Capítulo 19: Segunda oportunidad

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El agente Black se marchó de la casa con paso decidido. Habia dado la noticia de que Matthew Prescot había fallecido y que sus secuaces habían sido encarcelados. Las calles podrían descansar al saber que el temido Tom Riddley había sido apresado. Habían identificado a Amelia Stackhouse como Joan Hale, una actriz americana, sospechosa de la muerte de dos hombres.

Sibylla paso el resto de la semana en casa de los Knigth. Aún no había noticias de su tía desde que está desapareciera. Incluso Caroline,  que tanto aborrecia el bullicio de la ciudad, había acudido junto a sus hijos en cuanto supo del secuestro.

-Esta noche, los Howard nos han invitado a cenar.- dijo Katerina mientras se servía el te. Sibylla termino de llenar su plato con el desayuno y se sentó a su lado.- No tenemos que ir si no quieres.
-Quiero. Ya ha pasado una semana. No voy a pasarme toda la vida encerrada.- contesto Sibylla con tranquilidad.- ¿Sabes quien más ira?
-Pues iremos nosotras con los gemelos y mi madre, los Atwell, los Holcum, la viuda Gardner traerá a su sobrina... no me acuerdo de  su nombre. James iba a venir pero no puede. Daphne Flitwick esta de viaje.- informo Katerina. Al ver a su amiga algo distraída con su comida, una idea le vino a la mente.- También  vendrá Eric.
-¿Eric vendrá?- pregunto Sibylla con un toque de alegría.
-Puede ser. ¿Cuanto hace que no hablas con el?
-Pues... cinco días. Lo vi por última vez cuando me rescató y me trajo aquí.- los ojos de Sibylla perdió algo de brillo.
-Estuvo a tu lado los dos días que estuviste inconsciente. Estaba muy preocupado por ti. Nunca lo había visto así... por nadie.- le dijo Katerina. Sibylla la miro con un toque de esperanza.
-Creo que es una buena idea ir a esa cena.

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-Bienvenida, Lady Knigth. Hacia tiempo que no la veíamos por aquí.- dijo Lady Howard al ver a Caroline.- Lady Crawford... Usted está tan hermosa como siempre. Mi hija habla maravillas de usted. De las dos.- dijo al ver a Katerina.
-Me siento alagada.- respondió Sibylla.

La sala estaba atestada de gente. Caroline se acercó a sus antiguas amigas y al verla, una gran exclamación de alegría e innumerables risas y abrazos llenaron la estancia. Los gemelos se mantuvieron cerca de Katerina y Sibylla durante toda la noche. La velada fue amena y disentida. Charlaron con las gemelas Atwell y con Bathsheba, que en poco tiempo había aumentado en belleza y ya estaba prometida con un apuesto heredero. Sibylla pudo olvidar sus problemas y relajarse. Aunque sus ojos no se apartaron ni un momento de la puerta. Cada vez que se abría, el corazón se le aceleraba. Pero el no llegaba.

-¿Cómo están sus caballos?- pregunto Lord Griffith interesado.
-Muy bien. Lord Kinght se está encargando de todo, con la ayuda del señor Turner. El le asesora y entrena a los caballos como lo hacía mi padre.- le respondió Sibylla.
-Me gustaría mucho poder comprarle un pura sangre en cuanto estén dispuestos.- dijo Griffith con ímpetu.
-Por supuesto. Será de los primeros.
-¿Y que paso con su anterior caballo?- pregunto Duncan.
-Ya está un poco viejo. He decidido jubilarlo.- declaró Griffith.
-Le has dado mucho trote, Griffith. Si apenas ganabas con el, ¿tienes la esperanza de hacerlo con alguno de los pura sangre de Lady Sibyl?- se burló Elijah.
-Muy gracioso. Malditos gemelos. ¿Sabéis la cantidad de dinero que me habéis echo perder? Tengo la intención de recuperarlo en cuanto tengo un caballo nuevo.- respondió Griffith algo molesto. Aquella discusión divertio a Sibylla.
-¿Os reís de mi, Lady Sibylla?- pregunto Griffith con fingida molestia.
-Lo lamento. Pero la verdad es que es algo divertido.- respondió sin aguantar la risa.
-No la priveis de la diversión. Bien sabe Dios que lo necesita.- dijo una voz a su espalda. El corazón de Sibylla palpito con rapidez al reconocer la voz. Al fin había llegado. Giro la cabeza para sonreirle sobre el hombro.
-Me alegro de verle, Lord Shermont.- volvió la mirada al resto de su compañía.- Lord Griffith,  tenga por seguro que tendrá su merecida recompensa. Hablare con Warren para buscarle el mejor pura sangre. Y ahora, si me disculpan, voy a tomar una copa.- y se marchó, no sin antes rozar su mano con la de Eric.

La indomable Lady Sibylla (Saga por y para siempre #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora