12

10 1 0
                                    

La princesa.
La princesa De la Torre era una chica guapa, graciosa, medianamente inteligente, expresiva y muy pero que muy empatica. Te podía leer como a un libro abierto y decirte justo lo que estabas buscando que alguien te dijera.

Pero también era esa princesa De la Torre. Era una mente bipolar, dos personalidades dentro un mismo cerebro. Una era mala. Muy pero que muy rencorosa y podía hacer mucho daño. Esa cualidad de leer a las personas podía usarse para hacer daño emocional. Mucho pero que mucho daño emocional.
La otra personalidad le tenía miedo. No se perdonaba herir a alguien, por mucho daño que le hubieran hecho a ella anteriormente.
En cuanto alguna persona, querida o no tanto, dejaba de mirar a cada segundo a la princesa, de hablarle a cada minuto y de corresponder a sus abrazos, entonces le daban ataques.
"¿Habré hecho algo mal? Seguro que si, lo arruino todo."
Se ponía nerviosa en pensar si la podían reemplazar. Y al intentar arreglarlo siempre la cagaba. Siempre decía algo inadecuado para el momento.

Intentaba no mirar a todas esas personas que estaban al otro lado del acantilado. Intentaba no ver que la doncella estaba cruzando el puente para unirse a ellos. Intentaba no verlo. O más bien, fingía que no lo veía. Para no preocupar a nadie. Para no tener que dar explicaciones. Porque era una cobarde. Porque no se atrevía a ir a decirle cuatro cosas a la gente que quería por si les sentaba mal.

Tendría que decirle a la doncella que dejara de pensar en sus notas y en su cuerpo. Que se centrará en la vida. Que se centrará un poco en ella. En su mejor amiga. Porque llevaba semanas intentando hablar de eso que la consumía por dentro y cada vez que lo intentaba, fracasaba. Porque resulta que era más importante un fallo en un examen poco importante que los sentimientos de la princesa. Que sentía como se iba y se le estaba partiendo el corazón en mil pedazos.

También tendría que decirle a la soldado que estaba cansada. Que la entendía a la perfección pero que no sabía que hacer. Que había cosas. Muchas cosas. Que no sabía por primera vez que hacer. Me refiero, la entendía, pero simplemente no funcionaba. No eran compatibles. Y no era culpa de nadie.

Estaba harta de esa mentalidad. Su madre estaba orgullosa de ello pero en realidad había creado a un monstruo. Una terrible adolescente que se lo tomaba todo demasiado a pecho.
No iba a acabar bien. Sabía que no iba a acabar bien pero no lo está evitando.
El cielo se está volviendo oscuro.

La princesa de la TorreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora