s e i s

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El amanecer parecía una linda promesa nueva, todas las trabajadoras salimos a tender la ropa ya que la vieja secadora se había estropeado hacía meses.

Cuando entre con el desayuno noté que tanto Lisa como Jisoo parecían inquietas, como si les hubiésemos inyectado una dosis de energía.

–Rosé, ¿Tú le diste algo a Jisoo?.–Pregunté cuando la encontré jugando con ellas.

–No, ¿Y tú a Lisa?.

–Nada.–Respondí, ellas siguieron jugando ajedrez mientras yo leí un libro.

–¡Doctora Jennie!, ¡¿Dónde esta Jennie?!.–Irene entro a la habitación con preocupación.

–¿Qué sucede?.–Ella no dio detalles, solamente pidió que la siguiera, Rosé, Jisoo y Lisa me miraron con duda antes de irme tras ella.

–Son los militares.–Explico antes de pasarme el viejo radio.

–“Al norte, la ruta esta en sus manos, salvar a los que puedan.” eso fue lo único que la voz masculina dijo, esas palabras que tanto había temido escuchar por años, las estaba escuchando ahora, una sensación de miedo recorrió todo mi cuerpo para después convertirse en valentia.

–Irene, habla con todas, preparen lo necesario.–Pedí a la asustada chica, camine por todos los pasillos dando la noticia.

–“Alerta Roja, preparen todo”.–La mayoría me miraban con miedo al saber lo que eso significaba.

Sabía que Rosé se asustaría mucho, pero tenía que decirlo.

–Rosé, alerta roja, prepara todo.–Dije de manera seria entrando a la habitación, ella me miro sorprendida.

–¿Qué es alerta roja?.–Pregunto Jisoo inocentemente.

–Significa que hay peligro, pueden descubrir el hospital y querer matarnos–Explicó Rosé.

–¡Se supone que es confidencial!.–Me quejé, Jisoo y Rosé se fueron a preparar todo, Lisa solo me veía con miedo desde su cama.

–Dijiste que era un lugar seguro... No quiero irme.

–No puedes quedarte.–Sentencie sacando mi mochila.

–Me mentiste...

–¡Lo siento!, pensé que era seguro, no es culpa mía, quisiera poder llevarte a donde quieras pero no puedo, y ni creas que te quedaras aquí, no te dejaré morir de ninguna manera.

Creo que mis palabras la convencieron pues comenzó a guardar todo lo que podía en la mochila.

–¿A dónde vamos?.–Preguntó cambiándose de ropa, mire el viejo mapa y señale al norte.

–Al norte....

–¡Estas bromeando!, no podemos ir al no norte.–Se quejó mientras subía sus viejos pantalones.

–Es la ruta que me enseñaron, no puedo desobedecer ordenes.–Explique, metí lo que pude en la mochila que Lisa llevaría, la mía no podía cargarla ya que llevaba todo lo necesario para sobrevivir.

–Yo te recomiendo ir a la montaña.

–Lisa, esta no es una misión militar, es un escape, quedaríamos enmedio del combate que pase abajo si nos quedamos en la montaña.

–¡Lo sé!, pero deberías hacerme caso, es más seguro.

–Creeme ir al norte es más seguro que ir y ponernos enmedio de la batalla.

–Jennie....

–Lisa dije que no, ahora vámonos.–Ella me miro con enojo y comenzó a caminar, su movilidad ya era mejor.

Todos nos reunimos al frente del viejo hospital, esta era una de las imágenes que nunca quise ver, todas las enfermeras reunidas con sus mochilas, el cielo se veía más oscuro de lo normal, si, seguramente iba a nevar, me alegraba no tener pacientes tan mal por el momento, la mayoría podía caminar sin ningún impedimento.

–Nos dirigiremos al norte y esperaremos un rescate.

–Jennie...–Lisa trato de decir aunque se calló al ver mi mirada.

–Lisa por favor, solo nos queda apegarnos al plan.

–No, podemos salvarnos si subimos a la montaña, por favor Jennie confía en mi.

–¿Por qué deberíamos confiar en ti?.–Cuestiono Wheein ayudando a su paciente, un soldado sin una mano que recién comenzaba a recuperarse.

Me sentía contra la espada y la pared, algo dentro de mi pecho me decía que debía confiar en Lisa, pero mi cerebro se negaba a perder mi grupo por una tontería.

Un estruendo se escuchó a lo lejos, seguramente de una bomba, trague fuertemente y ciegamente decidí.

–Subiremos a la montaña, busquen algo blanco, si nos quieren atacar muestrenlo y quizás nos perdonen la vida.

–No moriré por seguir los estúpidos planes de un soldado, podría haber estado a cargo de toda la guerra pero no confiaría en sus planes.–Solto Wheein con enojo y odio.

–¡Ya!, saben, si Lisa lo dice deberían escucharla, ahora todos muevan su maldito trasero antes de que se los cuelgue en un árbol.–Intervino Jisoo.

Miré a Rosé soprendida y comenzamos a caminar en silencio.

–Hasta Jisoo tiene un lado rudo.–Susurré dándole un codazo a mi amiga.

–Lo sé es perfecta, ahora camina más rápido antes que nos quiera patear el trasero.

Lisa y Jisoo guiaban de manera lenta el recorrido montaña arriba, la nieve se hizo presente una hora después, los árboles comenzaban a ser cubiertos por un manto blanco.

Ya no me daba miedo la guerra, me daba más miedo la tranquilidad que la montaña nos estaba brindando

f i x y o u ; j e n l i s aDonde viven las historias. Descúbrelo ahora