Capitulo 12: Plan fallido

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Faltaba una semana para Navidad y en la mansión Carsley reinaba el ajetreo. Caroline, junto a Alice y Fiona, se dedicaron a organizar y decorar la casa. En cuanto los criados trajeron el gran árbol de Navidad, toda la familia se reunió en torno para decorarlo, como solían hacer. Aquel año, Sibylla celebraría las fiestas junto a los Knight. Aquel era un sentimiento que no experimentaba en dos años, los cuales había pasado las fiestas sola, encerrada en su casa, mientras su tía salia a divertirse.

Había ido con Hazel y Katerina al pueblo más cercano a comprar regalos. Estaba mirado un escaparate mientras pensaba que le iba a regalar a Eric. Y a Caleb. Cuando acepto ir a Carsley, no había contado con la presencia de Caleb. Aunque para ser realistas, tampoco había contado con la presencia de Eric cuando decidió volver a Londres. No sabia que debía regalarles. Tal vez,  lo mejor seria que el regalo fuera el mismo, para evitar equivocaciones y malentendidos. Pero aquello demostraba que sentía algo por ellos. ¡Qué frustrante era aquello!

-¿Ya tienes un regalo para Eric?
-¡Kat! Me has asustado.- exclamó Sibylla con el corazón acelerado.
-¿Y bien?- insistió su amiga.
-¿Qué? No... no le he comprado nada.
-Lo se.- dijo Katerina con una sonrisa pícara.
-¿A que te refieres?- pregunto Sibylla intrigada.
-Qué te gusta Eric, boba. Se te nota en la cara que se te pone cuando lo ves.
-¡Qué! ¡No! A mi no me gusta Eric.
-Sí que te gusta.- intervino Hazel.
-¡No me gusta!- insistió Sibylla.
-¡Qué si!- gritaron Katerina y Hazel al unísono.
-Haaagg, vale. Si me gusta. ¿Contentas?- ambas sonrieron con autosuficiencia.
-Y Caleb también.- añadió Hazel.
-¿Caleb? Vaya, se nota que te quieres unir a la familia. Seria genial. ¡Claro! ¿Por eso venías tanto a casa? Por Caleb.- Sibylla se sonrojo y se cubrió la cara con las manos.
-Por favor... dejadlo ya.
-¿Y bien?- pregunto Katerina sonriente. Al ver que Sibylla no contestaba,  prosiguió.- Digo que si ya te has decidido por uno de los dos. A ver, no lo digo por que ambos sean familia mía, pero son un buen partido.
-¿Quien es un buen  partido?- pregunto James. Había aparecido por sorpresa.
-Un pretendiente de Sibyl.  Pero ella no sabe si aceptarle.-respondió Katerina con segundas.
-Tal vez sea por que no estoy segura de lo que el siente por mi.- respondió Sibylla con una mirada de reproche.
-Nunca lo sabrás si no das el paso.- intervino Hazel.
-Emmm... Vale. Creo que estáis hablando de algo que no me entero. Sólo digo que ese chico, sea quien sea, debe de estar loco si no siente algo por ti. Si no te quisiera como a una hermana, tal vez hasta te cortejaria.-dijo James.
-Ya claro. Yo creo que tu insistirías más bien en llevarla a la cama,- James se encogió de hombros y se marchó.- pero lo que ha dicho James es cierto. Eric tiene que estar loco para no sentir algo por ti.
-Y no se por que, pero me da que se puso celoso cuando apareció Caleb.- dijo Hazel con alegría.
-¿Sabéis que? Tengo un plan.- dijo Katerina dando saltos de alegría.- Y vamos a empezarlo esta noche. Pero primero vamos a ver que le compras a Eric y a Caleb...

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Los días transcurrieron, y la casa ya estaba preparada para acoger el buen ánimo y la paz de las festividades. Toda la familia Knight se reunió en Carsley. Duncan había sido el último en llegar. Había llegado acompañado de su tía,  y hermana de su madre, Ginnifer. A Sibylla le agrado saber de su presencia, pues hacia mucho que no la veía y disfrutaba de las charlas y discusiones de las hermanas.

Como había planeado con sus amigas, Sibylla se mostró un poco distante tanto con Eric como con Caleb, aunque intento ser lo más coqueta posible. La idea era saber cuál de los dos se declararía primero. Y para ello debía refrenar sus impulsos con ellos.

Le había costado mucho decidirlo,  pero finalmente había conseguido el regalo perfecto para cada uno. Quien le iba a decir a ella que las cosas no saldrían como esperaba.

Habían preparado una cena especial el día antes de Navidad, donde invitaron a los amigos más íntimos de la familia, entre ellos estaba Lady Eva Grendworth, una joven viuda, muy bella y que en ese momento no apartaba las manos de Eric. Sabia que Lady Grendworth era muy amiga de los gemelos y había oído rumores de que le agradaba jugar con los jóvenes. También sabia que Eric no era un hombre que se privará del placer de los mujeres. Una furia la quemó por dentro al ver como se reían de algo y el le tocaba la espalda. ¿Estaba celosa? Sibylla sacudió la cabeza alejando ese pensamiento. Se alejó y se reunió con el resto de las damas.

Eric había visto como lo había mirado Sibylla cuando entro en la sala. Estaba muy hermosa, con un vestido azul claro de talle bajo y escote en corazón. Era un vestido atrevido, pues dejaba ver un poco más del inicio del escote, pero era la moda y a ella le sentaba muy bien. Sabia que se había puesto furiosa al verlo con Lady Grendworth. "Así que se a puesto celosa" pensó Eric con una sonrisa pícara. Le estaba bien merecido. Había notado que hasta entonces lo había evitado. Tal vez esperando algo de el. Lo había intentado poner celoso con Caleb. Y, sinceramente,  lo había conseguido. Tenia que devolvérsela. La volvió a mirar y la vio algo ausente. Parecía triste. Vio como se disculpaba y se alejaba del grupo de damas y se acercaba a la mesa de las bebidas.

-¿Estas bien?- dijo Duncan.
-Sí.- respondió Sibylla apurando su copa de champán y cogiendo otra.- Necesitaba alejarme un poco de ellas. Es un poco agobiante. Tanto hablar de vestidos, moda, compromiso...
-Sí... a mi también me agobia el compromiso.- dijo Elijah con voz ahogada.
-Pensaba que estarías con tu Penelope.- dijo Duncan a su hermano.
-Ya. Pero al parecer no queremos lo mismo.- los tres se pusieron a reír.
-Sed sinceros. ¿No os queréis enamorar?- pregunto Sibylla con curiosidad.
-Sí algo he aprendido de las mujeres es que no son de confianza.- respondió Duncan.- En las únicas que puedo confiar son en las de mi familia.
-Claro... como si vosotros fuerais los hombres más confiables del mundo.- volvió a vaciar la copa y cogio otra.- Los hombres creéis que lo podéis tener todo sin importar el daño que hagáis. No lo niego: las mujeres que se dejan engatusar por calaveras como vosotros se lo buscan ellas mismas. Pero no podéis echarles la culpa solo a ellas. Vosotros lo ponéis difícil y soléis ser muy insistentes. Os lo tomáis como un juego.
-Puede que tengas razón,  pero sigo pensando lo mismo.- dijo Duncan.
-Y yo. Si alguna de esas madres intenta casarme con sus hijas que sepan que no se lo voy a poner facil.- dijo Elijah rellenando la copa de Sibylla. Esta se sentía algo mareada.
-No me encuentro muy bien. Creo que voy a tomar el aire.- dijo mientras se alejaba.

Salio al jardín y se recostó sobre la pared de la casa. Se mantuvo cerca de la casa por precaución. Tomo aire y paseo de un lado a otro, nerviosa. Oyó un carraspeo, pero no se detuvo a mirar. Sabia quien era.

-No deberías estar aquí sola.- dijo Eric con preocupación.
-No estoy sola.-respondió Sibylla sonriendo.
-¿Estas bien?- pregunto poniéndose delante de ella, haciendo que parará de andar. Se tambaleo un poco pero paso rápido.
-Sí,  claro. Estoy perfecta. ¿Por qué no entras? No deberías dejar sola a tu acompañante.- dijo con un deje de disgusto. El plan de Katerina saldría mejor si no estuviera achispada ni enfadada.
-¿Estas celosa?
-Puff!  Por favor. Celosa... Más quisieras tu.- respondió haciendo aspavientos.
-Pues yo creo que si lo estas.- se acercó a ella y le apartó el pelo del hombro, dejando su escote a plena vista.- Sabes que estas muy hermosa esta noche.
-Sí... bueno... gracias...- "ciñete al plan" recitaba en su mente.
-No tienes nada que envidiarle a Lady Grendworth.- susurro cerca de su cara. Miro un momento el marco de la puerta y sonrió.- Muérdago.

Sin esperarlo, Eric la cogio por la nuca y la beso. Al principio el beso fue suave y dulce, pero en cuanto ella tomo consciencia de la situación, se intensificó el beso. Paso sus brazos alrededor de su cuello y se acercó más a el. La mano de Eric se enredo en su pelo mientra la otra acariciaba su cintura. Lentamente, Eric se alejó de ella. La respiración de ambos era agitada. Los ojos de Sibylla brillaban por la pasión y tenia los labios un poco inchados. Se miraron unos instantes más, hasta que, sin esperar lo,  ella rompió el momento, huyendo.

-Sibyl. Para por favor.- dijo cogiendola del brazo. La había seguido hasta las escaleras.
-Dejame Eric. Esto no tendría que haber pasado. He bebido mucho.- se escuso ella. No podía dejar que aquello volviera a suceder. Tenia un plan. Debía ceñirse a el.
-¿Qué no tendría...? Reconoce que esto es algo que has querido hacer desde hace tiempo.
-Qué egocéntrico.- murmuró Sibylla.
-Dilo. Niegame que no sientes nada por mi y que no te ha gustado el beso. Por que te aseguro que a mi me a encantado.- y la volvió a besar.
Esta vez la agarro fuerte para que no huyera. Al principio ella se resistió, pero termino tirando de su pelo para acercarlo más. La pasión de antes, había surgido de nuevo y ahora los abrasaba. Una tos hizo que detuvieran el beso y se separan con brusquedad.
-Perdone, milord. Ha llegado un mensaje para usted.- anuncio el lacayo nervioso por haber interrumpido tan tórrida escena.
-Vale. Ahora voy.- respondió pasándose una mano por la cara y luego por el pelo. El lacayo se fue. Miro a Sibylla, que ya estaba apoyada en el primer escalón.
-Yo... mejor me voy a mi habitación.- y empezó a subir las escaleras con rapidez. Debía alejarse de el. El plan de Katerina había fallado.
-¡Sibyl!- la llamo Eric con anhelo. Pero ella ya estaba lejos.

La indomable Lady Sibylla (Saga por y para siempre #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora