Succubus.|Edward Cullen [𝟏𝟖+] [SBN #1]

18-.

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¿QUÉ TRAMAS?
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           VICTORIA.

Si, esa estúpida vampiresa de cabellos pelirrojos no dejaba de darnos problemas a todos. Miro al vampiro a un lado mío, que se encuentra completamente enfrascado en una lectura en su celular. Suspiro.

—¿Qué es lo que sucede?—pregunta Edward poco después de escucharme.

Posa su helada mano sobre la mía mientras me mira con confusión.

—No te lo dije, pero creo que vi a Victoria merodeando en la graduación.—gruñí.—Por Lucifer, Edward, matamos a su pareja, no se va a quedar de brazos cruzados...

Ya se que dije que iba a arreglarlo yo sola pero siendo realistas, ¿qué podía hacer yo para detenerla? ¿seducirla? ¿tener sexo con ella? Vamos, todo eso era inútil.

Edward acaricia mi pelo y me sonríe.

—Acabamos de salir de un problema para meternos en otro aún más grande.—digo frustrada.—Todo por culpa de tontabella.—refunfuño.

—Podremos salir de esta, siempre lo hacemos.—Edward intenta confortarme.—Hay que ir a casa y decirle a los demás.—indica.

—Primero debo decirle a papá, la verdad es que ya estoy un poco cansada de lidiar con esto yo sola y—Edward me mira confundido.—...No me malinterpretes, bombón, ustedes también son mi familia pero papá es...

—No tienes que darme explicaciones, lo entiendo, vamos primero con tu padre.—dice.

Arranco el auto, que estaba aparcado frente a un restaurante y me dirijo a casa, el viaje transcurre en un agradable silencio, Edward continuando su misteriosa lectura y yo conduciendo disfrutando de algo de música en la radio, cuando hemos llegado, ambos nos bajamos del móvil y tocamos a la puerta.

—¡Mi hermosa bebé!—papá me asfixia con sus brazos.—Pasen, pasen.—se hace a un lado y nos lleva a la sala, donde los tres nos sentamos.

—Papá... sé que voy a decir algo que no quieres escuchar pero considero necesario que sepas.—comienzo.

—Victoria sigue tras Sasha y Bella.—suelta Edward alzando sus manos.—Ya está, lo dije.

Lo golpeo y la cara de mi papá se descompone.

—¿Qué?—es lo único que alcanza a articular.

—No tenías que decirlo de esa manera, Edward.—le reclamo pero mi papá sacude la cabeza en negación.

—No, no, está bien, es solo que... ah, ni siquiera sé cómo reaccionar—papá se revuelve el pelo con una de sus manos.

—No te preocupes, solo quería que lo supieras, no tienes que hacer nada, yo-