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Akram veía como vendaban su mano luego de hacerle los exámenes pertinentes mientras Sirio se pasaba mordiendo su pulgar nervioso.
—Cálmate, cariño—le dijo Crux con una sonrisa nerviosa.
—No me puedo calmar sabiendo que un idiota le hizo eso a mi niño—apretó los puños indicando.
—Por favor, papá—pidió Akram en un suspiro pesado—. Fue un altercado y yo en parte lo provoqué.
—¡Te enterró un tenedor!—lo miró indignado—. Lo que le hiciste tampoco era tan grave, fue para defender a tu amigo.
—En eso tiene razón, Aki—dijo Crux acercándose y acariciando el cabello de su hijastro.
En eso el doctor apareció rápidamente.
—Hola, buenas tardes. Le revisé absolutamente todo y los exámenes, por suerte, no arrojaron nada malo dentro de sus nervios—les sonrió y ambos alfas respiraron con tranquilidad—. Así que solo tendrá que estar en control para ver si todo está bien con los nervios, solo por si acaso y la cicatrización.
—Muchas gracias, doctor—sonrió Crux.
—No hay problema. Se pueden ir con tranquilidad—les sonrió a los padres y miró a Akram, comenzando a hablarle sobre los cuidados que debería tener en su mano y le recetó pastillas para el dolor.
Sirio contestó el teléfono que sonaba con insistencia, dando respuestas cortas hasta cortar.
—Tenemos que ir al instituto. Nos citaron por la situación—suspiró Sirio—. Ya va a ver ese niñato malcriado.
—Papá, no hagas un escándalo, por favor—le pidió Akram levantándose.
—No te prometo nada, Aki—dijo con el ceño fruncido. Akram dio un largo suspiro junto con Crux.
Esto iba a ser desastroso.
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Teivel estaba sentado con sus padres detrás.
—¿Por qué nos citó?—preguntó hastiado Nath.
La directora simplemente los miró de forma seria.
—Por algo muy grave si me permite decir. Algo que nunca había pasado desde que tomé el cargo de directora de este establecimiento—dijo apoyando sus manos en la mesa—. Aunque no hablaré de nada hasta que estén los padres y la víctima aquí.
—¡¿Víctima?!—preguntó Aitné completamente enfadada—La única víctima acá es mi Tei.
Teivel rodó sus ojos de forma molesta.
—No, no lo es—suspiró la directora.
En eso entra el secretario. —Ya llegaron—la directora asintió.
