c i n c o *Maratón

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–Vamos no seas mala conmigo.

–Lisa, no quiero que los demás piensen cosas que no son.

–Solo te estoy pidiendo que te acuestes a mi lado, no que me beses.

Miré al techo frustrada, quería sentarme a su lado y leerle un libro, pero mucho se hablaba de mi por los pasillos del viejo hospital.

–¡Agh!, esta bien, ¿Qué libro quieres?.–Pregunté rendida, mi vieja caja con libros estaba a su lado.

Noté como con curiosidad buscaba entre las viejas hojas, sacó uno que para mi era completamente romántico.

–Oh no, ¿Te gustan las cosas tan cursis?.–Pregunté indignada.

–No es que lo ame, pero me reiré mucho cuando lo estes leyendo y hagas las voz de...–Busco en las viejas páginas.–Valentin.–Término en tono burlón.

–Te odio a veces.–Me quejé sentándome a su lado.

Comencé a leer el libro, nunca lo había terminado siempre me quedaba en el inicio tan lleno de amor y felicidad, recordaba perfectamente el día en el que mi tío me lo regalo, si, me llevaba muy bien con ese hombre, quizás porque él al ser un borracho sin futuro era un rechazado de la familia, y yo... Bueno yo era Jennie, la hija fruto de una traición a la que nadie quería ver en las cenas familiares, estábamos abajo y nos entendíamos bien, ese hombre había sido como el padre que nunca tuve.

Me sorprendí al ver que de la mitad en adelante no era tan empalagoso como el inicio, hasta hoy entiendo porque mi tío me lo regalo.

–Y siempre escucharé tu nombre, siempre estaré mirando tus ojos, pero nunca estaré tomando tu mano, porque el amor al ser la razón de nuestra existencia termina, tristemente siendo lo que menos podemos encontrar en este mundo de mierda.–Leí en voz alta, estaba tan melancólica con Valentin y su desdicha.–Condenado a vivir una vida enamorado de la persona que no puedo tener, ¡Oh amor! ojalá pudiese ver tu rostro todas mis mañanas.

–No sé si darle una patada en el trasero o ir a  abrazarlo para proteger su corazón rotó.–Susurro Lisa acariciando mi cabello, ya era bastante tarde, el sol hacía varías horas se había ocultado pero ella parecía más despierta que nunca.

–Siento que su personaje causa ese amor odio.–Explique, sin querer me gire y nuestros rostros quedaron muy cerca.

–¿Por qué eres tan hermosa?.–Preguntó, sentí mis mejillas quemar.–No debería de decir esto, porque esta mal pero no puedo quedarme callada, me estoy enamorando de ti Jennie Kim, de tus lindos ojos, tu bella sonrisa y tu manera perfecta de pensar, eres... Lo que esperé durante años.

–Solo estas confundida Lisa, te he tratado bien, te he brindado mis cuidados, por eso te "enamoraste" pero no es eso, es solo agradecimiento.

–Jennie...

–Lisa por favor.–Pedí bajando de la cama, guarde el libro ante su mirada atenta.

–¿Por qué no?.–Preguntó en tono enojado.

–Porque no.

–¡¿Por qué no?!.–Volvió a preguntar más exaltada.

–¡Porque soy como una máquina de café sin una pieza, nadie puede arreglarme!.–Confesé dejándome llevar por mis emociones.

Ella simplemente me siguió de manera torpe por toda la habitación, cuando me atrapó me abrazo por detrás dejándome inmóvil.

–Amo el café y soñaré cada día con arreglarte, un día lo lograré, solo permiteme intentarlo.

Y quizá debí ver hacía otro lado y no a sus lindos ojos, esos que me mostraban que solo necesitaba amor, ella lo necesitaba y yo aunque no lo admitiera también.

f i x y o u ; j e n l i s aDonde viven las historias. Descúbrelo ahora