🔮 Capítulo VIII 🔮

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–Ni siquiera me haz dicho dónde quedaron en verse. Así que vuelvo a preguntarte. ¿En dónde se van a ver?

–En el área de las brujas, en la cafetería que solemos visitar. –dijo un poco melancólica–

–¿En *Maison Bertaux, cierto? –asiente– Perfecto. Entonces, allá vamos. ¿Verdad, algodonsito de azúcar?

Al llamarle como solía decirle cuando era más pequeña, sonríe recordando los lindos recuerdos de su infancia.

[...]

*Nous sommes déjà arrivés, moncher. –dije con una sonrisa genuina–

Mika me devuelve una sonrisa con los labios apretados y asiente con la cabeza para luego bajarse del auto.

–Me llamas. ¿De acuerdo? –vuelve asentir y gira sobre su propio eje y se dirige a la entrada de la cafetería–

A decir verdad, estoy preocupado por mi hija. Se pasó todo el resto del camino callada y con la mirada perdida hacia la ventana.

Odio cuando se comporta así, se empieza a distanciar de todos y empieza a tener pensamientos... nada agradables siendo sincero.

Recuerdo una vez, que cuando volvió de la secundaria, llegó con los ojos rojos e hinchados y sorbiendose la naríz, Kinda y yo preocupados le preguntamos que qué le sucedió y ella respondió que no le pasaba nada.

Una semana después, Kinda se encontró a Mikaela en el baño de su habitación, sangrando de manera abundante porque se cortó las venas.

Si no hubiera sido por mi esposa, ahora mismo mi niña estaría tres metros bajo tierra.

Perdido en mis pensamientos, no siento cuando mi teléfono empieza a sonar Shawn Mendes la canción se titula “There's Nothing Holdin' Me Back”, al revisar que es, vi que era que era mi hermano menor, Kenn.

“Llamada de Doctor Brother 👨🏻‍⚕️”

“–Hola, Kenn. –saludé a mi pequeño hermanito aún en mismo lugar donde deje a mi hija, Mikaela–

–Hola, hermano. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? No te duele nada, ¿verdad? –habló tan rápido que no entendí nada–

–Ey, ey. Para el carro, amigo. Una pregunta a la vez. Primero respira profundo y luego exalas. ¿Okey?

–Okey... –sentí como tomaba aire y después lo dejaba salir–

–¿Mejor?

–Mejor. –podría jurar que ahora mismo estaba sonriendo– Gracias, hermano, siempre funcionan tus ejercicios de respiración.

–Lo sé, lo sé. No tienes que hacer mi ego más grande de lo que ya está. –nos reímos–

–Bueno... –dijo una vez que su risa cesó– ¿Estás bien? Ya sabes me refiero a... “eso”. –dijo preocupado haciendo énfasis a lo último que habló–

–¿A “eso” a qué te refieres? –dije confundido– Oh. –reaccione ya se de lo que habla– A lo que me dijeron hace unos días atrás, ¿no?

–Sí.

–Estoy bien... Estoy... a decir verdad, lo estoy llevando bien. Ya no tengo el mismo miedo que sentí en ese momento.

Hermano... Por favor habla con la familia... Ellos te van a apoyar... Se que papá no te habla luego de lo que sucedió hace unos años pero... eso ya es pasado... no puedes vivir el poco tiempo que te queda con esa angustia y dolor que solo hace que te carcomas por dentro...

F A N T A S Í A Donde viven las historias. Descúbrelo ahora