Real you [Camilo Madrigal]

❝Capítulo 10❞

Viernes, el fin de otra semana más. Los jóvenes salían de la escuela con grandes sonrisas por la venida del bendito fin de semana donde se divertían y salían con sus amigos.

—Alejandra está participando en una obra de teatro y justo mañana ensayarán casi todo el día —Héctor sonrió frustrado—. ¡Es sábado! —chilló.

__________ no pudo evitar reír, en estos  días habían logrado llevarse mejor y podría decirse que ahora sí tenían una amistad sólida. Ambos estaban fuera del salón de clases conversando.

—Oh sí, escuché algo así de Juancho. Sólo que se lo mencionó a todos menos a mí —ladeo la cabeza—. ¿Tienes que acompañarla?

Asintió casi llorando, —No quiero.

—Bueno, supongo que yo acompañaré a mi hermano...

De sólo oír eso a Héctor se le iluminó la cara y la interrumpió, —¡___________! —lloriqueo.

Casi se lanzaba a abrazarla pero prefirió no hacerlo, no quería hacerla sentir incómoda con todas las personas que pasaban por ahí aún. Además que sólo llevaban una semana hablando, quizás eso sería muy excesivo.

—Tengo que ir a otras clases, nos vemos mañana —sonrió y caminó al salón.

El chico asintió y se despidió de ella.

Caminó sin prisa al salón donde tenía las clases, un par de chicas estaban ahí en la ventana viendo algo con emoción. Cuando llegó junto a ellas pudo verlo, Camilo Madrigal tocando el piano a la perfección; ahora entendía el porque casi esas chicas se derretían ahí mismo.

—¿No es perfecto? —una chica de tez un poco clara y ojos avellana miró a la rubia, tenía una sonrisa perdida—. Que suerte tiene tu prima.

Rosa, ese era su nombre.

—Aún recuerdo también cuando hubo una equivocación y todos pensaron que eras tú quien le gustaba a él —habló otra chica, Mayra, una de tez clara y ojos oscuros—. Te tuve envidia —le dio un codazo amigable.

Al menos ellas dos eran normales con ella. No las consideraba amigas pero tampoco le incomodaba su presencia.

—Sí, a todo esto, ¿no ha llegado la maestra? —__________ cambió de tema a algo importante.

—Oh sí, hoy no habrá —Rosa volvió su vista al chico—. La maestra canceló.

—Okey... —miró a todos lados—. Entonces...

Cuando menos lo espero las chicas salieron huyendo del lugar, las miró con confusión pero en cuanto volvió su vista al frente notó la mirada de Camilo.
Él bajó su mano de las teclas y alzó ambas cejas en dirección a la chica.

—¿Se te ofrece algo?

—Tenía una clase extra, pero al parecer la cancelaron —flexionó un poco sus piernas.

—¿Asistes a clases de canto? —se veía impresionado.

Asintió lentamente, —Lo sé, es algo que no va conmigo.

—Yo no dije eso. Ahora comprendo tu lectura del otro día en la biblioteca, aunque siento que es mejor ensayar que leer sobre eso —expresó su punto de vista sin molestia.

—Bueno, un poco de teoría no hace nada mal —acomodó su mochila.

—Algún día deberías cantar para mí... —aclaró su garganta—. Me refiero a que me gustaría escucharte; oír una nueva voz además de Mirabel será bueno.

—Oh, sé a lo que te refieres —se cruzó de brazos—. Aún así, Mirabel tiene una linda voz, quizá con un poco de práctica podría ser una de las mejores voces del pueblo.