Prologo

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Un híbrido búho y cuervo se hallaban escapando de su hogar el cual ahora estaba lleno de sangre y cazadores. Sus pisadas eran rápidas pero cuidadosas, lo último que querían era ser atrapados.

—¡ALLÁ HAY DOS MÁS, ESTAN ESCAPANDO!— aquello les dio entender que los habían visto, apresuraron sus pasos más y en un momento ambos abrieron sus alas y volaron para alejarse.

Sus ojos se hallaban llorosos, tenían miedo de que pasaría, no querían perder a ninguno. El grito del búho descoló al cuervo al cual luego agarrón.

El búho empezó a atacar a todos los cazadores sin piedad alguna hasta que uno lo tomó por la espalda, no pudo defenderse más después de eso. Miro hacia al frente encontró a su esposo siendo acorralado y con un cazador listo para cortar sus negras alas.

Quienes lo tenían empezaron a golpearlo para inmovilizarlo por completo, puso resistencia pero se le era imposible, nuevamente vio a su amado y éste lo vio para luego soltar un grito con su nombre.

—FARGAN!!!





Se levantó alterado, cada día era lo mismo, ver la misma pesadilla de siempre, ver aquel sufrimiento, ver aquello que perdió para siempre...

—Fargan tío, ¿te encuentras bien?— pregunto su compañero policía, Alexby. Estaba preocupado por su amigo y amor secreto. Para evitar recibir más preguntas, el híbrido búho puso la misma sonrisa de siempre en su cara y contestó.

—Solo una pesadilla, nada importante Alex. ¿Haz visto a Willy?— hablo relajado como siempre, su compañero empezó a tratar de recordar donde se encontraba el albino y cuando lo recordó dio una fuerte chasquido.

—Ya sabes cómo están las cosas desde que volvimos, la desaparición de Luzu le afectó mucho a el y a Vegetta— comentó el de baja estatura mientras veía a la montaña que poseía una gran muralla.

—Cierto... ¡bueno! Me tengo que ir, mi jornada termino, aparte tengo algo importante que hacer— hablo el de alta estatura, listo para irse.

Ambos se despidieron y Fargan salió de la comisaría listo para irse al bar, esa noche se permitiría un par de copas. Sin mas se fue volando para allá, al llegar se encontró con algo extraño, Willy y Vegetta tomando, decidió acercarse y sentarse con ellos, no estaría mal compañía.

Ambos lo aceptaron con los brazos abiertos a la mesa y empezaron a tomar más, los 3 tenían grandes penas que el alcohol les permitía olvidar por un tiempo. Con el tiempo pasando rápido más personas llegaron, entre ellos sus demás compañeros héroes, todos tomaron una botella para echar las desgracias de lado, la vida les hirió mucho ¿Por que no beber hasta olvidar tu nombre para dejar de pensar en ello?

Prólogo – Pesadilla perpetua

El día que lo perdí todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora