Tan solo dos meses más y terminaría con aquella pesadilla, no es que no le gustara lo que hacía, era que no le gustaba para nada su mentora. Era mandona, gruñona y todo el tiempo estaba de malas, la mandaba de aquí para allá sin razón alguna y claro que se molestaba si alguna de las tareas no estaba bien cumplida.
Leah había acudido como pasante administrativa pero rápidamente pasó a ser su asistente personal, algo que para nada estaba en su contrato pero que, si no lo hacía, la señorita Su no firmaría la constancia de terminación de servicio comunitario.
-Solo dos meses más debo aguantar a esa bruja y después adiós para siempre. –se quejaba para sí misma entrando a la cafetería.
Justo había puesto un pie en su edificio cuando recibió un mensaje de su mentora, exigiéndole su café de la mañana y otros tres para sus colegas presentes en la junta de las nueve.
-Buenos días. –saludó amablemente mientras sacaba su libreta de apuntes. –Sería un ice latte endulzado con mantequilla de maní, crema batida y caramelo por encima. Ah y tres americanos por favor.
-Claro, enseguida se los entrego. –respondió el chico anotando todo.
Decir que estaba cansada era poco, se había desvelado terminando de corregir el informe de la junta, escrito que tuvo que mandar por correo a primera hora de la mañana para su impresión.
El sonido que tanto detestaba la sacó de su sueño que recién comenzaba. Su teléfono de trabajo.
Con un sonido de frustración lo sacó.
-¿Ahora que quiere? –dijo antes de contestar. –Señorita Su.
-¿Por qué tardas tanto? Solo ibas por cuatro cafés, ¿A caso te pusieron a hacerlos?
Leah rodó los ojos frustrada.
-No señorita, la cafetería se encuentra repleta, tal vez por la hora...
-Me importa poco si te volviste una experta en la hora adecuada del café. –la cortó. –Te necesito en la oficina, la junta se adelantó.
-¿Cuánto tiempo?
-Una hora y media.
Miró el reloj en su muñeca, eran las 7:27am.
-O sea que en tres minutos. –repitió vacilante.
-Ya vas tarde. –confirmó la mujer. –Ah, y espero no te olvides de mí café. –colgó.
-¡Esa bruja! No pude ser, no puede ser.
-¡Leah! –llamó el chico de la cafetería.
-Gracias al cielo.
Tomó las bebidas y las colocó en la mesita de a lado, agarró cuantos sobrecitos de azúcar pudo, botecitos de crema, endulzantes, servilletas, tres popotes, metió todo en su bolso de mano y tomó nuevamente las bebidas.
Se giró lista para salir corriendo de ahí, pero al hacerlo chocó con una persona derramando uno de los cafés sobre sí misma.
-¡Ay, no!
-¡Como lo siento! ¿Estás bien? –era un chico quien enseguida quitó los vasos de sus manos para revisarla.
-Esto está hirviendo. –se quejó Leah separando un poco la blusa de su cuerpo.
-De verdad, los siento muchísimo. No te vi, yo...
-Está bien, no te preocupes. –al fin lo miró a los ojos. –Yo...yo fui quien volteó sin poner cuidado...
El chico tenía unos ojos preciosos y era muy lindo sin duda, tal vez se percató de la manera en la que Leah lo miraba embelesada porque sonrió mostrando sus dos hermosos hoyuelos. Ella también sonrió.
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Mi pequeña abejita ~ Jooheon - Monsta X ~
FanfictionPark Leah, una estudiante cuyo servicio comunitario estaba por terminar. Lee Jooheon, el chico lindo de los hoyuelos. ¿Quién de los dos guardará un pequeño secreto? OT7