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Ellis se ponía la mochila con todo el pesar del mundo. Hoy día comenzaba un casi nuevo año, en un nuevo instituto.
Bueno en el otro llevaba un mes y tuvo que cambiarse porque comenzaron a esparcir falsos rumores sobre él. Era tanto que mejor decidió irse.
—Espero que me vaya bien—sonrió y salió de su casa.
Por suerte el instituto no le quedaba demasiado lejos de la casa. Su camino fue tranquilo y sin contratiempos. Llegó directamente a la oficina de la directora mientras sentía muchas pero muchas miradas en su persona.
—¿Es el chico nuevo?—se escuchaba.
—Es omega al parecer—otra voz.
—Está bueno—los jugadores alfas se codeaban entre ellos y Ellis rodó sus ojos asqueado.
Alfas tenían que ser; rodó sus ojos nuevamente y llegó a la recepción de las oficinas de los funcionarios.
—Buenos días—dijo entrando a la oficina de la directora al tener el pase del secretario.
—Oh...usted debe ser Harrison, Ellis, ¿cierto?—le sonrió. Ellis asintió—. Pues, bienvenido a Belmont High School.
—Muchas gracias, directora—dijo con una sonrisa.
—No hay problema. Si tienes algún problema no dudes en acudir a alguien de aquí para que te ayudemos—le sonrió de forma amable cosa que el signo del escorpión devolvió—; El secretario te asignará un guía.
—Entiendo—dijo. Agradeció y salió del despacho.
Afuera había un chico rubio comiendo un chicle de forma aburrida; sus ropas eran en su mayoría negras, excepto por la chaqueta tornasol y por la camiseta que tenía un claro "fuck off" escrito en letras blancas en el centro, de sus pantalones colgaban cadenas a la altura de sus caderas. Era...excéntrico.
—¿Y cuándo vuelve Bob?—le preguntó el joven al secretario.
—Pues debería volver mañana—le sonrió el secretario.
—Oh...muy bien. Se le extraña—dijo el rubio con una sonrisa cuando percató que Ellis lo mirada ladeó su cabeza y le sonrió.
—Oh, ya salió. Que bien—el secretario se levantó y le gesticuló para que se acercara. Eso hizo el escorpión—. Bueno, te presento al señor Ajax; él fue asignado como tú guía, te mostrará el instituto y te hablará de algunos aspectos—los miró a ambos—. Aquí están tus horarios con las salas asignadas.
—Gracias—le respondió tomando los papeles que le extendía. Mientras que el rubio se balanceaba sobre sus pies.
—No hay problema. Puede proceder—miró al chico y este asintió sonriéndole.
