Al entrar a casa, lo primero que vi fue a mi abuelo con una gran sonrisa, que al verme, desapareció de inmediato.
Robert: Está todo bien? Pasó algo en la escuela?
Lo miré con tristeza y subí las escaleras para ir directo a mi cuarto, pero antes de llegar, escuché como Elizabeth comenzaba a contarle todo.
Elizabeth: Hubo un incidente en la tienda...
Cerré la puerta de mi habitación con fuerza y me senté en la orilla de mi cama para tratar de procesar todo lo que había pasado.
Sabía que tenía un padre y conocía exactamente lo que había sucedido con él, por eso nunca me había importado el tenerlo o no conmigo, pero cuando lo vi no pude evitar sentirme mal, fue un extraño sentimiento, como si todas las emociones salieran a flote al mismo tiempo.Unos golpes en la puerta me hicieron levantarme de la cama y abrir. Del otro lado, se encontraba mi abuelo con una barra de chocolate en sus manos.
Robert: La encontré en la cocina. -Dijo mostrándome la barra- Supuse que querrías compartirla conmigo.
Me hice a un lado dejándolo entrar y volví a sentarme en la orilla de la cama. Mi abuelo no tardó en imitar mi acción y pasarme un trozo de ese dulce que me gustaba tanto.
Robert: Un poco de chocolate por tus pensamientos? -Reí- O prefieres la moneda?
Natali: Por qué? -Me miró confundido- Por qué volvió?
Robert: No puedo responder eso.
Natali: Entró en la tienda con la idea de encontrar a mamá.
Robert: Y te encontró a ti... Qué sentiste?
Natali: No sé si puedo explicarlo.Mi abuelo se quedó en silencio y ambos comenzamos a comer el chocolate.
Él sabía perfectamente cuando quería hablar y cuando necesitaba estar acompañada solamente, y como lo había hecho tantas veces, se quedó junto a mí hasta que decidí retomar la conversación.Natali: Crees que vuelva?... O qué quiera tratarme?
Robert: No lo sé... A ti te gustaría conocerlo?
Natali: No lo sé.
Robert: Supongo que, si él quiere, tenemos que llegar a un acuerdo.
Natali: Pero mi mamá...
Robert: Si él lo quiere, tu madre tiene que aceptar... No podemos impedirle ver a su hija.El sonido de la puerta principal abriéndose y luego las fuertes pisadas nos hicieron saber que mi abuela había llegado.
Llegó hasta mi habitación y se quedó frente al umbral viéndonos a ambos.Margaret: Creí que estarías encerrada. -Se acercó hasta nosotros- Cómo estás?
Natali: No lo sé...
Margaret: Realmente no lo sabes o...
Natali: Es como si muchas emociones se cruzaran por mi cabeza... Es abrumador.
Robert: Entendemos, pequeña.
Margaret: Tal vez una siesta...
Natali: No quiero dormir... Qué fue lo que te dijo... él?
Margaret: No creo que debas...
Robert: Debemos decírselo, Margaret. Merece saberlo.
Margaret: No sabía de tu existencia... Está igual de sorprendido que tú, así que no dijo mucho.
Natali: Volveré a verlo.
Margaret: Tú quieres verlo? -La miré si saber que contestar- Tal vez será mejor que lo hables con tu madre.
Natali: Pero ella está...
Margaret: Tendrá que acortar su viaje. -Dijo antes de salir de la habitación-Mi abuelo se quedó a mi lado sin decir una sola palabra, sabía que necesitaba el silencio, así que espero varios minutos antes de hablar.
Robert: Hay unas partituras que me gustaría enseñarte...
Natali: No sé si quiero ensayar.
Robert: Entonces qué quieres hacer?
Natali: Quedarme aquí el resto del día.
Robert: Pues quedémonos aquí el resto del día.Y tal como lo dijo, mi abuelo se quedó conmigo hasta el anochecer. En ocasiones tratando de animarme, pero la mayor parte del tiempo estuvimos en un silencio muy cómodo para ambos, al menos hasta que me quedé dormida.
[...]
Al día siguiente, me levanté para ir a la escuela, y como todas las mañanas, mis abuelos se encontraban esperándome para desayunar.
Robert: Te acompañaré a la escuela.
Natali: De acuerdo.
Margaret: Le escribí a tu madre. -La miré- Esperemos que la carta llegue pronto y regrese a arreglar esta situación.
Natali: Crees que tarde mucho?
Robert: Creo que tu madre volverá antes de que llegue esa carta... Te dije que no era necesario enviarla. -Dijo mirando a mi abuela-
Margaret: No exageres. Con suerte lograremos que regrese por lo menos un par de semanas antes de lo esperado.El desayuno continuo en silencio y al terminarlo, subí a mi habitación para terminar de prepararme para ir a la escuela.
Cuando mi abuelo me dejó frente a la escuela, tuve que respirar tres veces antes de entrar, todo por los nervios que sentía y que me parecían absurdos, pues no había motivo de sentirme así, pero parecía como si presintiera que algo malo iba a pasar.
Y al terminar las clases, ese presentimiento se hizo realidad, pues mi padre se encontraba esperándome fuera de la escuela.Brad: Hola.
Natali: Buen día, señor.
Brad: Yo...
Natali: Puedo preguntarle cómo me encontró? -Lo interrumpí-
Brad: Ayer pude ver que tenías varios libros contigo, y no me fue difícil suponer que regresabas de la escuela, así que busqué en la más cercana y...
Robert: Natali! -Gritó mi abuelo mientras se acercaba a nosotros- Llego un poco tarde... Vámonos a casa.
Brad: Señor Walker. -Dijo en modo de saludo-
Robert: Brad. -Respondió indiferente- Vámonos, Natali.
Brad: Señor, me gustaría hablar con usted acerca de... -Me miró- este asunto.
Robert: Natali, adelántate a casa, si? -Asentí- Ahora te alcanzo, princesa.
Brad: Adiós, Natali.Lo único que logré hacer, fue a mirar a mi padre antes de emprender el camino a casa como mi abuelo lo había indicado.
ESTÁS LEYENDO
H E A V E N [Gilbert Blythe]
Storie d'amoreH E A V E N | »Pero, si decides quedarte... me encantaría que fuera junto a mí«