𝐋𝐥𝐞𝐠𝐚𝐝𝐚 𝐦𝐢𝐥𝐚𝐠𝐫𝐨𝐬𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐛𝐚𝐥𝐥𝐞𝐫í𝐚

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     Un abrasador calor se ponía sobre mí

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     Un abrasador calor se ponía sobre mí. Eso era una de las pocas cosas que mi mente era capaz de procesar mientras el sonido de mis alrededores se perdía a la distancia. El cielo despejado y el hermoso rostro de Annabeth eran lo único que presenciaba en estos agónicos momentos. A pesar del dolor que sentía en mi costado, en cierta forma me encontraba muy calmado. Demasiado raro en mi opinión. Los ojos grises de ella dejaban caer lágrimas sin cesar, al mismo tiempo que sus risos rubios tocaban mi rostro. Traté de ignorar aquella calma en mi ser y trate con todas mis fuerzas mantenerme consciente.

     Trate de enfocarme en la voz y llanto de Annabeth. No quería morir así, incluso cuando ya había dado todo de mí. Aún tenía mucho por lo que vivir...pero sabía que no estaba en buenos términos para poder asegurar aquel deseo. Mire a Luke, que nos observaba con una cierta mirada triste hacia nosotros, pero incluso cuando podía ver algo de dolor en él, también estaba esa frialdad que llegue a odiar.

— ¡Percy, por favor, no nos dejes!—lloró ella— ¡Mantente aquí!

—Te advertí de las consecuencias de oponerte a mí, Percy. —contestó Luke.

     Mientras lo miraba serio y con algo de frustración, sentía como Annabeth me arrastraba hacia el océano. Pude sentirme un poco mejor con el agua tocando mi piel, pero aún sentía aquel dolor que me penetraba tan profundo que era imposible olvidar. Aunque el agua impedía que perdiera el conocimiento, sabía que no podría salir de esta. Puede que este si sea mi fin...

     Pero no quería que él saliera impune de esto.

—Aunque muera aquí, Luke. —dije—Perdiste. Clarisse ya estará llegando al campamento...así que el haber envenenado el árbol de Thalia...y que hicieras que Quirón se fuera, no significa nada.

     El traidor me miro, frunciendo el ceño, siendo bastante consciente de que tenía razón.

—Puede que hayas ganado esta batalla, Percy, —contestó—pero el resurgimiento de Cronos es inevitable. Con la magia del Vellocino, su restauración se habría acelerado hasta diez veces de lo que es ahora. Pero el resultado seguirá siendo el mismo independientemente de lo que llegara a pasar. El Olimpo llegará a su fin y nada se nos opondrá.

—Entonces lo admites todo... ¿no es así?

— ¡Qué importa que lo admita!—replicó Luke ya un tanto desesperado— Además, ¿por qué sigues preguntando si ya sabes todo lo que he hecho? ¡¿De qué te sirve en estos momentos?!

—Oh...ahora que lo mencionas...lo dije para que ellos escucharán. —admití señalando con mi mirada hacia sus espaldas.

     Confundido, Luke entornó los ojos, miró atrás mientras todos sus secuaces hacían lo mismo. Ninguno podía pronuncia una palabra coherente.

     Sobre el agua del mar, en medio de un arcoíris nublado de vapor, temblaba un mensaje Iris que secretamente concrete dejando caer un dracma del bolsillo izquierdo de Annabeth. En la imagen se veía a Dionisio, Tántalo y el campamento entero en el pabellón del comedor. Todos allí tenían una mirada atónita ante la revelación del causante de todo este año.

𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐂𝐑𝐎𝐍𝐎𝐒: El Mar de los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora