Ciudad De Buenos Aires
12 de Marzo / Hora 7:22 pm
Himeya se levantó con dificultad, su cuerpo temblando por el esfuerzo, sus brazaletes están desactivados, pero su voluntad inquebrantable lo impulsaba a seguir adelante. La ciudad estaba en peligro, y él era la última línea de defensa contra la oscuridad que amenazaba con devorarlos.
El caminaba por las calles de la ciudad, su cuerpo aún adolorido y agotado por la intensa batalla que había librado en el aire. A medida que avanzaba, podía ver los estragos causados por la bestia Zaigor en su paso destructivo. Edificios destruidos, calles desoladas y el miedo en los ojos de los pocos ciudadanos que aún se atrevían a asomarse.
Sin embargo, su determinación seguía inquebrantable, y su mente estaba enfocada en detener a la bestia y proteger a su ciudad. Cuando levantó la mirada al cielo, una sensación de esperanza lo inundó al ver cómo los aviones se acercaban rápidamente para enfrentar a la bestia por los aires.
Los aviones de la base militar, liderados por el sargento Morales y su equipo, surcaron los cielos con precisión y valentía. Himeya sintió un profundo agradecimiento hacia ellos, sabiendo que no estaba solo en su lucha contra la oscuridad.
La bestia Zaigor respondía con ferocidad, lanzando rayos y explosiones desde sus enormes alas, desafiando a los aviones y esquivando sus ataques. La batalla en el aire era intensa y desafiante, pero Himeya sabía que no podía quedarse de brazos cruzados mientras su ciudad estaba en peligro.
Sin perder tiempo, Zaigor se movió hacia la dirección del norte, mientras volaba hacia un hospital cercano. Himeya se llenó de angustia al pensar en los pacientes y el personal que podrían estar en peligro.
El hospital estaba en su trayectoria, y el joven no podía permitir que la bestia sembrara más destrucción y muerte en su camino.
Al llegar al hospital, Himeya se encontró con un panorama devastador. La bestia Zaigor estaba en un frenesí de destrucción, lanzando rayos y embistiendo contra el edificio, reduciendo todo a escombros y esparciendo el caos a su alrededor.
La visión de la destrucción y el sufrimiento desató una mezcla de furia y tristeza en el corazón de Himeya. Su ciudad estaba siendo desgarrada, y él era la última esperanza para detener la devastación.
La bestia Zaigor rugió triunfante mientras sostenía a varios rehenes, entre ellos el padre de Keizer, Marcus. Himeya se encontraba exhausto, pero su mirada ardía con rabia al ver a su ser querido en peligro. La angustia le apretaba el pecho, y un nudo de impotencia se formaba en su garganta mientras sus emociones se mezclaban en un torbellino.
—¡Llegas tarde! ¿Ves esto? —comentó la bestia, mostrando una sonrisa retorcida—. La naturaleza es así, la supervivencia del más fuerte, la ley del más despiadado.
La ira burbujeó dentro de Himeya, pero también se mezcló con una profunda tristeza por los inocentes atrapados en esa situación. Su mente luchaba por encontrar una solución mientras su corazón latía con desesperación.
—¿Qué fue lo que hiciste? —preguntó Himeya con voz tensa.
—Más bien, lo que voy a hacer. Este hombre que ves no es tan víctima como tú crees. Este sujeto es un asesino —agregó la bestia, su voz llenándose de rabia y crueldad.
Himeya se acercó a la bestia con cautela, pero sin retroceder ante sus palabras. Su preocupación por su padre se mezclaba con la determinación de enfrentar a aquel ser monstruoso.
—¿Y eso te da permiso para secuestrar personas? —cuestionó Himeya, su voz temblando ligeramente por la emoción.
—Ah, no... eso es otra historia —respondió Zaigor con una sonrisa macabra—. El motivo por el que tengo a estas personas aquí, es porque he estado estudiándote durante un tiempo.
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Omega-Keizer: Primera ▶ Oleada®
Science Fiction"Secuela de: Iniciativa Caídos: Ciber-Amenaza" ❇Haruki Himeya Khang es uno de los mejores pilotos de la fuerza aérea de argentina, con una carrera exitosa y reconocida. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando se enfrenta a una amenaza sin...