Capitulo 10: Nueva Misión

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12 de Marzo - Casa Rosada, Buenos Aires / Hora 9 :34 Am

El agente Azgalor lleva una capucha negra y camina muy serio por los pasillos del edificio. Al llegar a un patio, observa la seguridad que hay, y lanza un par de dardos cortantes a los 3 policías. Este camina hacia el patio y logra ver a mucha gente en los alrededores como transitan de un lugar a otro. Los otros policías se percatan y apuntan al sujeto, pero este lanza un rayo desde su ojo bionico haciendo pedazos a los policías.

El alcalde, paralizado por el horror de presenciar los actos violentos de Azgalor, temblaba mientras observaba cómo el agente asesinaba a los policías sin piedad. La incredulidad y el miedo se reflejaban en sus ojos, mientras buscaba respuestas en la mirada despiadada de su atacante.

La llegada de otro escuadrón de policías no intimidó a Azgalor en lo más mínimo. Un destello de desprecio se reflejó en su rostro mientras levantaba su ojo biónico y lanzaba un rayo devastador que desintegró a los agentes en un instante. Un breve estallido de risa se escapó de sus labios, revelando su siniestro deleite ante la impotencia de aquellos que intentaban detenerlo.

La gente del palacio, aterrorizada por la violencia desatada, huía a toda prisa, buscando refugio donde pudieran. El alcalde y sus ministros, aún aturdidos por lo sucedido, se quedaron petrificados ante la presencia de Azgalor, sintiendo cómo el peso de su amenaza se apoderaba de ellos.

—¿Quién eres? ¡¿Por qué haces esto?! —tartamudeó el nuevo alcalde, temblando de miedo mientras veía al sujeto acercarse a él con paso seguro.

Azgalor se detuvo frente al alcalde, su mirada penetrante y despiadada.

—Esto es solo una pequeña muestra de lo que soy capaz. Será mejor que se preparen. Dile al presidente que la primera oleada comenzará en unos días. Espero que traiga a sus mejores soldados para dar un gran espectáculo —comunicó Azgalor con soberbia, su voz cargada de amenaza, antes de retirarse del lugar con paso firme.

El alcalde y sus ministros quedaron atemorizados y conmocionados por la violencia desatada. En medio del silencio sepulcral, el eco de las palabras de Azgalor resonaba en sus mentes, llenándolos de incertidumbre y temor.

Al salir del palacio, Azgalor apuntó su ojobiónico hacia las cámaras de seguridad y disparó un rayo destructor, reduciendo las cámaras a escombros y dejando el lugar sumido en la oscuridad. Sin inmutarse, continuó su marcha, su rostro imperturbable y serio mientras avanzaba por el entorno con determinación.

Mientras caminaba por el lugar, los pensamientos oscuros y siniestros de Azgalor se mezclaban con las emociones encontradas de aquellos que habían presenciado su brutalidad. Su presencia imponente y sus acciones despiadadas dejaban una marca indeleble en la mente y el corazón de quienes se habían cruzado en su camino.

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El director de la A.M.S, Chris Morgan, acompañado por el general. Juntos, se dirigieron a la habitación donde Himeya estaba viendo las noticias sobre el atentado. Sara y el general se retiraron, dejando a Himeya solo con el director.

—Buenas tardes, soldado. Soy Chris Morgan, director de la A.M.S —se presentó el director, su tono serio pero cargado de autoridad.

—Mucho gusto, un placer conocerlo —respondió Himeya, su voz reflejando de emoción y respeto ante la presencia del director.

—Te he estado observando durante mucho tiempo, y ahora quiero que te unas a mi organización. Si no me equivoco, tu general ya te lo ha mencionado, oficial Himeya —continuó el director, su tono revelando una mezcla de admiración y confianza en el joven soldado.

Omega-Keizer: Primera ▶ Oleada®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora