Al llegar a casa, mi abuela se preocupó un poco por no verme con mi abuelo, pero luego de explicarle la situación, se tranquilizó... aunque solo un poco, pues sabía que le preocupaba el hecho de que mi abuelo hablara con aquel hombre.
Para la hora de la comida, nos encontrábamos los tres en la mesa hundidos en un silencio tan profundo, que si una pluma caía en ese momento podríamos escucharla. Pero mi abuelo decidió romperlo iniciando una conversación con mi abuela.
Robert: La pasta está deliciosa... hay algo diferente en el sabor.
Margaret: Es la misma receta que hemos usado siempre. -Dijo indiferente-
Robert: Pues estaba seguro de...
Margaret: Qué fue lo que hablaste con aquel hombre?
Robert: Con Brad? -Mi abuela lo miró mal- Pues... no hablamos mucho, solo algunas cosas respecto a lo que está pasando, me explicó sobre su viaje y...
Margaret: Robert... -Lo interrumpió- ve al punto.
Robert: Quiere conocerla. -Me miró- Y quiere pasar el mayor tiempo contigo mientras esté aquí.
Margaret: Y tú le dejaste en claro que no lo vamos a permitir, cierto?
Robert: Cariño...
Margaret: No puedo creer que estés de acuerdo con él!
Robert: Y qué podía hacer? Es su hija! No podemos impedirle...
Margaret: Si podemos! Porque él nunca ha estado para ella.
Robert: Porque no sabía que tenía una hija. Y no quiero problemas legales...
Margaret: Problemas legales?! Él decidió irse!
Robert: Te repito que se fue sin saber sobre el estado de Jennifer!
Margaret: Bien! No discutiremos por esto. -Me miró- Natali, tú quieres verlo?
Natali: No lo sé.
Margaret: Estoy haciendo una pregunta y quiero que me mires cuando respondas. -La miré- Quieres tratarlo? Porque si no quieres voy a apoyarte...
Natali: Y si quiero tratarlo?
Margaret: Entonces tendré que tragarme mi orgullo y aceptar tu decisión... Pero necesito escuchar tu respuesta.
Robert: Ambos te apoyaremos en lo que decidas, princesa. -Tomó mi mano- Y sé que tu madre también lo hará.
Natali: Nunca he necesitado de un padre, porque siempre he sentido que mi familia está completa. -Lo miré- Pero quisiera resolver muchas dudas que tengo sobre el señor Brad... Así que, aceptaré tratarlo el tiempo que esté aquí.Mis abuelos me sonrieron y dejaron el tema de lado para seguir con la comida.
[...]
A la mañana siguiente, me preparé para ir a la escuela. Una vez lista bajé a despedirme de mi abuela, pues con tantas emociones que sentía no tenía apetito.
Margaret: Insisto en que no debes irte sin desayunar.
Natali: Prometo comer después de la escuela... es solo que ahora no tengo apetito.
Margaret: De acuerdo. -Me abrazó- Cuídate mucho, Natali.
Natali: Lo haré, abuela.
Margaret: Tu abuelo te llevará... se asegurará de dejarle en claro a... al señor Brad que te deje en la puerta antes del anochecer.
Natali: De acuerdo.Abracé de nuevo a mi abuela y salí de la casa junto a mi abuelo.
En el camino, él no decía nada, parecía sumido en sus pensamientos, pero a la vez estaba al pendiente de todo lo que pasaba a su alrededor.
Al llegar a la escuela, me abrazó y repitió todas las instrucciones que me había dado mi abuela.Robert: Y por último, toma. -Me dio una moneda- Por si necesitas un poco de dinero.
Natali: Gracias, abuelo.
Robert: Estarás bien? -Asentí- De acuerdo.
Natali: Irás con él?
Robert: Si no le recuerdo sus responsabilidades tu abuela me matará. -Reímos- Anda, entra a la escuela... Brad estará aquí por la salida.
Natali: Te quiero.
Robert: Y yo a ti.Desde el momento en que entré a la escuela, el tiempo parecía ir volando, y por más que quisiera retrasarlo, se escuchó la campana anunciando el término de clases.
Con mi libros en mano y caminando lo más lento posible, caminé hasta la salida. Y una vez ahí, pude ver al hombre que me había tenido temblando de los nervios toda la mañana.
Levantó su mano saludándome y yo caminé hasta él.Brad: Hola, Natali.
Natali: Hola, señor Brad.
Brad: Señor? Ni siquiera Brad? -Sonrió-
Natali: Es... por respeto.
Brad: De acuerdo. -Tomó mis libros y comenzamos a caminar- Tienes hambre?
Natali: Un poco.
Brad: Vamos a comer. Vi un pequeño lugar donde podremos comer algo y platicar.Seguí al hombre durante unos minutos hasta llegar a un pequeño local en donde había poca gente.
Nos sentamos en una pequeña mesa junto a la ventana y él se levantó a ordenar nuestra comida.
Luego de unos minutos regresó con lo que había pedido y un platillo diferente para él.Brad: Está bien tu comida? -Asentí- Bien.
Natali: Le gusta la comida de aquí?
Brad: Claro! En mi pueblo no hay mucha variedad, sabes?
Natali: De dónde viene?
Brad: Avonlea. Has escuchado sobre el lugar? -Negué- Es un pueblo en Canadá, cerca de Charlottetown. Se ubica en la isla Príncipe Eduardo.
Natali: He leído un poco de la isla. Mi profesor la mencionó un par de veces para la clase de geografía.
Brad: Es hermosa. Te encantaría si la visitaras. -Sonreí un poco- Y qué te gusta hacer? Tienes algún pasatiempo? A mí me gusta mucho viajar, conocer nuevas tierras.
Natali: Yo nunca he salido de Nueva York... Me gusta mucho pintar, soy muy buena en eso. También me encanta bailar y toco el piano, mi abuelo me regaló uno cuando era pequeña, y él también me ayuda a perfeccionar mi habilidad tocando... También me gusta leer.
Brad: Fascinante! Eres toda una artista. Yo solo sé golpear mis piernas como tambores. -Rió- Así que te gusta pintar? Sobre oleó?
Natali: Si. También tengo mi libreta de dibujos.
Brad: Interesante. Definitivamente eres toda una artista... Supongo que has ayudado a tu madre con los diseños de su casa de modas?
Natali: Nunca le he enseñado a mi madre un diseño mío, solo le he ayudado con algunos que ella hace.
Brad: Deberías mostrarle tus diseños.
Natali: No son muchos realmente. Y no creo que sean muy buenos comparados con los de ella.
Brad: Tu madre decía exactamente lo mismo cuando la conocí. -Sonrió-El silencio nos gobernó durante varios minutos antes de que tomara el valor de preguntar lo que más quería saber desde que era pequeña.
Natali: Por qué te fuiste?

ESTÁS LEYENDO
H E A V E N [Gilbert Blythe]
RomanceH E A V E N | »Pero, si decides quedarte... me encantaría que fuera junto a mí«