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-¿Entonces ya puedo salir?

-Sí, hijo. —Yuta abrazó a su madre. Le dió una muy buena noticia y es que ya podía salir del hospital e ir a su casa.

Bueno, él realmente no pensaba en ir a su casa. Iría a ver primeramente a Taeyong. Quería saber cómo estaba.

Esto de que ninguno tenga celular lo hacía complicado, ya que las únicas intermediarias eran sus amigas y sinceramente, no es lo mismo.

No fue tanto. Dos días para hacerle incontables estudios y por suerte, fuera de los golpes que recibió y de que comía poco y nada, no tenía absolutamente nada.

Estaba agotado, fueron muchos días, había perdido la noción del tiempo que estuvo encerrado en el lavadero de Kwan. Sin comer, a oscuras casi siempre y recibiendo golpes. Sí, fue horrible.

Pero ahora estaba libre. Sus amigos aún no pero para eso salía también.

Es la principal víctima de Kwan, así que tiene que contarle a la policía todo lo que ocurrió, dar su testimonio.

No fue nada fácil entrar a la sala y ver a dos policías sentados, esperando por él. Se le bajó la presión pero trató de mantenerse tranquilo para no verse sospechoso.

Terminó después de 2 largas horas. Parecía que todo salió bien ya que sus amigos saldrían de la cárcel después de algunos controles que él no entendía. El tema es que sus amigos estarían absueltos de todo.

Teniendo en cuenta lo que supo de parte de Nayeon, es que todos tuvieron que testificar, ya sabes, cosas que él no entendía y nadie le explicaba. Faltaba él que, bueno, ya lo había hecho.

No encontraron nada sospechoso en sus relatos.

Largos meses se le venían. Sabía que habían muchísimos procedimientos que hacer, tenían que juzgar a Kwan y los otros agresores, ir a juicio y esas cuestiones que a Yuta no le agradaba mucho saber. Por suerte su madre lo ayudaría en todo. Largos procedimientos le quedaban de ahora en más.

Eso pensó en todo el viaje hasta su casa. Al llegar ni siquiera sé inmutó por demostrar interés en regresar a su hogar, sino que fue inmediatamente a la casa de su mejor amigo. ¡Dos días! Era mucho, demasiado tiempo. Aunque bueno, antes de esos minutos que compartieron hace dos días no se habían podido ver en dos semanas.

Todo le resultaba muy extraño. No se sentía real.

Tocó la puerta, esperando una respuesta rápida. Segundos pasaron para que la madre de Taeyong le abriera. Hipso facto lo abrazó con nostalgia, abrazo que correspondió.

-¡Yuta querido! —No sabía que la madre de Taeyong le tenía tanto afecto. Incluso estaba llorando. Se sentía conmovido y sobre todas las cosas, mucho más querido que antes.— Discúlpame. —El japonés la miró a los ojos. Sí, estaba llorando.— Eres un hijo para mí. Ah...

Los sentimientos de su mayor lo hicieron lagrimear.

-Usted es mi segunda madre. —”Aunque quisiera que seas mi suegra"

-Venías a ver a Taeyong me imagino. —Entraron a la casa.— Está arriba durmiendo. Es lo único que hace desde que salió del hospital. —La sonrisa del japonés se tatuó en su cara.

-¿Cómo lo vio? —Le hace una última pregunta antes de subir en busca del coreano.

-Está bien. Ahora su color de piel es el morado pero él ha sido un chico fuerte. Me contó que lo primero que hizo cuando estaba en el suelo recibiendo golpes es seguir un consejo de su padre. —Suni puso sus brazos cubriendo su nuca y cabeza.

Transexual | YutaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora