Capítulo 10. Arrancó de un sueño.

2.3K 247 52
                                    

Día 18. Tren de las 06:22

—¿Mamá te ha dicho que soy bonita?

Amelia lanzó una mirada llena de amenazas a la rubia que la ignoró completamente, inclinándose hacia el niño para animarlo a responder.

—Sí —respondió él asintiendo enérgicamente.

—¿Y cuándo dijo ella eso?

—¡Señorita Gómez! —intentó interrumpirla Amelia.

—¿Qué? Simplemente me intereso en lo que dice su adorable muchacho.

—Debo haberlo dicho así como así, no insista. Ni siquiera me acuerdo de haberlo dicho.

—Sí —respondió el niño frunciendo el ceño —Al abuelo.

—Henry, es suficiente. Tienes razón, lo dije, ahora pórtate bien.

El pequeño sonrió y se giró hacia Luisita, dejando de lado su dibujo, para gran desespero de su madre que seguramente comenzaba a lamentar ese encuentro.

—¿Tú tocas el piano como mamá?

—No Henry, yo vendo ropa.

—Mamá, ella me ha comprado chapatos.

—Zapatos, Henry, zzz, zapatos —rectificó su madre.

—Chhhhhapatos —intentó el niño.

—Aún no le sale la "z" —dijo divertida mirando a Luisita.

—Ya lo hará.

—Oh, sí, y cuando lo pronuncie correctamente, yo ya me lo estaré imaginando entrando en la universidad de lo orgullosa que estaré. Se pierde todo raciocinio y objetividad cuando se es mamá.

Luisita se echó a reír, rápidamente seguida por la morena.

—¿Ves? —interrumpió el niño visiblemente deseoso de ser el centro de atención.

Ella se inclinó para ver bajo la mesa los tenis "Mickey" que el niño le estaba enseñando, y se divirtió al ver que él deseaba tanto enseñárselos que su madre tuvo que agarrarlo para que no resbalase.

—Henry, ponte bien —dijo ella volviéndolo a sentar.

—¿Has visto Luisi?

—Sí, Henry, son magníficos —dijo ella extasiada.

—Es "Mickey".

—Sí, lo he visto. ¿Lo ves en la tele?

—Mamá no gusta la tele.

—A mamá no le gusta la tele —corrigió su madre —Además puedes ver a Mickey con el abuelo todas las mañanas —se defendió ella antes de girarse hacia Luisita —Preferimos que juegue, lea cuentos, estimularlo antes que plantarlo delante de la pantalla todo el día. Mi padre es como yo, a excepción de Mickey, él prefiere inventarles aventuras y jugar a eso. Cuando mi madre está con ellos, van al parque, a la granja, a cualquier sitio para que disfrute del aire libre.

—Tiene razón. Nunca fui tan feliz como cuando estuve en una familia de acogida que era así.

—Yo crecí así, siempre fuera, a los cuatro años ya montaba en un pony.

—¡PONY! —gritó de repente Henry.

—¿Te gustan los caballos? —preguntó Luisita.

—Sí, como a mamá.

—¿Te gusta todo lo que le gusta a mamá?

—Sí —respondió muy orgulloso.

—¿Y qué le gusta en este momento a mamá?

6:22 Asiento 129Donde viven las historias. Descúbrelo ahora