29.- viaje

562 62 180
                                    

—¡Tanjiro!– gruñó

De nuevo se encontró sin respuesta, bufó irritada ¿donde se había metido su hermano? Soltó un suspiro de resignación y cerró los ojos esperando volver a dormir cosa que no pudo hacer ya que la puerta de la habitación se abrió haciéndola abrir los ojos y fijar su mirada en el recién llegado

Tanjiro sonrió ante la escena frente a sus ojos

Nezuko tendida en la cama con los brazos y las piernas abiertas como si fuera alguna clase de estrella de mar, un short demasiado corto de tela y una blusa holgada de tirantes que dejaba su estómago al descubierto

El mayor se abstuvo de soltar una risa, sabía mejor que nadie lo irritable que se ponía Nezuko cuando eran esos días de intenso calor y no quería ser objetivo de su mal humor

Era el día más caluroso que habían experimentado hasta ahora así que aprovechando el fin de semana Tanjiro había decidido hacer una limonada, entró al cuarto con los dos vasos llenos del líquido fresco agregándole algunos hielos, a Nezuko le brillaron los ojos en cuanto lo vio

—¿para mi?– sonrió

—si para ti— Tanjiro se permitió soltar una risilla al verla de mejor humor

—¿de que te ríes?— su ceño se frunció

—nada, nada

—baboso

—¡hey! Respeta a tus mayores hermanita

—somos casi de la misma edad, solo me ganas por un año— dijo enseñándole la lengua

—eres muy graciosa– dijo con sarcasmo

—tonto

Tanjiro volvió a soltar una carcajada al ver a Nezuko gruñirle enseñando los colmillos, estiró un vaso de limonada hacia ella intentando apaciguarla mirando con gracia como Nezuko dejaba esa expresión fiera y sus facciones se volvían tiernas de nuevo tomando el vaso entre sus manos y sentándose para recargarse en la cabecera de la cama

—alto

—¿eh?— Nezuko había tomado el vaso entre sus manos pero Tanjiro no lo soltó

—exijo mi paga por la limonada antes de dártela– dijo sin soltar el vaso aún

—¿y que podría ser?– Nezuko alzó una ceja

Tanjiro no respondió, simplemente se inclinó sobre ella acercando su rostro al de la menor, ella captó las intenciones al instante sonriendo bastante feliz y terminando de acortar la distancia dándole un rápido beso en los labios pero claro que Tanjiro no se conformó con eso, soltó el vaso dejando que su hermana lo jalara hacia ella y con su mano libre la tomó del mentón extendiendo el contacto unos segundos más, ambos se separaron y Nezuko rió al ver la sonrisa boba que se extendía sobre el rostro de su hermano

—gracias– le sonrió más que feliz volviendo a recargarse sobre la cabecera de la cama y comenzando a succionar del popote la limonada, sus ojos se iluminaron

—¿te gustó?

—¡si!

Tanjiro tomó su vaso imitando a Nezuko tomando limonada del propio, iba a sentarse en la cama cuando la voz de su hermana la detuvo

—¿hermano?

—¿si?

—¿puedes cerrar la ventana?

—claro— sonrió levantándose y haciendo lo que Nezuko le había dicho, la cerró adivinando lo que Nezuko pediría después

—no se te olvide la cortina

SiglosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora