi promesa hacia él... ¡o tal vez mi anterior deseo alteró el de Gokú y nos trajo a ambos aquí!" La chica sonrió. Eso parecía bastante plausible. Ella había pedido estar con su hombre perfecto, y si alguien hubiera deseado su regreso a la Tierra tendría sentido que...

—¡Yamcha! —Exclamó Gokú—. ¡Yamcha! ¿Por qué te escondes? ¡Es Bulma! —el niño se rascó la cabeza—. Vaya, qué raro. Él estaba tan emocionado de pedir tu regreso.

Pide un Deseo (Vegebul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora