𝐒𝐮𝐞ñ𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐬á𝐭𝐢𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐯𝐞𝐬𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐨𝐯𝐢𝐚

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     Desde que supe que mi vida era mucho más rara de lo normal, supe que tendría que cuidarme en extremo

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     Desde que supe que mi vida era mucho más rara de lo normal, supe que tendría que cuidarme en extremo. Ha pasado casi un año desde que descubrí que era un semidiós, hijo del dios del mar. No tarde mucho en darme cuenta que a pesar de lo increíble y cool que pueda ser mitad dios, mi vida y la vida las personas que más me importaban siempre estaría en peligro. Peor aún, cualquiera cercano a mí podría morir e ir directamente al reino de mi tío simpático que casi me mata por supuestamente robarle su preciado Yelmo de Oscuridad.

     Fue esa exacta razón por la que decidí que las cosas serían distintas esta vez.

     Cada día desde que regresé a mi hogar empezaba de la misma manera. Conmigo despertando temprano, más o menos a las cinco de la mañana, gracias al despertador y uno que otro sueño extraño que me dejaba con la piel sudando por montones y atento a cada amenaza que se me presente. Tras suspirar cansado me levanto y empiezo con la extenuante rutina que me impuse. Cada mañana salía a correr, más o menos una milla o dos. Luego me dedicaba a estirar y hacer cualquier ejercicio para fortalecer mi cuerpo. Abdominales, sentadillas, desplantes, flexiones y más. A pesar de que tenía el suficiente dinero para pagar más de cien inscripciones en diferentes gimnasios, debido a que conserve la tarjeta Lotus Cash, los monstruos frecuentaban esos lugares. Así que usé un parque cercano en donde dependía solo de mi fuerza y de las constantes repeticiones en las que regresaba más muerto que vivo.

     Luego de regresar a casa preparé el desayuno, después de meditar claro está. El estrés que soportaba era manejado bastante bien por mi meditación y el dracma de plata que fue bendecido por la diosa Hestia. Verán, mi madre me contó que realizaba sacrificios cada fin de semana al nombre de mi tía para proteger nuestro hogar de invitados indeseados como un perro del infierno u otro monstro. Después de que me deshice de Gabe. Siempre la acompañábamos mi hermano y yo. Y sí, escucharon bien, mi HERMANO. O siendo más técnicos, Tyson era mi hermanastro de parte de mi padre.  Justo ahora que me tomaba mi café súper cargado se acercó a la mesa ya con su desayuno listo.

— ¡Buenos días!—saludo amigablemente.

— Buenos días, grandulón. —respondí— Tu desayuno está listo. ¿Te lavaste las manos?

     Tyson se detuvo justo cuando estaba por comer su rico desayuno de huevos con tocino.

—Eh... ¿sí?—contestó haciendo que lo mirará seriamente.

—Tyson, siempre debes lavarte las manos antes de comer. Anda, ve...

     Este suspiro derrotado y a nada de ser hacer un puchero. Sí, mi hermano puede ser un poco inmaduro pero si cuentas que es un ciclope de siete años que mide alrededor de dos metros de altura, con hombros anchos y cabello castaño revoltoso y un único ojo gigante de color marrón, entonces entiendes porque se comporta así. Es básicamente un niño pequeño para los de su especie y en cierta forma me alegro de haberlo encontrado. Vivía en un callejón cercano de la preparatoria Meriweather y como no tenía algún registro, mi madre y yo decidimos adoptarlo y mantenerlo. Puede que le haya perdonado muchas cosas a Poseidón, pero esta es otra de las razones por las que no me agradan los dioses.

     Y hablando de mi madre, la vi saliendo de su cuarto, al mismo tiempo que suspiraba y soltaba uno que otro bostezo. Siempre me dio risa como es que su pelo siempre quedaba bastante desordenado y ella hacia lo posible por ponerlo en su lugar. Ja, parece que el cabello rebelde no solo vino de mi papá.

— ¿Por qué no puedes ser alguien normal y dejar que tu madre haga el desayuno?

— Buenos días, mamá. —dije con una sonrisa inocente.

     Se sentó y pronto mi lindo hermano menor salió del baño, dispuesto a devorar, ahora sí, su desayuno. Debo decir que tenerlo aquí a mejorado definitivamente todas las mañanas. Realmente me sentía parte de una familia normal, teniendo momento como estos. Nada podía ser mejor...

—Ya falta poco para el fin de clases, ¿no?—pregunta mi madre.

—Sí, hoy es nuestro último examen. —respondí.

—Hay, unas ansiadas vacaciones normales. En la playa, con la arena y el calor del sol... —fantaseaba mamá—Lejos de mi trabajo.

—Sigo diciendo que deberías terminar de estudiar mamá.

—Percy, ya hemos tenido esta conversación. Quiero estar con ustedes, ser su madre...

—Lo sé mamá, pero...—dije mientras terminaba mi jugo de naranja—Puedo cuidarme a mí y a Tyson, sé que eres una gran escritora y no deberías desperdiciar ese talento en un trabajo de repostería. Tenemos más que el dinero suficiente para pagarte la carrera...

     Mi madre se me queda mirando con una leve sonrisa. Sus ojos a pesar de tener una aura cansada, podía notar el indiscutible aprecio y amor que me tiene. Una mirada que anteriormente pensé que había perdido y que no estaba dispuesto a perder otra vez. Ella merecía una vida mejor, ya sea en un palacio bajo el océano como lo propuso mi padre o como una persona exitosa en la vida.

—Además, a Tyson le encantan tus historias.

— ¡Sí, mamá! ¡Son fabulosas!—dijo sonriente y terminando de masticar el tocino que le puse.

     Ella se levantó de su asiento y me dio a mí y a Tyson un beso en nuestras frentes.

—No puedes ayudar siempre a los demás, hijo. Aún con el dinero que tenemos, no me gustaría dejarlos solos.

     La mire un tanto derrotado. Era tan obstinada como yo cuando se propone algo y en cierta forma creo que era una cualidad que atrajo mucho a Poseidón. Terminamos de desayunar y rápidamente fuimos a preparar nuestras mochilas para las clases de hoy. No estábamos muy lejos de la escuela, pero aún teníamos que tomar el transporte público para llegar a ella. Y con una linda despedida, salimos del departamento, manteniéndonos juntos mi hermano y yo durante todo el trayecto.

 Y con una linda despedida, salimos del departamento, manteniéndonos juntos mi hermano y yo durante todo el trayecto

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𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐂𝐑𝐎𝐍𝐎𝐒: El Mar de los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora