La princesa de la Torre

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Volvía otra vez. Volvía esa sensación de que no iba a lograrlo. No podría salir de esa jaula que era su vida. Que jamás tendría una sensación de bienestar pleno.

Oía los suspiros de la gente desde lo alto de aquel lugar. Podía saber que pensaba cada uno, y cada vez se daba cuenta de que ella era diferente. De que por mucho que lo intentara, no podría ser como el resto.
Cumplía con todas y cada una de sus obligaciones cada día, pero aún así no se sentía suficiente. Exacto. La princesa De la Torre, aquella muchacha a la que todo el mundo adoraba no se sentía suficiente.
Cada vez que abría su corazón a alguien con todos estos sentimientos, la gente le repetía lo mismo. Y ella buscaba a aquella persona que no le repitiera nada. A aquella que no la insultara cuando las cosas no salían como quería. A aquella que no minimizara sus problemas por ser... eso. Por ser la princesa. Por ser hija de los reyes y tener una vida llena de fama y admiración.