Cap.6

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¿Cuál era la probabilidad de quedarse dormido un viernes por la mañana?

Para Leah, el 0.0001%

Pero, aún era una posibilidad.

Se estiró por completo sobre su cama, justo como todas las mañanas, abrió los ojos considerando si debía levantarse ya o en unos cuantos minutos más, pero algo no estaba bien, sentía que ya había dormido mucho así que decidió ponerse de pie. Cuando caminó hacia el comedor se percató de toda la luz que entraba por la ventana de la cocina, algo extrañada llegó hasta ahí abriendo las cortinas, la ciudad ya se encontraba muy animada para esa hora.

Miró el reloj en la pared y dio un salto asustada.

Eran las diez de la mañana.

Ella debía estar en la oficina a las ocho.

Corrió de nuevo a su habitación, pero no para cambiarse, enseguida tomó su teléfono buscando la razón del porqué no había sonado la alarma.

Se encontraba silenciado.

Después recordó el día anterior.

La señorita Su había estado fuera de la oficina todo el día, esta vez su acompañante asistente fue Hyungwon, mientras que Leah había permanecido atestada de trabajo en la agencia.

Cientos de informes, citas por confirmar, tratos por revisar, y claro, hombres por agendar en las noches.

Llegó a casa harta de su trabajo, harta de su jefa, harta de todas esas cosas, lo único que quería era descansar, dormir por lo menos sus ocho horas seguidas sin interrupción y con su teléfono encendido no iba a lograrlo.

-¡Que inteligente! –reprochó para sí misma.

Tenía diez llamadas perdidas de la señorita Su y otras treinta de Hyungwon.

Tomó su bolso de prisa, se aseguró de cerrar muy bien todo y corrió a tomar el autobús. A pesar del pequeño retraso de dos horas, el universo parecía estar a su favor pues el autobús llegó enseguida y no tardó más que diez minutos en dejarla en su destino.

Su buena suerte no terminaba ahí.

Entró corriendo por la puerta giratoria del gran edificio sin percatarse de la persona que se encontraba del otro lado.

-¡Ay!

Cayó al suelo.

-Deberíamos implementar otro método para encontrarnos. –rió Jooheon al verla. –Déjame ayudarte. –le extendió una mano.

-Joo...Jooheon. –tragó saliva nerviosa. -¡Discúlpame! –se puso de pie.

-Está bien, te la debía. –jugó.

-Ay, no... Tu traje...

Por el impulso había derramado algo de café en su camisa.

-Creo que las manchas de café serían un buen distintivo en esta empresa ¿No crees? –rió.

Leah no podía entender cómo es que ese chico siempre estaba de buen humor y haciendo bromas todo el tiempo. Simplemente le encantó.

-Dudo que sean un buen distintivo para cualquier empresa. –confesó Leah un poco más relajada.

Y Jooheon sonrió satisfecho, pues había dicho todas esas tonterías para evitar que siguiera sintiéndose culpable por el incidente, además de qué nervioso solía decir cosas sin sentido y vaya que esa chica lo ponía de tal forma.

-Tienes razón. –aceptó. -¿A dónde te diriges tan de prisa?

-Se me hizo tarde. –respondió Leah.

Mi pequeña abejita ~ Jooheon - Monsta X ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora