El manual de lo prohibido › Lee Heeseung ✔︎

Capítulo 67

Fue entonces que me percaté de que una lágrima se escapó de mis ojos y llegó hasta mis labios, estoy llorando.

Allí está y no es un sueño, una ilusión o una cruel jugarreta de mi mente. Entonces capté que, colgando del edificio, hay un enorme cartel que dice "Non scappare più" con grandes letras azules, no sé qué dice, jamás logré aprender italiano, pero sea cual sea el mensaje, me impide moverme, quiero permanecer aquí, observándolo.

Hice una comparación, y mi exposición sale perdiendo, Heeseung es hermoso, en todo sentido que pueda verle; su voz, su rostro, su cuerpo incluso, así use el atuendo más ridículo del planeta. De pronto, un pensamiento me cruzó por la mente. ¿Existe la posibilidad de que él me quiera a mí? ¿Tan solo a mí? Tiene que haber una razón por la que en este momento esté allí, cantándome esas hermosas palabras que me llenan el alma, ese "por siempre" que agregó a su melodía, pero... ¿Todo es verdad? Y si lo es... ¿Acaso no sigue siendo malo? El recuerdo desgarrador que aún no me abandona, es aquel en el que veo los ojos hinchados y rojos de Minchae, la tristeza en su rostro y la radiografía de su alma hecha pedazos. ¿Es que yo puedo acaso ser tan cínica como para terminar de arrebatarle lo que más amó?

Miré de nuevo a Heeseung y otra lágrima corrió por mi mejilla, ni siquiera yo misma me entiendo; si él me quiere y yo lo amo más que a mi vida misma. ¿Cómo podremos estar juntos? ¿El dolor de Minchae es el precio a pagar? Me lastima querer hacerlo para estar con Heeseung, no puedo ser tan egoísta. ¿O sí?

Es verdad que ha pasado el tiempo, pero, aunque para mí sea eterno, en realidad no ha sido bastante, en dos meses nadie sana una herida, y mucho menos si es tan profunda como la que yo hice. ¿Es que nunca podré llegar a estar con Heeseung? ¿Ser feliz con él? ¿Tuve que conocerlo? Pero tampoco puedo ignorar todo este amor que me quema por dentro, me hace hervir la sangre y que ya hasta dudo que me quepa en el corazón o en el cuerpo entero.

Sentí a Jungwon a mi lado.

Jungwon: —Dile que no es demasiado tarde. —Me susurró y la gente volvió a mi alrededor, volví a la realidad que me asfixia.

Di una rápida mirada a Jungwon y luego volví a mirar a Heeseung; el murmullo de la gente me hizo perder las voces en mi cabeza, mientras la de Heeseung continua metiéndose por mis oídos y llega a mi corazón, el suspiro angustiado que solté se hizo visible al empañar el cristal de la ventana. ¿Por qué tengo que pensar demasiado las cosas? ¿Volver a escapar sería muy cobarde?

La música frenó, y junto a ella mi corazón estrepitosamente colapsó en nuevos latidos, Heeseung miró hacia mí y aún a tal distancia, pude sentirme abrigada con el calor de su mirada.

Jungwon: —¿Qué esperas? —Me instó, pero ni siquiera yo lo sé.

Heeseung no se movió, pero el par de músicos detrás de él comenzaron a retirarse, haciendo que la escena parezca viva.

Es hora de aclarar las cosas con Heeseung, y conmigo misma también. Comencé a mover los pies hacia atrás y él se echó a correr, no supe qué más hizo, porque caminé hasta las escaleras y bajé a grandes zancadas medio desequilibradas hasta la planta baja. ¿Qué voy a decirle? Mi cabeza es un completo caos y voy viéndome los pies al caminar, tratando de encontrar la respuesta correcta a todo este dilema.

Justo cuando estuve por salir de la puerta, donde la luz taciturna del sol escaso ya comienza a alumbrar, un brazo me cerró el paso.

El pecho agitado de Heeseung se mueve de arriba a abajo por debajo de su sudadera negra, y su respiración irregular me mueve los cabellos por causa de tanta cercanía. Tenerlo así de cerca después de tanto tiempo hizo que me debilite por completo, pero me obligué a sacar fuerzas de donde no las tengo para mantenerme de pie, aun cuando mi corazón estalla contra mi pecho.