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LOS CULLEN
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           PARA SER SINCEROS NO TENÍA IDEA DE CÓMO funcionaba la escuela, es decir, si, la odiaba, pero solo porque me sacaba de mi zona de confort

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           PARA SER SINCEROS NO TENÍA IDEA DE CÓMO funcionaba la escuela, es decir, si, la odiaba, pero solo porque me sacaba de mi zona de confort. Igual podría intentarlo y quizás me gustaría, pero la posibilidad era casi inexistente. Algo en mi interior me decía que la escuela era un verdadero martirio.

Papá había tenido que cargarme y meterme en el auto porque yo no quería hacerlo.

Quizá si abría la puerta discretamente podría saltar del auto y rodar así como en las películas de agentes secretos.

—Voy a atarte al asiento del coche si sigues pensando esas cosas.—bufé al escuchar a mi padre.

Odiaba que fuera un íncubo tan avanzado como para leer mentes y controlarlas, no era justo, si él quisiera, en este momento yo podría estar muriendo por llegar a la escuela y aprender, ¡Yay, viva la escuela!

—Si, podría hacer eso.—dijo.—Por favor, Sasha, llegaré tarde al trabajo.

Rodé los ojos.

—Papá, eres tu propio jefe, no se de que te quejas.—bufé.

Tenía una librería, pero esa era solo una fachada para no llamar la atención, en realidad papá era el dueño de una empresa no muy pequeña, pero el podía trabajar desde casa. Al tener tanto tiempo de vida, no fue difícil crear la empresa. Papá debía tener al menos dos mil años pero jamás quiso decirme su edad exacta, pues lo hacía sentir viejo, según él, tenía cuarenta.

Se estacionó y yo agradecí mentalmente porque llegásemos temprano, no había tanta gente y eso significaba no llamar tanto la atención. La escuela no tenía nada de interesante, simplemente eran dos edificios de ladrillos. Quizá por dentro lucía mejor, pero eso no lo sabría hasta entrar en ella.

Bajé del auto mientras murmuraba varias maldiciones, papá bajó el vidrio de su puerta.

—¡Diviértete!—lo dijo tan alto (más bien lo gritó) que todo mundo en el estacionamiento lo escuchó.

Ahora todas las miradas estaban sobre ambos, las masculinas sobre mi y las femeninas sobre mi papá (aunque había uno que otro chico que también se comía a papá con la mirada). Me giré a él con enfado. No tenía (ni quería) tiempo para lidiar con chicos revoloteando alrededor de mi todo el tiempo. Además el despampanante Aston Martin DB11 negro que mi padre había decidido conducir para traerme a la escuela no ayudaba nada.

—¿Tenías que hacer eso?—pregunté desesperada.

Papá rió.

—Oh, vamos, ¡Es divertido! ¡Solo mira sus rostros!—exclama mientras enciende el auto y se marcha.

Acomodo mi mochila en mi hombro y comienzo a caminar, si ya todos me habían notado, ¿Qué más daba? Iba a entrar como si fuera la jodida reina de Inglaterra y todos iban a recordarlo. Caminé con elegancia y sensualidad.

Succubus.|Edward Cullen [𝟏𝟖+] [SBN #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora