🔮 Capítulo IX 🔮

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NARRADOR.

Después de pasar una agradable tarde, Alan se va para su hogar en el área H; es decir, el área de los hombres lobos. Mientras tanto Mikaela decide llama a su padre para que le venga a buscar.

Sin embargo, de un momento a otro se empieza a sentir nerviosa.

Sentía una mirada encima de ella que a decir verdad, no era para nada cómoda.

Caminando por las calles del área de las brujas, saluda una que otra persona ya que todas las áreas la conocen por ser la humana que cumpliría la profecía de ese siglo.

Llegando al parque que usualmente suele asistir con su mejores amigos, se sienta bajo el frondoso roble que se encuentra encima de una pequeña colina, dando así las mejores vistas del lugar.

Mika aún sintiendo esa pesada mirada sobre ella, busca desesperadamente quien es el individuo qué hace que ella se encuentre incómoda.

Al mirar hacia arriba lo encontró. Con un grito ahogado, se levanta de golpe y se aleja del árbol.

-Nos volvemos a encontrar, humana. -habló aquel hombre, entonces se dió cuenta-

Esa voz... Esa voz nunca la podría olvidar... Es el vampiro de ayer... -se dijo a si misma horrorizada- ¿Qué hace en el área B? ¿No que los licántropos y las brujas estaban en guerra con los vampiros?

-¿Q-qué haces aquí en el área de las brujas? -preguntó la humana nerviosa-

Baja de las ramas donde se encontraba dejándose ver.

Mikaela seguía traumada (por así decirlo) debido a la belleza de ese ser.

Alto, más o menos un metro ochenta y ocho en cambio de ella que solo media un metro setenta; cabello negro como el carbón; unas fracciones faciales perfectas y delicadas; unos labios rosados y pomposos...

Y sus ojos... sus hermosos y cautivadores ojos rojos opacos...

Sin duda, ese siempre había sido su color favorito y ahora que los ve en él, definitivamente se dió cuenta que no lo cambiaría por nada en el mundo...

Que ojos tan hermosos... -se dijo mentalmente-

-¿Así que mis ojos te parecen hermosos? -dijo él vampiro sacándola de sus pensamientos y está al verle se sonroja robándole una sonrisa discreta al chico-

Entonces comprendió, antes estaba roja de la vergüenza pero ahora está roja pero de la furia.

-¿Me leíste la mente? -pregunta furiosa apretando sus manos a los costados de su cadera-

-Así es, humana. -sonríe de manera malévola haciendo que la chica se enojara aún más-

-¿¡Cómo puedes hacer tal cosa!? ¡Son mis pensamientos y nadie tiene que saber lo que pienso o dejo de pensar, maldito estúpido! -le grita ganándose la atención de algunas personas que pasaban por los alrededores pero los dejaron por incorregible-

Pelea de parejas... Que juventud más problemática... -se dijo mentalmente un hombre que pasaba de la mano de una niño pequeño-

El vampiro molesto por la actitud de aquella humana insignificante, con gran velocidad, le atrapó el cuello haciendo que soltará un gemido de sorpresa, envolviendola en su mano derecha la embistió contra el tronco del árbol, le dijo de manera grave.

-¿Me acabas de gritar? -preguntó enojado, con los ojos brillando a rojo vivo provocando que la chica abriera sus ojos verdes como platos-

Pero si de algo se caracterizaba Mikaela, es que por más grave y peligrosa sea la situación, no debía mostrar miedo a su oponente según había dicho una vez su maestra de Supervivencia.

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