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Las votaciones para reyes del baile ya habían comenzado. También las votaciones para presidente o presidenta del consejo estudiantil. Teivel estaba emocionado y esperaba rotundamente ser elegido nuevamente para representar al estudiantado; pero después hablaremos de eso.
El cangrejo hablaba con Vanessa todo el día y todos los días que no llegó a pensar en Pierce, aunque cada vez que llegaba a casa se sentía silencioso, sin lo escandaloso que es su mejor amigo.
Lo extrañaba, no lo iba a negar; ahora, lo extrañaba como mejor amigo, se carcomía por dentro el pensar que por su estúpido deseo sexual.
Si Pierce estaba enamorado de él, era un problema, nunca podrá corresponderle esos sentimientos; para él, Pierce era un simple mejor amigo que amaba pero no de esa forma.
—¿Por qué ya no estás con Pierce?—le preguntó Vanessa un día con inocencia. Camden le sonrió, era tan linda, hoy día pensaba invitarla al baile.
—Pues peleamos—contó con vergüenza—, y no hemos vuelto a hablar desde entonces.
—Oh...eso es lamentable—dijo ella sonando genuinamente triste—. Tienen una bonita amistad.
—Gracias—la miró avergonzado. Tan bonita era que la arruinamos.
—¿Lo extrañas?—preguntó la chica.
—Pues sí...es mi mejor amigo—se volvió a avergonzar.
—¿Y por qué no hablas con él?—Vanessa le sonrió.
—Es que estoy esperando aún.
Vanessa rio con suavidad.
—Okay...—la chica se balanceó sobre sus pies.
—Vanny...—la llamó y esta lo miró, Camden le entregó una pequeña cartita decorada de forma linda—¿Vendrías al baile conmigo?
La chica se sorprendió pero le sonrió en grande.
—¡Claro que sí, Camy!—abrazó a su amigo con fuerza y Camden se volvió a sonrojar, aunque sonrió y la abrazó de vuelta con suavidad.
—Oh, eso es un alivio, creí que me ibas a rechazar—Vanessa rió y le tocó la nariz con suavidad.
—Claro que no te iba a rechazar Camy—le sonrió tiernamente y Camden sonrió en grande—. Ahora vamos a comer que tengo hambre—la chica se levantó y Camden también. Ambos volvieron a entrar al instituto.
Pierce quien estaba viéndolos y escuchándolos de lejos sonrió con tristeza. Su corazón volvió a doler.
Tal vez debería hacerle caso a Akram y simplemente hablarle, pero era un maldito cobarde, no tenía el valor de decirle, decirle que lo amaba directamente, decirle que lo extrañaba, no tenía el valor para nada. Tiró la carta de disculpas que le había escrito y se fue de ahí, quería hablar con Akram.
