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El sol aterrizaba justo en la carpeta de Taeyong, que se caía del sueño. El pobre estuvo toda la noche repasando para la prueba que había terminado hace unas horas. Las clases estaban por acabar el día de hoy y eso es lo que le ponía contento, porque al menos podría llegar a su casa y dormir algo.

Yuta le acariciaba la cabeza con todo el cariño del mundo, estaba cansado y lo que no necesitaba eran caricias en la cabeza, lo harían dormirse más rápido. Pero claro, si esas caricias provienen de la mano del japonés, no podía negarse.

Flashback

Cuando tenía 7 años, Taehee en su entonces, observaba por el porche de la entrada principal de su casa como camiones de mudanza iban y venían en la casa de al lado. Había un gran automóvil negro estacionado y una pareja discutiendo amablemente con algunos de los acomodadores.

-Hola. —Se había fijado en tantas cosas que, no se había dado cuenta que un niño de su edad estaba parado al lado suyo, diciéndole hola por más de dos minutos.

-Oh... Hola... —Respondió Taehee, un poco tímida.

-¡Me llamo Nakamoto Yuta y tengo siete años! —Dijo animado el pequeño japonés.

-¡Yo también tengo siete! —Taehee parecía animada también.— Umm... Me llamo Taehee.

-No entiendo mucho, soy de Japón.

-Ohh —Taehee se marchó dentro de su casa, y en nada volvió con su madre sosteniendo de su mano con fuerza.— Mami, Yuta es de Japón.

La señora Lee se agachó a la altura de Yuta, y le sonrió cálidamente.

- un poco de japonés. —Espetó en el idioma del niño frente suyo, que sonrió en respuesta.

El señor Lee se infiltró entre el acumulo de adultos y niños para observar a su esposa, con el amor que una persona puede sentir por su pareja, con quien compartió años y años de vida.

-¡Papá, Yuta es nuestro nuevo vecino!

-Sí, al parecer tienes un nuevo amiguito, cariño.

Los Nakamoto se acercaron donde su niño.

-¡Hola! Somos sus nuevos vecinos. —El señor Nakamoto habló con su coreano fluido, mientras que la joven señora asentía.— Me llamo Nakamoto Hideaki y mi esposa Nakamoto Ai.

-Lee Sungjin y Lee Suni. Es bueno ver a gente nueva en este vecindario.

-¿Tú y yo vamos a ser amigos no? —Taehee preguntó con sus ojos brillando, a lo que Yuta, feliz le respondió:

-Sí, seremos los mejores amigos.

Fin del flashback.

-¿Te acuerdas de la primera vez que hablamos? —El coreano le susurraba. Yuta sonrió con nostalgia.

-Claro que sí, eras muy pequeño, y yo también... Ni siquiera sabía hablar coreano. —El japonés trataba de envolver su brazo encima de los hombros de Taeyong, que cuando se dió cuenta de aquel acto, apoyó su cabeza en el hombro de Yuta.

-Oh... Eras tan tierno, y bueno, ahora eres... Tú. —Se carcajeó para ellos mismos. Yuta miró al frente, indignado.

-¿Ya no sigo siendo lindo y tierno? —Su semblante triste estrujaron el corazón de Taeyong.

-Lo eres, sólo bromeaba. Creo que eres el chico más lindo y tierno de esta clase.

-¿Más que Jungwoo?

-Más que Jungwoo.

-Me alegra saber que piensas así de mí. —Yuta volvió a sonreír con autosuficiencia.

[...]

-Espérame aquí Tae, voy a comprar algo y nos vamos. —Le pedía amablemente el japonés, dejando solo a Taeyong en el portón del colegio.

Taeyong simplemente siguió su órden y con un fin divertido, sacó su celular con los auriculares para escuchar música mientras su amigo tardaba. La voz de la solista Sunmi retumbaba por sus oídos y ya que estaba, revisaba alguna que otra red social.

Estaba tan tranquilo y en su mundo que cuando el celular cayó al suelo destrozándose, se asustó mucho, y más sabiendo que ese manotazo que hizo a su celular caer, había sido de Kwan.

-¿Qué haces aquí? ¿Me estabas esperando, Taehee?

-Kwan, por favor, dejemos esto por las buenas, ¿Sí? —El grandote no parecía querer dejar nada por las buenas, su acercamiento constante significaba que Taeyong podría recibir una paliza.

La seguridad de la escuela no estaba ahí, estaban completamente solos, ni siquiera estaban en el portón, porque Kwan agarró de la camisa a Taeyong y se lo llevó un poco más lejos.

-¿Cuándo vas a entender que no eres un hombre? ¡Eres una maldita aberración para este mundo! —Taeyong cerró sus ojos al momento de caer en el suelo, estaba por recibir golpes de Kwan, aunque la voz de su mejor amigo hizo que pueda abrir sus ojos con cautela.

-¡¿Qué te pasa?! —Le preguntó Yuta con grima.— ¡Tú te la buscaste! —Un golpe en el perfil de Kwan lo hizo desestabilizarse. El japonés se dió media vuelta para levantar a su mejor amigo.— Vamos, antes de que se vuelva a parar. —Dijo tan rápido que sus palabras salían raras y se fueron lejos, escuchando la advertencia del más grande.

-¡Yuta te las verás conmigo!

Transexual | YutaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora