Succubus.|Edward Cullen [𝟏𝟖+] [SBN #1]

O6-.

Maratón 2/3

Contenido Explícito (+16)

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MICROCOSMOS
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             SU RESPIRACIÓN Y LA MÍA SE VOLVIERON UNA SOLA.

Desesperadamente comencé a desabrochar los botones de su camisa, sin importarme mucho si alguno de ellos se botaba al suelo. Él se encargaba de sacar mi suéter con la misma euforia que yo.

—Por favor no me hagas esperar, he tenido suficiente.—murmuro contra sus labios.

En ningún momento me contesta pero puedo notar cómo sonríe en medio del contacto y dirige sus heladas manos a mi espalda, buscando el sujetador. Tardó un poco más de lo que esperaba, lo cual me resultó bastante tierno.

El hecho de que estuviéramos en el gimnasio logró incomodarme un poco, así que con cuidado lo conduje a la bodega donde se guardaban todos los balones y material deportivo.

En el transcurso, las ropas se perdieron por algún lado del suelo.

Edward me acorraló contra la pared y siguió besándome rudamente. Sus manos habían tomado confianza y ahora acariciaba el contorno de mi cuerpo.

Estaba entrando a mi terreno, exponiéndose ante mi, mis pensamientos y mis deseos. Una cosa llevó a la otra y el vampiro terminó sentado sobre una pequeña mesa que estaba ahí, y por supuesto, yo sobre él.

La presión que ejercía su lengua sobre mis labios me exigía que abriese mas la boca, y por supuesto, accedí. Mis piernas tiemblan como nunca. Siento un leve dolor en mi sexo, uno que conozco bastante bien.

Resoplé una vez que recuperé un poco mi sentido común y me alejé de él como pude; pero su agarre en mis caderas era como el hierro. Esta acción solo logró que apretara más su agarre y me presionara más contra su regazo, no pude evitar jadear al sentir la fuerte presencia de su bulto contra mi.

Movió mis caderas de atrás hacia adelante, deleitándose con los pequeños gemidos frustrados que estaba provocando en mí debido al roce.

Está matándome.

¿Qué estaba haciendo? No puedo tener sexo con él. Es un vampiro. No es mi zona de confort. Además, ¿Qué no él estaba en medio de tener algo con Bella? Me gusta meterme y destruir relaciones pero por alguna razón esta vez me molestaba.

No me agradaba el hecho de que casi toda su atención siempre estuviera sobre esa humana de pelo café.

—Espera.—gimoteé y puse mis manos sobre su pecho.—Bella...

Sus ojos dorados escaneaban mi rostro con parsimonia, incluso, me atrevería a decir que con algo de admiración, lo cual, extrañamente, me hizo sentir bien; hizo que mi corazón latiera desenfrenado.