❝Capítulo 6❞

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La chica de anteojos verdes estaba sentada en una de las escaleras mientras su cabeza estaba recargada en sus manos, miraba atenta la vela.

Desde el día del cumpleaños de Antonio había sentido una vibra extraña. Cerró sus ojos y a su mente llegó el recuerdo de la casa con grietas por doquier, volvió a enfocarla y suspiró.

—¿Fue un sueño? —alzó su cabeza para observar una de sus manos—. No lo fue.

Aquella noche cuando entró a su habitación luego de la plática con Camilo sintió un ardor en su mano, y cuando la alzó pudo notar una cortada en el centro, no tan profunda pero sí dolía. Al día siguiente cuando desayunó comida de su madre la herida se curó y fue como si nada hubiera pasado.

—Si hubiera sido un sueño no me habría cortado, ¿cierto?

—¡Mirabu! —sintió como alguien se impulsó sobre su espalda.

Era el pequeño Antonio quien había dado un salto para luego incorporarse y tomar asiento junto a su prima, —¿Qué haces?

—Oh, nada —sonrió—. Sólo dejaba pasar el tiempo.

—¿Te gustaría salir? —invitó—. Tal vez haya algo interesante en el pueblo.

—Bah, es mejor que estar aquí —se puso de pie y estiró su mano al pequeño.

La aceptó, —Y con eso aprovecho a ver si alguien necesita mi ayuda.

—O simplemente podrías divertirte conmigo —Mirabel balanceo sus manos unidas.

Negó riendo, —El abuelo se molestará si me ve así, no te preocupes, yo trabajaré y tú diviértete.

La rizada hizo una mueca, no le agradaba pensar que su primo de 5 años comenzara con ese tipo de pensamientos, era tan parecido a Camilo, —Okey... —sonrió no muy convencida.

Los primos salieron directo al pueblo, para suerte de Mirabel ninguno pedía la ayuda del pequeño.

—Hey, Mirabel —saludó alguien a sus espaldas.

Esta se volteó y le dio una mirada seria, era Héctor, un chico de 3er grado de cabello lacio oscuro, piel morena y ojos ámbar.

—¿Qué? —cuestionó confundido—. Oh, ¿sigues molesta por lo de la carta?, ¿en serio? —se acercó a la chica.

—Muy en serio —alzó su ceja.

—¡Ya te lo dije!, tú no me especificaste cual Márquez y en la carta venía escrito Márquez G —se excusó—. Y una se apellida García y la otra González.

—¿De qué carta hablan? —intervino Antonio—. Y por favor, espacio personal —estiró su brazo empujando al chico hacia atrás.

—Ah si, claro guardián —sonrió, pero el niño sólo estaba neutro—. Volviendo al tema, me disculpo de nuevo.

—Está bien, el más molesto es Camilo —se encogió de hombros—. Fue algo gracioso lo admito —dio una risa por lo bajo.

Héctor sonrió, —Las del salón enloquecieron, pobre _________. Creo que debería disculparme con ella, después de todo fui yo quien la hizo pasar un mal momento.

—Ja, me lo imagino —se cruzó de brazos—, supongo que deberían de tener envidia por pensar que ella era la enamorada de mi primo.

Meneo la cabeza, —Meh, creo que más bien se indignaron. En cuanto se corrió el chisme todas comenzaron a hablar pestes de ella.

Mirabel curvó sus cejas, —¿Eso también le sucedió a María?.

—Por supuesto que no —sonrió falsamente—, sólo fueron así con ________ por su físico. Con María todas la halagaron y felicitaron por su logro, incluso le pidieron consejos.

Real you [Camilo Madrigal] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora