XI

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Al día siguiente, alguien me despertó abriendo las cortinas de mi habitación, y hubiera deseado que nunca lo hubiera hecho, pues apenas abrí los ojos, pude ver la realidad de lo que estaba viviendo.

Sra. Wilson: Buen día, señorita.
Natali: Buen día. -Me senté aún algo adormilada- Qué hora es?
Sra. Wilson: Las nueve de la mañana.
Natali: Las nueve?! Es tardísimo. -Me levanté rápidamente-
Sra. Wilson: Su padre me pidió que la dejara dormir un poco más...
Natali: Mi día, por lo regular, empieza a las siete de la mañana... Podría pedirle como un favor que me despierte a esa hora? Claro, si no es demasiado pedir.
Sra. Wilson: No lo es, señorita.
Natali: Solo en caso de que me quede dormida... Suelo despertarme sola, pero ahora no sé que pasó... Tal vez fue el viaje, y el horario y todo lo demás. -Dije mientras buscaba mi ropa-
Sra. Wilson: Tal vez, señorita. -Sonrió- Su padre la espera para desayunar.
Natali: No lo ha hecho?
Sra. Wilson: Prefirió esperar a que usted despertara.
Natali: De acuerdo... Dígale que bajo enseguida, por favor.

La señora Wilson asintió y salió de la habitación dejándome sola para poder vestirme.

Cuando estuve lista, bajé hasta la cocina para desayunar, y ahí me encontré con Brad.

Brad: Buen día! Dormiste bien?
Natali: Dormí demasiado, diría yo.
Brad: Pasaste buena noche?
Natali: Si.

Comenzamos a desayunar en silencio, como era costumbre pasar el tiempo entre nosotros, y cuando terminamos, me levanté dispuesta a irme a mi habitación, pero Brad me detuvo.

Brad: No quieres ver el "cuarto de arte"? -Lo miré confundida- Así lo llamé.
Natali: Ya está listo? -Sonrió-
Brad: Acompáñame. -Salió de la cocina-

Lo seguí y caminamos hasta la sala de estar, y al fondo de esta se encontraba una puerta, que inmediatamente imaginé que ese sería el lugar donde estaban mis pinturas, pero un llamado en la puerta nos impidió entrar.

Brad: Iré a ver quien es.

Brad caminó hasta la entrada y desapareció totalmente de mi vista por un momento, al menos hasta que entró siguiendo a una señora regordeta que no paraba de hablar.

X: Brad querido, debes saber que me sorprende venir hasta ahora... No cualquiera logra ocultarme información por tanto tiempo. -Me miró- Es ella?
Brad: Es un placer tenerla aquí, señora Lynd. -Me miró- Y si, ella es mi hija, Natali Harper... Natali, ella es la señora Lynd.
Natali: Un placer conocerla.
Sra. Lynde: Muy educada. -Sonrió y se acercó hasta mí- Y tiene una apariencia física muy favorable... Aunque no se parece en nada a ti, muchacho.
Brad: Al parecer es más parecida a su madre.
Sra. Lynde: No tengo el placer de conocerla, pero creo que definitivamente lo es. -Miró a Brad- A todos nos sorprendió la noticia de que tenías una hija.
Brad: Si, incluso a mí... Puedo preguntar, cómo se enteró que estaba aquí?
Sra. Lynde: El señor Lynde los vió ayer en Charlottetown.
Brad: Claro. -Dijo algo exasperado-
Sra. Lynde: Ahora, niña... -Me miró- Cuéntame todo de ti. Cuántos años tienes? Estudias? De dónde vienes? Qué tal va tu estancia aquí?
Brad: Esas son muchas preguntas.
Natali: Tengo 14 años. Estudio... o lo hacía en Nueva York. Y mi estancia aquí va bien. -Sonreí-
Sra. Lynde: Nueva York, eh? Qué tal es? Dicen que es muy... grande.
Natali: Si, lo es.

La señora Lynde estuvo varios minutos más con nosotros antes de irse, y por lo poco que pude conocerla, me di cuenta que era una persona a quien le encantaba traer y llevar los chismes.

Cuando se fue, por fin Brad me mostró la habitación de mis pinturas. No era muy grande, pero sería suficiente mientras durara mi estancia aquí, incluso podría decir que era una linda habitación.

Brad: Te gusta? Limpie todo y traje tus pinturas con mucho cuidado... Y todo está como mi madre lo dejo... aunque si no te gusta la decoración podemos cambiarla.
Natali: Es muy linda, Brad. -Sonreí-
Brad: Que bueno que te gustó.
Natali: Gracias.
Brad: No es nada. -Sonrió- Tengo que salir de la casa unas horas, quieres venir o prefieres quedarte?
Natali: Creo que prefiero quedarme.
Brad: Bien. No tardaré mucho... Llegaré aquí para la hora de la comida?
Natali: De acuerdo.

Brad salió de la habitación y yo me quedé un momento más tratando de memorizar cada espacio que había en ella.
Luego de unos minutos decidí salir y fui a mi habitación rápidamente para tomar un libro y bajar a la cocina para avisar a la señora Wilson que saldría al patio a leer.

Cuando salí el aire fresco me invadió por completo, y a pesar de que no me molestaba, me puse un abrigo para no enfermarme.

Caminé hasta la parte de atrás de la casa, y pude ver que teníamos vecinos, algo que no había notado cuando llegué. Pero, también pude ver un hermoso árbol, que carecía de hojas por el invierno, aunque con la nieve como fondo, definitivamente sería un magnífico lugar para pasar un tiempo leyendo, así que caminé hasta él y me senté en una gran roca que estaba a los pies del árbol y que no se encontraba cubierta de nieve.

Abrí mi libro donde lo dejé y comencé a leer, concentrándome únicamente en imaginar las escenas de lo que estaba leyendo. Eso hasta que un ruido me interrumpió.

Me levanté para ver que había sido, y pude ver a un joven que trepaba el árbol del otro lado hasta sentarse en una de sus ramas.
Cerré mi libro y toqué el tronco del árbol como si se tratara de una puerta.

Natali: Disculpa! -El joven me miró- Qué haces?
X: Buen día, señorita.
Natali: Si, buen día... Perdona que moleste, pero estás en propiedad privada.
X: No lo creo. Esta es mi propiedad.
Natali: Usted es quien vive allá? -Señalé la casa vecina-
X: Así es.
Natali: De acuerdo. Pero el árbol está en mi propiedad, no en la suya.
X: Así que tú vives con el señor Harper? Eres una sobrina o algo así? Porque, si mal lo recuerdo, él no tiene hermanos.
Natali: Eso no es de su incumbencia. Le pido que por favor se retire de mi propiedad.
X: Ya le dije que es mi propiedad... o al menos la mitad del árbol.
Natali: No lo creo, señor... Y si no se retira tendré que decirle a...
X: Es usted muy bonita. -Sonrió-
Natali: Disculpe?
X: Dije que es usted...
Natali: Sabe qué? Me iré yo.

Tomé mi libro del suelo y caminé hacia la casa de Brad, maldiciendo internamente al joven que había interrumpido mi buen momento de lectura.

H E A V E N [Gilbert Blythe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora