🔮 Capítulo XXIII 🔮

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-¿Por qué te pones así?

-Es mejor que atiendas a clases, recuerda que no eres buena en Matemática y no tienes dominio en los números complejos. -dije ignorando olímpicamente su pregunta anterior-

-Tks. -dice entre dientes- Bien. No me digas nada.

Decidí hacerme de oídos sordos con respecto a lo que me dijo. Y como si nada sucediera preste atención a la clase, que si bien yo era buena en Matemática a la hora de los cálculos analíticos y demás, pero en la geometría... no tanto.

Absorta en la clase, de repente, viene un pensamiento fugaz.

¿Dónde estará Copito de Nieve?

¿Esta bien?

Debido a mi traicionera mente por pensar en ese vampiro (que literalmente no conozco casi absolutamente nada, solo cosas tribales) fruncí el ceño.

¿Qué demonios?

Que carajo me pasa. ¿Por qué siento esa necesidad de verlo? Suspirando pesadamente, trato de evadir todo relacionado con ese ser.

Después de una hora aproximadamente, la clase es terminada y dice el profesor Mont:

-Bien, chicos. Esperen a su profesor de Ciencias el señor Hoffmann. Así que, les pido de favor no salgan del aula y permanezcan en silencio. ¿Les quedó claro? -inquiere nuestro profesor, alzando una ceja-

-¡Sí profe! -gritaron todos al unísono a excepción de Alisson y yo que solo asentimos con la cabeza-

Cuando el profesor Mont sale, automáticamente Alisson se gira para verme y decirme con el ceño fruncido.

-¿Qué bicho a ti te picó? ¿Por qué no quieres hablar conmigo? -dice cruzada de brazos-

-¡Ah! ¿Serás hipócrita? Desde que el tonto elfo oscuro llegó a la parada autobús estabas actuando extraño, si olvidar que tú -la señaló con el dedo-, siempre te sientas junto a mi pero no, prácticamente ese imbécil te obligó a que sentaras a su lado. Además, últimamente se que estás escondiendo algo, ¿el qué es? No lo sé pero de algo si te puedo asegurar, Alisson Buraks, yo lo voy a averiguar por lo que me dejó de llamar Mikaela Aullan. -dije enojada, ella en cambio está sin palabras-

Con todo dicho, decido ponerme mis audífonos simplemente para ignorar a todos a mi alrededor, y eso incluye a mi mejor amiga.

Voy directo a mi PlayList para escuchar mis canciones favoritas. Para así que, la primera que empieza a resonar en mis tímpanos es "Coraline" de un grupo de rock llamado Måneskin.

Está lista de música la conseguí de un teléfono que me encontré una vez cuando pasaba por el parque que solía ir de niña hace unos tres años atrás. Obviamente con el tiempo que no se usaba, andaba descargado y tenía al parecer otro problema, intente llevárselo a un especialista en reparación de teléfono según me había dicho el otro problemilla era la batería pero al darse cuenta que era antiguo me lo quería comprar ya que es muy viejo. Me negué rotundamente y me marché, con suerte mi tío Kenn tiene un taller donde repara cosas en su tiempo libre. Así que, decidí investigar cómo repararlo y ¡Tachan! Está como nuevo, al parecer le pertenecía a una chico humano (que déjenme decirles que tenía un buen gusto musical) que existió muchísimo antes que todos murieran debido a los vampiros y hombres lobos.

Incluso después de mucho tiempo pude recuperar las canciones (todas en general ya que me parecieron muy buena) le hice una pequeña tumba al pie del acantilado Bluew y ahí mismo enterré su celular.

Cada día, voy y rezó por su alma que ojalá pudiera encontrar paz y tranquilidad además de eso que no tenga oido hacia las criaturas mitológicas que hay muchas que no son como sus ancestros.

Ejemplo, mis mejores amigos: los gemelos Alan y Angus. Ellos son hombres lobos, sus antepasados participaron en la extinción de mi especie, eso no lo vamos a negar. Pero ellos, actualmente no son ni la mitad de crueles, ni la mitad de egoístas o hijos de... bueno, ustedes saben.

La gran mayoría me dice: "¡Ey! ¡¿Cómo puedes ser amigos de todos los de el área H, todos son hombres lobos que ellos mismos acabaron con los humanos?! ¡¿Cómo puedes estar tan tranquila?!" Me dicen y yo de manera muy simple: "Lo que hicieron los ancestros de mis amigos no me incumbe en lo absoluto, ya que me importa más las personas del presente que los de el pasado. Ay un viejo refrán que dice, pasado pisado"

Claro, es que mi forma de pensar y ver las cosas como son. ¿No creen, chicos?

NARRADOR.

Mikaela simplemente sigue escuchando su música sin interrupciones. O eso creyó ella al verse interrumpida por Alisson dándole un pellizco en su brazo.

-Ash. Maldita, eso me dolió, bruja desgraciada. -dice la humana sobándose en su lugar afectado-

-Mikaela, ¿ese no es el vampiro que casi te mata? -susurra mirando hacia el frente sorprendida-

La chica Aullan, intrigada por la reacción de la bruja decide mirar en la dirección y vaya sopresa que se lleva.

-No puede ser cierto. -agranda los ojos y de sus labios esas son las únicas palabras que dice-

Por la puerta de el salón entra un vampiro literalmente guapísimo; camisa de seda rojo sangre que hace corresponder con el mismo color de sus ojos; unos jean azul oscuro casi negro resaltando su cadera, muslos y ya saben, la retaguardia (cara fachera, facherita) junto a unas botas color negro.

-Buenos días a todos. -dice con voz neutral y mirada afilada- Yo seré su profesor de Ciencias, Jossef Hoffmann. Los que están presentes en Rotrak Wooldy Fantasy vinieron a llenarse de sabiduría y conocimientos, no para andar payaseando por los pasillos. Mejor se hubieran quedado en su casa durmiendo o que se yo. -mira cada cara para poder así grabarla en su memoria por si hay un inconveniente- ¿Quedó claro, damas y caballeros? -pregunta-

Todo bien por ahora.

Pensó el vampiro, tranquilamente. Obviamente su tranquilidad se vió interrumpida al percatarse de la humana que roba sus pensamientos, que lo vuelve loco desde que se encontró con ella en la estación de trenes, la que estuvo a punto de follar...

En fin, la dueña de sus locuras.

Lo cierto es que no se espero verla tan rápido, aún no estaba preparado para enfrentarse. Y más después de haberle mentido sobre su identidad.

Bueno, un poquito nada más.

Le contó que era de la realeza, que daba clases en una prestigiosa universidad, sus criaturas mitológicas favoritas eran las hadas por su diminutivo tamaño. Incluso le dijo su nombre, ¿no?

Maldición.

No le dijo como se llamaba, él si sabía cómo se llamaba porque podía leer su mente pero ella no.

Gran partidazo eres, hombre. Siempre se te olvida lo esencial. Realmente, en vez de ser un gran partidazo en realidad eres un gran imbécil.

Podría jurar que si su hermana Dixty estuviese viva le diría eso.

Pero eso no cambia el hecho que está feliz de verla. Así que, sin importarle nada sonríe, sonríe a lo grande mostrando sus colmillos cosquilleando en la punta. Ansiosos de encajarse en su cuello y chupar su sangre como si no hubiese mañana.

En cambio, Mikaela por algún razón que ella totalmente desconocía, sabía que esa sonrisa era suya. ¿Cómo? No tenía conocimiento, tal vez instinto, o tal vez puede ser algo más...

Tal vez, sea el deseo que se tienen mutuamente...

¿Quien sabe?

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