~1897~
ºNarra Nataliº
El ruido de la ciudad se escuchaba de fondo mientras terminaba de colocarme el listón en mi cabello.
El grito de mi madre se escuchó desde el primer piso, así que tomé mis cosas y bajé corriendo las escaleras hasta entrar al comedor.Margaret: Natali, te he dicho mil veces que no bajes corriendo las escaleras.
Natali: Buen día, abuela. -Dejé un beso en su mejilla-
Jennifer: Mi amor, obedece a tu abuela. No queremos otra pierna rota o si?
Natali: Tendré más cuidado, mamá. -Imité la acción que hice anteriormente- Y dónde está... -Alguien me interrumpió tocándome el hombro y me giré- Abuelo! -Lo abracé-
Robert: Mi pequeña princesa! Estás lista para otro día de clases?
Natali: Lo estoy.
Margaret: Pues a desayunar! Que tú tienes que ir a la escuela, tu abuelo debe ir al trabajo y tu madre tiene un barco que abordar.
Natali: Tienes que irte? -Miré a mi mamá-
Jennifer: Solo un par de meses. Ya he hecho esto antes y ambas hemos sobrevivido, no? -Asentí- Lo soportaremos una vez más.Mi madre no había tenido una vida fácil. Desde que pude entenderlo, me contó toda la historia que vivió al lado de mi padre, y sobre cómo tuvo que enfrentarse a ser madre joven y además estar sola.
Claro que el apoyo de mis abuelos la impulsó mucho, y ahora es una modista excelente y de las pocas mujeres dentro de la industria de la moda.
Las personas, incluyéndome, amamos sus diseños, ella tiene un talento natural para eso.Y como todos los años, hoy tendrá que irse a Paris a una presentación de los nuevos diseños de un amigo con el que compartía profesión. Y aunque yo quería ir, siempre tenía escuela cuando esta presentación llegaba.
Yo había heredado el talento de mi madre, pero lo mío no era diseñar ropa, sino pintar.
Amaba el arte con todo mi corazón y no sólo la pintura. Desde pequeña había mostrado interés por este tipo de arte, así que mi madre me ayudó a mejorar y perfeccionar mi talento, después mostré interés por el baile y la música, y mi abuela me enseñó a bailar y además, a tocar el piano. Y mi abuelo, sin quedarse atrás, siempre me apoyaba en todo y además me consentía. Él me regaló mis primeras pinturas y lienzos, y también me regaló mi primer piano, y cuando cumplí 12, decidió remodelar todo un cuarto para que fuera un espacio en el que podría pintar y además practicar baile.Definitivamente no cambiaría a mi familia por nada. Ellos siempre han estado para mí y nada me había faltado. Ni siquiera mi padre.
Terminamos todos de desayunar y yo subí a mi cuarto rápidamente para cepillarme los dientes.
Cuando terminé, bajé y junto a mi familia partimos al puerto.
Una vez ahí comenzamos a despedirnos de mí mamá, quien al verme, me abrazó y yo le correspondí derramando algunas lágrimas.Natali: Voy a extrañarte.
Jennifer: Yo ya te extraño. -Sonrió y limpió mis lagrimas- Dos meses no son un siglo y cuando menos lo esperemos, estaré de vuelta en casa.
Natali: Lo sé... Te hice algo. -Le di una hoja de papel en donde nos había dibujado juntas- Lo dibujé la semana pasada.
Jennifer: Es precioso, mi pequeña. -Volvió a abrazarme- Nunca olvides que te amo.
Natali: También te amo mamá.Mi mamá dejó un beso en mi mejilla y subió al barco seguida por el hombre que llevaba sus maletas.
Luego de unos minutos, mis abuelos y yo observamos cómo el barco zarpaba, comenzando a alejarse del puerto.Margaret: Todo estará bien, pequeña. -Me abrazó mi abuela- Este par de meses pasará rápido.
Natali: Eso espero.
Margaret: Ya verás que si. Qué tal va la última canción que estabas practicando?
Natali: Muy bien. Aún se me complican un poco algunas partes, pero creo que podré aprenderla para antes que mamá regrese.
Robert: Lo harás, solo tenemos que practicar mucho.Subí al carruaje con mis abuelos y mientras íbamos camino a la escuela organizábamos todo lo que haríamos estos meses que mamá estaría fuera.
Al llegar a la escuela, me despedí de mis abuelos y entré al pequeño edificio para comenzar otro día más de clases.
Al terminar las clases, mi abuelo pasó a recogerme para llevarme a casa. Apenas llegamos la abuela ya tenía la comida lista, y los 3 nos sentamos en la mesa para poder comer.
Una vez que acabamos, el abuelo regresó al trabajo y mientras mi abuela limpiaba la cocina yo realicé mis deberes de la escuela.El resto de la tarde se pasó ensayando ballet, practicando en el piano y dedicando mucho tiempo a mis pinturas, y cuando menos me di cuenta la noche me había alcanzado.
Después de ducharme y de cenar, subí a mi habitación para dormir, pero antes de acostarme tomé un pequeño lápiz y taché el día que había acabado en el calendario, para poder llevar la cuenta hasta el día que volviera a ver a mi mamá.
Natali: Cada vez falta menos. -Hablé para mí misma-
Dejé el lápiz en su lugar, apagué las luces y me acosté en mi cama para poder dormir.

ESTÁS LEYENDO
H E A V E N [Gilbert Blythe]
RomanceH E A V E N | »Pero, si decides quedarte... me encantaría que fuera junto a mí«