XIII

19 3 0
                                    

[...]

Con el pasar de los días, la relación que teníamos Brad y yo iba algo mejor. No habíamos creado un ambiente de armonía y paz, pero por lo menos ya no nos gritábamos cada que nos encontrábamos en cualquier lugar de la casa.

La navidad no fue la gran cosa. Brad y yo cenamos juntos, intercambiamos unos pequeños obsequios y después cada uno se fue a su habitación. Además compartimos un abrazo y unas cuantas risas. Básicamente ese ha sido uno de los momentos más alegres que he tenido desde que llegué.

Yo iba aceptando poco a poco la realidad de que aún faltaba mucho tiempo para regresar a casa, pero entre mi lectura, pinturas y las cartas que escribía a mi mamá y abuelos me mantenían lo suficientemente ocupada como para que lo días pasaran un poco más rápido. Y quería pensar que ahora que iniciamos el nuevo año, y que comenzaría mis clases, los días pasarían aún más rápido.

Brad: Natali, baja ya! El desayuno está listo.

Tomé unos cuantos libros que había traído conmigo, acomodé un poco el listón en mi cabello y bajé a la cocina para desayunar.
Tomé asiento al lado de Brad, y vi el desayuno poco apetecible que él mismo había preparado.

Natali: Qué es esto? -Toqué lo que parecía un trozo de madera quemada-
Brad: Pan... Creo que lo dejé tostar de más. Pero el huevó quedó bien. -Lo probé e hice una mueca-
Natali: No tiene sabor.
Brad: Por favor, Natali. No deben estar tan mal. -Lo probó-
Natali: Extraño a la señora Wilson. -Dije viendo como Brad escupía el desayuno cubriéndose con la servilleta-
Brad: Si... yo también.

La señora Wilson había pedido permiso para ir a visitar a su hijo, y tenía dos semanas que se había ido, y aún faltaban tres días para que volviera.

Natali: Creo que he perdido el apetito.
Brad: Sé que no es el mejor desayuno, pero necesitas comer para concentrarte en las clases.
Natali: Podré concentrarme mejor sin comer esto. -Me levanté de mi asiento- Te esperaré en la estancia.

Caminé fuera de la cocina y me dirigí a la estancia, en donde ya se encontraba una pizarra que, supuse, Brad usaría para las clases.
Pasaron varios minutos antes de que Brad apareciera.

Brad: Muy bien. Comencemos con... -Miró sus libros- matemáticas! -Comenzó a copiar algunos ejercicios del libro y al terminar me miró- Resuélvelos y me avisas cuando termines.

Miré los ejercicios en la pizarra y sonreí para después comenzar a resolverlos, y en menos de 5 minutos, lo había terminado.

Natali: Listo.
Brad: Ya? -Me miró alzando una ceja- Déjame ver.

Caminó hasta mí y tomó la hoja viendo cada uno de los ejercicios que resolví. Después dejó la hoja sobre la pequeña mesa de la estancia y me miró.

Brad: Creí que tardarías más.
Natali: Y yo creí que eras profesor para personas de mi edad y no para niños más pequeños. -Alzó una ceja-
Brad: Con que quieres más dificultades... De acuerdo. -Caminó hacia la pizarra- Tal vez sea hora de que te explique unos temas más avanzados.

La mañana se pasó entre las explicaciones de Brad en las materias de matemáticas e historia, y al terminar las clases, podía decir que Brad era un excelente profesor, pues su manera de enseñar lograba que cada vez te interesaras más en los temas de los que te hablaba.

Después de terminar con mis lecciones del día, Brad y yo comimos juntos, y tratamos de convivir un poco más, como últimamente lo habíamos hecho.
Al terminar, le avisé que pasaría parte de la tarde trabajando en algunas pinturas, y él dijo que renovaría el plan de estudios que tenía planeado para mí, así que los dos estaríamos ocupados por el resto de la tarde, o eso creímos, pues alguien llamó a la puerta justo cuando estaba pasando por la estancia.
Abrí la puerta, me sorprendí de ver quien estaba del otro lado.

Natali: Qué haces aquí? -Dije algo molesta-
Gilbert: Hola. A mí también me da gusto verte.
Natali: Si has venido solo a molestarme te juro que...
Brad: Gilbert! -Me interrumpió-
Gilbert: Hola, señor Brad. -Dijo mirando detrás mío-
Brad: Que gusto verte muchacho! Pasa! No te quedes afuera.
Gilbert: Gracias. -Pasó junto a mí- Permiso, señorita.

Rodé los ojos y cerré la puerta para después darme la vuelta y mirar como Brad abrazaba efusivamente a Gilbert y este le correspondía.

Brad: Lamentó no haberte visitado antes, pero he estado muy ocupado últimamente.
Gilbert: No se preocupe. Yo también tenía algunos días pensando en venir a verlo, pero viendo que tiene visitas no quise incomodar.
Brad: Ah pero no incomodas. -Se acercó a mí- Gilbert, ella es mi hija, Natali Harper.

Gilbert nos miró muy sorprendido y se notaba que no sabía que decir, pero considerado la situación, no me extrañé de su reacción.

Gilbert: Su hija?... Pero cómo...
Brad: Una larga historia, muchacho... Una muy larga historia. -Me miró- Natali, él es Gilbert Blythe, nuestro vecino.
Gilbert: Ya nos habíamos conocido. -Lo miré abriendo mucho mis ojos y negando con la cabeza disimuladamente- Pero no sabía que era su hija, pensé que era alguna sobrina o familiar lejano.
Brad: Con que ya se habían conocido. Natali no me contó nada. -Me miró con una ceja alzada-
Natali: No le tomé importancia, Brad. -Me alejé de él- Si me disculpan, tengo unos asuntos pendientes.
Brad: No quieres quedarte? Le invitaré a Gilbert un poco de té.
Natali: Tú harás el té? -Asintió- En ese caso, será mejor que no me quede. Adiós, Gilbert. -Le sonreí falsamente-
Gilbert: Hasta luego, Natali.

Caminé fuera de la estancia, pero aún logré escuchar lo último que Gilbert le preguntó.

Gilbert: Lo llamó Brad?
Brad: Como ya te dije... Es una larga historia.

H E A V E N [Gilbert Blythe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora