f i x y o u ; j e n l i s a

v e i n t e

La lluvia caía sin cesar aunque el frío se había disipado en las últimas horas.

—No sé exactamente que debemos hacer.— Confesé, Shua ayudaba a Solar a tomar un baño y nosotros en la sala de esta vieja casa simplemente disfrutábamos la sopa y canciones raras que sonaban en el radio.

—Sabes, no quiero sonar como un completo egoísta..—Susurro mirando el techo, Jungkook parecía tener una pelea interna en ese momento.—Pero estoy muy cansado de vivir en guerra, este pueblo parece mágico, no hay balas, no hay soldados, simplemente tranquilidad, quiero quedarme aquí para siempre, amo a mis padres, mi familia, pero siento que yendo con ellos simplemente les daré más problemas, somos fugitivos ahora, no debería de ser así.

–No debería, cuando entre al ejército, ellos me obligaron, me alejaron de mis padres, limpiaron mi alma de cualquier sentimiento, mi único objetivo era pelear, pelear y ganar... Olvidé escribirle una carta a mi madre, enviarle una foto a mi padre, preguntar por mi familia, ellos me hicieron sentir que el ejército era todo, mi vida, sueños y metas, sonará muy cliché pero cuando casi muero, estando en ese hospital en medio de la nada... Volví a nacer, no solo gracias a Jennie, también fue como tomar un descanso y darme cuenta de lo loco que era que un grupo de personas desconectaran mis emociones y trataran de convertirme en una maquina de matar.

–Son un pieza más en este rompecabezas.–Interrumpió Shua, llevaba a Solar de la mano intentando hacer que caminará de manera lenta y desconfiada.–Este pueblo es de los pocos que se han mantenido alejados de la guerra, la mayoría son hijos de los primeros invasores Japoneses que llegaron a Corea, mujeres y niños que nacieron del amor... Amor en los inicios de la guerra...–Mis compañeros y yo nos quedamos sorprendidos, en todos los días viviendo con la anciana, no sabíamos nada más que su nombre, ahora y tal cual niños nos quedamos expectantes esperando por más, ella tomo un sorbo de la taza que había en la mesa y suspiro pesadamente.–Llegue a Corea con otras cuatro chicas, habíamos sido entrenadas con todos los procedimientos médicos de la época, era joven y creía que mi país hacía lo correcto, cuando estuve en medio del combate... Mirando a soldados morir frente a mi, era horrible, quería ayudarlos a todos... Sin importar que bandó fuesen, pronto descubrí que no queríamos liberarlos como nos habían hecho creer, querían doblegarlos y conquistarlos, junto a otro grupo de soldados y enfermeras peleamos contra nuestro propio régimen... Mi mejor amiga murió, pero no fue en vano, mis compatriotas firmaron un acuerdo y prometieron respetar esos pueblos que decidieron alejarse de la guerra, somos pocos y se necesito de mucha sangre... Ahora tengo miedo, su país no aseguro seguridad para nosotros, ahora que han sacado al ejército Japones solo es cuestión de tiempo para que su pueblo ataque nuestros pequeños asentamientos.–Terminó de contar, un par de lagrimas adornaban sus marcadas ojeras.

–Entonces... ¿Es seguro quedarnos?.–Cuestionó Jungkook

–No lo será en unas semanas, por el momento todo esta tranquilo, Solar posiblemente sane en un 85% en unos días más, el problema es que no podrá caminar largas distancias y estoy muy preocupada por su problema con el transporte, hay casetas por todas las carreteras, creo que por el momento su opción más viable sería seguir moviéndose a pie tratando de no ser vistos.–Un silencio nos acompañó durante los minutos siguientes, sentía una presión en el pecho, un gran dolor como si de una aguja pasando por mi corazón se tratara.

Casi podía notar cada batalla peleada en Shua, en cada arruga de su rostro, en sus ojos cansados y su expresión al hablar, sin poder evitarlo me parecía un espíritu libre, no podía evitar sentir admiración, era una anciana sabia y luchadora, las personas del pueblo nos trataban de la mejor manera por respeto a ella y es que ella merece respeto, admiración y me sentía pésimo por haberla juzgado antes de tiempo.